Algo ha oído o algo ha deducido Javier Tebas, que asegura que no le extrañaría que a medio plazo la Liga Saudí llame a la puerta de las competiciones europeas, con muchos millones en las manos para que le dejen jugar a sus equipos. Y Tebas lo dice con preocupación, porque supondría que saltara por los aires –aún más– el sistema de fair play financiero que permite a la vez que no haya equipos dopados económicamente y que los clubes no se arruinen al no poder gastar lo que no tienen. Todo ello en teoría, porque los grandes clubes –sobre todo los ingleses– le han buscado los resquicios a la ley y juegan con la ventaja de los petrodólares de los árabes, ésos mismos que pronto querrán dar el paso de ver a sus propios equipos en los grandes torneos europeos. Fútbol a pérdidas ilimitadas, siempre que haya un jeque que las asuma, que revienta la competitividad de los clubes que viven solo –como debería ser– de lo que generan.