La lista más votada, jajaja

– “Plan de calidad institucional”, pomposo nombre ha escogido Alberto Núñez Feijóo, el del efecto ya no tan efecto, para atraer unos titulares de aluvión y darnos de qué hablar a los opinateros. Y la primera, en la frente. Se suponía que la propuesta estrella de la batería pirotécnica era empujar al PSOE al comprometerse a dejar que gobierne la lista más votada en cualquier institución. Sin que los socialistas tuvieran tiempo siquiera de contestar que verdes las han segado o que a otro perro con ese hueso, cayó el fuego amigo por el lado acostumbrado. Isabel Díaz Ayuso, quién si no, se desmarcó. Como primera excusa, señaló el clásico: que el partido de enfrente no iba a querer. Pero no tardó en confesar el auténtico motivo. En su día, ella fue elegida presidenta de la Comunidad de Madrid después de que el PP fuera segunda fuerza gracias a los apoyos de Ciudadanos y Vox. Defender ahora lo contrario de lo que la encumbró cantaba mucho.

Fichaje de tránsfugas

– Más allá del chasco en la medida de campanillas, lo divertido es escuchar al aspirante a presidente del gobierno español que la suma de las iniciativas que presentó en el lugar donde se parió la constitución de 1812 pretende “regenerar la democracia y recuperar el prestigio de las instituciones”. Lo suelta el baranda del partido que acaba de fichar —prácticamente, a golpe de talonario— a Sergio Sayas y Carlos García Adanero, dos individuos que, a día hoy, siguen negándose a devolver los escaños del Congreso de los Diputados que obtuvieron en representación de Unión del Pueblo Navarro. A la espera de conocer la canonjía que le caerá a Sayas, ya es oficial que Adanero será el candidato del PP a la alcaldía de Iruña. Ello, insisto, mientras el tipo sigue, igual que su compadre de chaqueteo, facturando como culiparlante en la Carrera de San Jerónimo.

Pactará con Vox

– Así que Feijóo puede llenarse la boca con todos los planes de regeneración que le venga en gana y marcarse mil peroratas vacías sobre la necesidad de devolver la dignidad a las instituciones, que no colará. O, mejor dicho, que no debería colar porque los hechos contantes y sonantes lo retratan como valedor de dos tránsfugas de manual que no tienen más principios que los que les aseguren un sueldo público. Por lo demás, ya les voy apostando que, una vez contados los votos de mayo, el líder de los genoveses será el primero en pasarse por el forro lo del respeto a la lista más votada. Como ya hizo en 2019, su partido pactará con Vox —sí, por mucho que ahora le haga asquitos a los abascálidos— allá donde le salgan los números.