Hasta el 7 de marzo

– Con ciertos amigos, quién necesita enemigos. Unidas Podemos, en nada casual comandita con EH Bildu y Esquerra, consiguieron ayer retrasar tres semanas el inicio del trámite parlamentario para la reforma de la ley del Solo sí es sí. Será el 7 de marzo, víspera del día en que el feminismo volverá a salir de nuevo dividido a las calles, cuando eche a andar la cosa. Para entonces, siguiendo la dolorosa progresión matemática, es harto probable que se haya rebasado el millar de delincuentes sexuales que han visto reducida su pena o, directamente, han salido de prisión. En el momento de teclear estas líneas, la vergonzante cifra asciende a 517. El último o quizá ya solo el penúltimo de los beneficiados ha sido el tristemente célebre violador del portal de Lugo, que abandonó ayer la cárcel. Su víctima se enteró por la llamada telefónica de un policía. Quizá otro gallo cantaría si quien realizara esas llamadas fuera la delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell, que, viviendo en su propia realidad, ha tenido el cuajo de afirmar que no hay tanta prisa en la reforma porque “el mal ya está hecho”.

Cálculo electoral

– Sí, a ese punto de indecencia se ha llegado en las declaraciones de quienes, además de ser las expresamente nombradas para impedir las injusticias contra las mujeres, se vienen arrogando su representación en régimen de monopolio. Este cada vez más triste episodio parece demostrar exactamente lo contrario. El sufrimiento, el dolor y la persecución de los victimarios pasa a segundo plano ante la refriega polítiquera. Estamos en una fría y calculada batalla por el relato que no tiene más objetivo que situarse en una mejor posición ante las dos citas electorales que nos esperan en los próximos meses. Y ahí nadie es inocente. Tampoco el PSOE, que ha tardado tres meses y un puñado de encuestas —externas, pero sobre todo, internas— en caer en la cuenta del roto en las urnas que le puede hacer la sangría de violadores y pederastas agraciados por el agujero de una ley de la que es tan responsable como su todavía socio morado.

Le conviene al PSOE

– Quizá me equivoque en el vaticinio, pero todo apunta a que los socialistas van a rentabilizar la rectificación. Incluso al precio de retratarse con PP y Vox, que han corrido a embarrar el campo apoyando la reforma de la norma que detestan, la nueva postura del partido mayoritario del gobierno español conecta con la que estoy por jurar que es la de la mayor parte de una ciudadanía cada vez más confusa y cabreada. Pero Podemos y sus aliados no parecen verlo así.