Tiene pinta de que Brasil llegará lejos en este Mundial. De momento ya tiene plaza en octavos y sin despeinarse. Cabe que su juego rácano sea consecuencia directa de su complejo de superioridad. Tite prefiere que sus estrellas vayan con el freno de mano echado y estos se muestran muy obedientes, tanto es así que el producto que venden resulta hasta vulgar, impropio de la calidad técnica que atesoran. Sin embargo, es suficiente para, al menos en la fase actual, resolver cada compromiso eludiendo apuros. La historia dice que este perfil bajo en ocasiones se les ha vuelto en contra dando lugar a disgustos muy sonados, aunque viendo a Suiza o hace unos días a Serbia, la posibilidad de un revés es pura utopía.

Para hacerse una idea aproximada del espectáculo visto este lunes, señalar que fue un acierto de la organización colocar el partido en la hora de la siesta. Dos selecciones jugando al paso durante una hora invitan a cerrar los ojos y soñar con que el fútbol puede ser maravilloso. Andando sobre el verde, los unos y los otros, dando cientos de pases de seguridad, hacia atrás o en paralelo, ninguna aceleración ni intencionalidad con el balón, cero regates y como fruto de este compendio de datos ilustrativos de una sesión insufrible de aburrimiento, un tiro a gol en el único despiste europeo, un centro cruzado de extremo a extremo que Vini conectó mal, con la suela, para que Sommer estrenase los guantes.

Como la esperanza, dicen, es lo último que se pierde, quedaba la segunda mitad para ver algo decente. No hubo gran cosa, pero sí que el ritmo subió levemente y sí que Brasil, tras un amago de agitación de su rival, revistió de una pizca de gracia sus evoluciones. No era necesario nada del otro jueves para superar su registro previo, de no proponer nada en absoluto a ligar un puñado de combinaciones en terreno rival va un trecho y con eso hubo que conformarse. Y de esta manera, con pinceladas sueltas fue descosiendo a un bloque de granito cuya aspiración no excedía el 0-0.

Vini marcó en una acción luego invalidada por fuera de juego de Richarlison y nacida de un mal control propio que desorientó a Suiza. Ya había comenzado el carrusel de cambios en ambos bandos. Murat Yakin se limitó al hombre por hombre, no fuese a ser que se le moviese el esquema de futbolín, y Tite introdujo a varios delanteros a fin de resolver un duelo que se antojaba pan comido. También metió a Guimaraes, medio que se asocia con cualquiera, una novedad interesante en mitad de un panorama errático.

Raphinha protege el balón de Remo Freuler. Neil Hall | EFE

Suiza sufría cuando se enfilaba el tramo final, las posesiones insípidas le valieron para reservar fuerzas, pero una vez que el rival tiró algo de imaginación, sin exagerar pero lo suficiente para obligar a un mayor gasto, puede que se acordase de esas pocas contras de que dispuso en el primer acto y que por razones desconocidas malgastó con un pasecito atrás para que Brasil se reubicase en torno a su área. Si no fue así, seguro que cuando Casemiro, a la altura del punto de penalti, agarró un chutazo a cesión de Rodrygo lamentaría esa nula ambición que le convierte en un rodillo defensivo y una ruina en el plano ofensivo.

Adquirida la ventaja, con Suiza incapaz de proyectarse hacia adelante, fue el turno de las jaimitadas de Vini, taconcitos, amagos y controles vistosillos que le exponen a recibir un buen recado en cualquier superficie de su anatomía, y una serie de malos centros de Antony en la banda opuesta. Rodrygo, más serio, contó con dos balones ideales para elevar la cuenta y para de contar. Brasil, impertérrito, continúa su camino al amparo de la ley del mínimo esfuerzo.

Ficha técnica:

  • 1 - Brasil: Alisson; Militao, Marquinhos, Silva, Alex Sandro (Telles, m.86); Fred (Guimaraes, m.58), Casemiro, Paquetá (Rodrygo, m.46); Vinícius, Richarlison (Gabriel Jesús, m.73), Raphinha (Antony, m.73).
  • 0 - Suiza: Sommer; Widmer (Frei, m.86), Akanji, Elvedi, Rodríguez; Freuler, Xhaka, Rieder (Steffen, m.58); Sow (Aebischer, m.75), Vargas (Fernandes, m.58), Embolo (Seferovic, m.75).
  • Goles: 1-0. Casemiro, m.83.
  • Árbitro: Iván Barton (SAL) amonestó a Fred (m.52) por parte de Brasil y a Rieder (m.50) por parte de Suiza.
  • Incidencias: Partido correspondiente a la segunda jornada del Grupo G de la fase de grupos del Mundial de Qatar 2022 disputado en el 974 Stadium de Doha (Catar) ante 46.649 espectadores.