El coste de un año de campaña militar en Ucrania y el impacto de las sanciones occidentales, en particular contra su sector petrolero, han socavado las cuentas públicas de Rusia a un nivel que no se observaba desde hace más de un cuarto de siglo. Pese a ello, la economía del país resiste gracias a sus aún ingentes reservas.

En enero el gasto aumentó en el 59%, mientras que los ingresos a la arcas fiscales cayeron en un 35% en comparación con el mismo mes de 2022, generando un déficit presupuestario de 1,76 billones de rublos (24.000 millones de dólares), más de la mitad del previsto para todo 2023.

Para cualquier gobierno estos números supondrían un serio dolor de cabeza, pero el ruso cuenta, además de con la política tributaria, con otro importante instrumento para parchear el presupuesto: el Fondo de Bienestar Nacional (FBN). Se trata de una “hucha” que para el 1 de enero acumulaba 10,8 billones de rublos (cerca 155.300 millones dólares), o el 7,8 % del PIB esperado para este año.

Sin muestras de colapso

Pese al vendaval de las sanciones occidentales adoptadas contra Rusia, la economía no da muestras de colapso y exhibe resultados mucho mejores de los que preveían las autoridades del país. Tras el comienzo de la acciones bélicas los pronósticos auguraban que la economía rusa se contraería este año hasta el 12 %, pero la disminución de PIB fue del 2,5%.

El sistema financiero ruso se adaptó rápidamente a restricciones como la desconexión de los bancos del sistema de transacciones bancarias SWIFT y de los sistemas de pago como VISA o Mastercard.

Sin embargo, la economía rusa comenzará el sentir el impacto del golpe más duro para sus finanzas: el veto de los países del G7, la UE y Australia a las importaciones de petróleo ruso Urals y la imposición de un precio tope de 60 dólares por barril para su venta por vía marítima, que entró en vigor en diciembre.

Las autoridades rusas esperan que este año los sectores del gas y el petróleo aporten al presupuesto federal 8 billones de rublos o unos 117.000 millones de dólares, que constituyen el 30% de la partida de ingresos, todo esto calculado a un precio promedio anual de 70 dólares por barril .

Para “restablecer las relaciones de mercado”, el viceprimer ministro ruso, Alexandr Novak, anunció que en marzo reducirán las extracciones de crudo en 500.000 barriles diarios, un 5-7% de su producción.