Pocos camiones se ven circular estos días por las carreteras de los pueblos pirenaicos. La nieve acumulada convertida en hielo hace que sea arriesgado transitar sobre todo por pueblos alejados de la carretera principal o con muchas pendientes, los cuales se han transformado en auténticas pistas de patinaje.

Quien más y quien menos, se amolda a las circunstancias y viaja con vehículos más ligeros. Las empresas de paquetería, por ejemplo, optan por cambiar sus camiones por furgonetas con las que se puede acceder prácticamente a todas las vías. Sin embargo, hay ciertas actividades que requieren de vehículos grandes y que no pueden cesar su tarea: camiones de basura, suministradores de gasoil y leña, transporte escolar o la venta ambulante. 

Es el caso del camión de la basura que recoge los contenedores de buena parte del Pirineo: desde Luzaide/Valcarlos hasta Orotz-Betelu pasando por los pueblos de los valles de Aezkoa y de Erro. Desde la Mancomunidad de Residuos Sólidos de Bidausi afirman que la recogida está siendo muy complicada. “Muchos contenedores están atrapados por la nieve, y son accesibles para la población, pero no para el operario que tiene que arrastrarlos a mano. Incluso, hay puntos hasta los que el camión directamente no puede acceder, por ser calles estrechas donde la nieve hace que todavía sean más estrechas y por ser pueblos con cuestas, donde la más mínima capa de hielo impide andar al camión”, apostillan desde Bidausi. 

“Muchos contenedores están atrapados por la nieve y el operario no puede entrar”

Equipo técnico de Bidausi - Mancomunidad de Bidausi

Otro servicio que se ofrece en la Mancomunidad es la recogida de aceite usado, las casetas de los puntos limpios y las cápsulas de café. Jokin Pérez, empleado de Ekogras, no pudo realizar este jueves la recogida completa porque la nieve caída este enero ha sepultado varias infraestructuras. “Al retirar la nieve, el quitanieves la acumula y hay sitios en los que no deja paso. En Burguete ni se veía el contenedor de cápsulas y en Espinal el punto limpio está inaccesible”, asevera Jokin.

PARADAS OBSTRUIDAS

El transporte escolar de la escuela de Garralda también se ha visto afectado. Las paradas en el interior de ciertas localidades han tenido que ser modificadas y derivadas cuanto más cerca de la carretera principal. De los cinco vehículos que transportan al alumnado, el más grande es uno de 55 plazas que recorre el valle de Erro y que hace tres paradas: en Aurizberri-Espinal, en Mezkiritz y en Bizkarreta-Gerendiain. “En Bizkarreta sólo podemos acceder a una de las dos paradas, y, como en Mezkiritz no podemos entrar, los alumnos salen a la carretera general. En Espinal no hay tanto problema, pero ahora tenemos que parar el autobús en mitad de la carretera”, asegura Amaia Murillo, cuidadora del transporte escolar en este recorrido.

“En Espinal, ahora tenemos que parar el autobús en mitad de la carretera”

Amaia Murillo - Cuidadora de transporte escolar

 Haya lluvia, nieve o hielo, los vendedores ambulantes de alimentos frescos no fallan en sus rutas habituales, pero las dificultades con condiciones climatológicas adversas hacen que también tengan que sufrir y ofrecer un servicio peor del que les gustaría. Esta misma semana, Mikel Beroiz y Laura Rípodas lamentaban no poder entrar con seguridad a todos los pueblos que recorren con el camión de venta ambulante de Reparazea. “El problema está en pueblos con cuestas o adoquines como Aria o Hiriberri de Aezkoa. Hay tanta cantidad de nieve amontonada y hielo que es difícil pasar sin patinar o dar la vuelta con el camión. Es que en muchos pueblos no echan ni sal”, se quejaban el pasado viernes. De hecho, ese mismo día, ante la imposibilidad de dar la vuelta para salir de Aria, tuvieron que descender con la marcha atrás 2 kilómetros por la carretera hasta llegar a Aribe. “Si nos retrasamos, la gente lo entiende. Lo que más pena da es que nuestra media de clientes es de 80 años y ves que vienen con el bastón, algunos se caen y es muy peligroso. Por eso, les ofrecemos que nos digan la lista por teléfono y se lo llevamos hasta su casa”, reconocen. 

“Con el hielo, es difícil pasar sin patinar o dar la vuelta con el camión. No echan ni sal”

Mikel y Laura - Venta ambulante Reparazea

Sobre el estado de los pueblos coincide también José Ignacio Ilarraz, de la empresa Asme Frutas y Verduras, ya que la nieve y el hielo le están impidiendo entrar en pueblos como Jaurrieta, Orbaizeta o Abaurrea Alta. “Mi problema es que no hay sitio para parar. Antes limpiaban mucho mejor que ahora. En pueblos con piedra casi no echan sal”, añade. 

A pesar de la costumbre y de la asombrosa capacidad del Pirineo para enfrentarse a los duros inviernos y heladas, las trabas no dejan de seguir siendo cuantiosas y continúan afectando día a día a pueblos que, si bien hace unos días eran de postal, ahora son prácticamente intransitables.