El Gobierno de Navarra aprobó en su sesión del pasado miércoles el nuevo Plan de Gestión de la Zona Especial de Conservación (ZEC) Montes de la Valdorba, que incluye en su interior las reservas naturales Monte de Olleta y Monte del Conde. El mismo plan regirá para el paisaje protegido Montes de la Valdorba, que integra los espacios ya citados.

La ZEC, con una superficie de 1.782,60 hectáreas, se encuentra localizada en la zona central de la Navarra Media, al sur de las Sierras de Alaiz e Izco, al norte de la Sierra de Guerinda, al oeste del Monte Julio y el Alto de Lerga, y al este de la autopista A-15. El espacio incluye los términos municipales de Leoz, Pueyo y San Martín de Unx y los concejos de Iracheta y Olleta pertenecientes al municipio de Leoz.

El primer plan de gestión de la ZEC se aprobó en 2006 y, una vez finalizado su plazo de ejecución, se ha renovado ahora de acuerdo con las nuevas directrices emanadas de la Comisión Europea. El principal resultado de la revisión del plan es que se mantienen los valores naturales de este espacio y como novedades figuran la inclusión como valor nuevo de protección de una especie de libélula, así como la adopción de una serie de medidas relacionadas con el cambio climático.

Importancia de los espacios protegidos

La zona protegida presenta importantes representaciones de los carrascales y quejigares castellano-cantábricos. Cabe destacar también la presencia de pequeñas superficies de hayedos, robledales y matorrales basófilos. Estos últimos constituyen la ubicación más suroccidental de esta variedad en Navarra.

En lo que se refiere a las especies, Montes de la Valdorba alberga un número importante de aves rapaces, entre las que se encuentran varias especies de interés comunitario como el águila culebrera, el águila calzada o los milanos real y negro.

Según se ha revelado en la revisión del plan, el cambio climático también está afectando a estos espacios protegidos, siendo el riesgo de deterioro mayor respecto de otros lugares. Los estudios realizados señalan que la vulnerabilidad al cambio climático de robledales y quejigares de la ZEC es alta o muy alta y por tanto el riesgo de incendios. Ante esta situación, el plan de gestión prevé medidas para mejorar el conocimiento, a través de controles y del seguimiento de la evolución de los hábitats y las especies.