La plaza de Los Fueros de Altsasu volvió ayer a ser un escaparate de viejos oficios, con el foco puesto en las demostraciones. Y es que a la feria de artesanía de la cruz de mayo se va a trabajar, a mostrar cómo manos expertas dan forma a diferentes materiales como madera, cuero, hilos o hierro. Así, invita a detenerse en los puestos y charlar con los artesanos sobre su trabajo además de adquirir alguna de sus piezas. Ayer eran una veintena.

Jon Duffurrena, de Erratzu, mostró cómo se elaboran los kalikus. Nerea Mazkiaran

Esta feria también es el día en el que artesanos de Altsasu salen a la plaza. Un habitual estas dos últimas décadas es Alejandro Rellán, de 87 años, que desde su jubilación, y de forma autodidacta, trabaja maderas que encuentra en el monte. Así, a partir de ramas, nudos o raíces crea composiciones en las que talla sobre todo aves. Otra especialidad suya son los bastones. Con menos experiencia en la plaza, salió por vez primera el pasado año, era Susana Santano, una artista del ganchillo.

Alejandro Rellán, de Altsasu, trabajó ayer con sus bastones. Nerea Mazkiaran

Asimismo, el grupo de talla mostró su trabajo, con preciosas kutxas, eguzkilores y escudos entre otros objetos. Amigo del trabajo bien hecho sin contar las horas, Mario Olmedillo expuso un escudo de Altsasu con las cuatro ermitas que causó admiración. En otro extremo de la plaza estaban los grupos de lencería y bolillos realizando diferentes labores. Otras, ya terminadas, se pudieron ver en Gure Etxea a lo largo del fin de semana.

ARTESANÍA

De la oveja al hilo, era el lema de un grupo de hilanderas-tejedoras de diferentes puntos de Navarra, Gipuzkoa, Bizkaia y Álava, que mostraron el proceso completo después del esquileo, tarea que también se pudo ver ayer. También relacionados con el pastoreo , Jon Dufurrena, de Erratzu, elaboró kaikus.

Este grupo hiló lana de unas ovejas que se esquilaron poco antes. Nerea Mazkiaran

Ayer se echó en falta a las talogiles de Altsasu, que suelen ser habituales en esta feria que comenzó a celebrarse en 1972, con un parón de paréntesis entre medias, hasta 1992, cuando fue recuperada por el colectivo feria de artesanía Cruz de Mayo. Desde entonces, año tras año, salvo el parón por la pandemia, no ha fallado. No obstante, no faltaron los talos, que elaboraron un grupo de Zubieta.

El puesto de Susana Santana, una artista del ganchillo, era colorido. Nerea Mazkiaran