Hay veces en las que una noticia salta a la palestra y parece eclipsar todo lo que ocurre a su alrededor. Normalmente suele tratarse de un evento tan imprevisto e impactante que paraliza el mundo. Y eso fue precisamente lo que ocurrió cuando Elon Musk anunció su intención de comprar la red social Twitter allá por el mes de abril. ¿Su intención? Tal y como ya entonces anunció, era hacer de la red un espacio que “contribuya a una civilización mejor” y que pueda ayudar a la humanidad a “comprender mejor la naturaleza del universo”.

Sin embargo, el camino para llegar hasta aquí no ha sido sencillo. Todo comenzó allá por el mes de abril del pasado año, cuando anunció la compra de Twitter por 44.000 millones de dólares. Pero, ¿fue una decisión meditada? Según el periodista Iker Merodio, “no creo que nadie se gaste 44.000 millones de dólares de manera impulsiva”.

En ese sentido, entre todas las explicaciones que ha leído, asegura quedarse con la de Bill Pugliano en Business Insider: “Musk ha repetido un esquema con sus adquisiciones que consiste en buscar un nicho sin competencia, anunciar que va a resolver un gran problema (en este caso, la comunicación), apretar a sus trabajadoras y trabajadores antes de echar a una parte y recibir dinero de sus seguidores (con productos de pago) y grandes corporaciones públicas y privadas. Pero esta vez el modelo de negocio parece que es más débil de lo que él mismo creía”, reflexiona Merodio.

Poco después de este anuncio, un par de meses más tarde, Musk anunció que se reservaba el derecho “a no consumar la transacción” de 44.000 millones de dólares (41.041 millones de euros) para adquirir Twitter en vista de la resistencia ofrecida por la compañía para responder a sus demandas de información sobre cuentas falsas de usuarios y spam. ¿Fue esto una forma de recular? “Creo que fue la excusa. El gran problema de Twitter es y ha sido siempre su falta de rentabilidad. Igual pensó que podía reflotarlo más fácilmente y cuando vio la cantidad de gastos asociados (Imply Data le ha demandado por no pagar la cuota que le corresponde por usar su software, y estamos hablando de millones de dólares) y el tamaño del agujero, tuvo que buscar esa excusa”, afirma en ese sentido Merodio.

Y, tras parar esta compra y entrar en litigios con la compañía, Musk finalmente tuvo que formalizar la transacción, y lo hizo in extremis a finales de octubre, sin dejar pasar la oportunidad de dar un nuevo espectáculo, ya que se grabó entrando en la sede de la red social cargando un lavabo. En su cuenta en la plataforma, el multimillonario escribió: “Entrando en la sede de Twitter, ¡asimílenlo!”, un mensaje que incluía la palabra “lavabo” en inglés por el juego de palabras let that sink in (literalmente, “deja entrar ese lavabo”), a la que hacía referencia en clave de humor durante su entrada en el edificio. “Sinceramente, sigo sin pillar el chiste del lavabo. Lo cierto es que nunca he encontrado la gracia a Elon Musk”, destaca el periodista. 

‘#riptwitter’

Además, al poco de que la transacción se hiciera efectiva, fueron llegando las sorpresas. La primera se la llevaron los trabajadores de la propia red social, que de la noche a la mañana se vieron en la calle. Pero también volvió el expresidente estadounidense Donald Trump, cuya cuenta había sido suspendida y, en la era Musk de Twitter, recuperó sus credenciales. 

Y las reacciones por parte de los usuarios ante tantos anuncios, que incluían incluso el pago por el verificado que permite distinguir una cuenta oficial de una que no lo es, tampoco se hicieron esperar. Frente a todas estas novedades, se llegó incluso a popularizar el hastag #riptwitter que durante varias jornadas se convirtió en tendencia. ¿Era ese el preludio del fin de la red social? “No, no lo creo. Yo también creé una cuenta en Mastodon, pero no tiene la gracia que tiene Twitter”, reconoce Merodio en ese sentido, al tiempo que recalca que “hoy por hoy, es indiscutible, la herramienta es insustituible. No hay ningún sitio donde puedas encontrar tantas ideas lanzadas al aire, y eso es valioso. Otra cosa es que sea rentable. Lo que no descarto es que Musk acabe vendiendo Twitter aunque le suponga una pérdida de miles de millones de dólares”.

Entonces, ¿qué futuro le depara a la red social? Merodio afirma que “es imposible saberlo”, aunque reflexiona sobre la vuelta de Trump. “Sí creo que Trump, que ha renunciado a volver a Twitter pese a recuperar su cuenta, lo hará antes o después, cuando mejor convenga a ambos, y que la herramienta se estabilizará pese a los recortes. Pero el camino que va a tomar Musk es una incógnita, y eso no es necesariamente bueno”. Y es que el propio expresidente, ante la llegada de Musk al frente de Twitter, reflexionó que la red social está ahora en “manos de una persona cuerda” y no de “los lunáticos de la izquierda radical”.

En la mente de Elon

Pero, ¿qué esconde la mente de uno de los hombres más ricos del planeta? En un monólogo que dio en el programa estadounidense Saturday Night live en el año 2021, con una duración de poco más de cinco minutos, empezó su discurso diciendo que estaba haciendo historia por ser “el primer anfitrión de Saturday Night Live con Asperger, o al menos el primero que lo admite”. Tal y como explica la Confederación Asperger España, se trata de “un trastorno del desarrollo que se incluye dentro del espectro autista y que afecta la interacción social recíproca, la comunicación verbal y no verbal, una resistencia para aceptar el cambio, inflexibilidad del pensamiento así como poseer campos de interés estrechos y absorbentes”. 

Durante este monólogo, además, llegó incluso a bromear acerca de los mensajes que postea en Twitter. “A veces publico cosas extrañas, pero así funciona mi cerebro”, aseguró, al tiempo que dedicaba unas palabras a “quienes he ofendido, a los que solo quiero decir que reinventé los coches eléctricos y estoy mandando a gente a Marte en un cohete”. E incluso apareció su madre, Maye, con quien bromeó sobre su infancia.

También en una charla TED que ofreció en 2022, habló de cómo funciona su cerebro. En una entrevista con público dirigida por el director de TED, Chris Anderson, hicieron referencia al monólogo del Saturday Night Live, y a este respecto Musk reconoció que para él las señales sociales no eran “intuitivas”, por lo que tendía a entender las cosas literalmente. “Sufrí acoso”, aseguró además, al tiempo que afirmaba que “no tuve una infancia muy feliz, para ser sincero. Fue bastante dura”.

“Me llevó un tiempo entender las cosas que mucha gente entiende intuitivamente”, reafirmó, bajo la atenta mirada del entrevistador. A pesar de todo, reconoció que encontró “gratificante” pasar tantas noches programando ordenadores por su cuenta. “Creo que mucha gente no disfruta tecleando símbolos extraños en un ordenador, pero a mí me gusta”, concluyó su reflexión.