Su clima amable durante todo el año, las costas con aguas cristalinas que se prestan al baño y al buceo, y una gastronomía excelente, son ya atractivos suficientes para el viajero que desee pasar unos días de relax y se decida a visitar Malta. Pero no son los únicos. Sin duda, otro de los puntos fuertes es su historia, un verdadero compendio de casi todas las grandes culturas del Mare Nostrum, que ha dado a Malta una idiosincrasia única entre las islas mediterráneas. 

Guía práctica

Cómo llegar: En avión, desde luego. Se pueden comparar precios de vuelos a Malta desde las principales webs como www.airmalta.com, https://es.travelgenio.com/europa/malta/ o www.destinia.com. Vueling ofrece vuelos directos desde Bilbao hasta octubre, pero desde Donostia, Vitoria y Pamplona hay conexiones durante todo el año vía Barcelona y Madrid.

Teléfono: El roaming telefónico no tiene coste en Malta. 

Moneda y electricidad: La moneda es el euro y los enchufes eléctricos pueden ser tipo británico o europeo. Mejor si se lleva un adaptador. No hace falta pasaporte para entrar en la isla.

Cuándo ir: Otoño y primavera son dos épocas de muy buen clima en Malta y Gozo, con temperaturas templadas y sol casi asegurado.

Moverse: Los autobuses www.City-Sightseeing.com operan en Malta y Gozo. Hay una tarjeta de transporte para utilizar los autobuses de toda la isla. www.publictransport.com.mt/en/explore-flex 

Agenda festiva: 21 de septiembre, Día de la Independencia; del 23 al 25 de septiembre Malta Folk festival; 1 de octubre La Noche Blanca, en la que 50 monumentos se convierten en escenario de actividades culturales durante toda la noche: del 7 al 9 de octubre, festival de música electrónica Defectec Malta.

Empecemos por la cultura de los Templos gracias a la primera civilización de la que se tiene conocimiento, y que hacia mediados del cuarto milenio levantó unas construcciones megalíticas anteriores a Stonehenge o las pirámides egipcias. Se conservan varios ejemplos, como Gantija en la isla de Gozo o Tarxien en la de Malta, reconocidas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Son una visita tan poco habitual como recomendable para quienes llegan por primera vez y que además de sumergirse en sus aguas también desean hacerlo en la historia de uno de los países más pequeños y nuevos de Europa.

La mejor opción para amantes de la historia, o simplemente para los viajeros curiosos que deseen conocer y entender la identidad maltesa, es comenzar la visita con un tour general por La Valeta, para explorar después opciones de visitas por la isla.

Acantilados de la isla de Gozo.

Acantilados de la isla de Gozo.

Aunque la mayor parte de los turistas se suelen alojar en la actual capital y sus alrededores, no hay que dejar de visitar Mdina, la antigua capital de la isla. Conocida como La Ciudad del Silencio, es una población medieval construida sobre restos fenicios y romanos que mantiene el encanto de la época en la que fue sede de la nobleza local, de origen aragonés, cuando Malta era parte de la Corona de Aragón. La catedral de San Pablo, el Palazzo Vilhena o el Palazzo Falson son algunos de los monumentos a conocer. Las visitas al atardecer son espectaculares, igual que sus vistas sobre la isla.

Cerca de Mdina, en la parte norte de Malta, se encuentran entre imponentes acantilados las playas de arena de Golden Bay o Il Wahx, para disfrutar del sol en casi cualquier época del año, o la Popeye Village, una ciudad construida para el rodaje del musical del mismo nombre protagonizada por Robbie Williams y que actualmente funciona como lugar de recreo acuático enfocado a niños y familias en general.

Por la Valeta

La llegada de los Caballeros de la Orden de San Juan, conocida como la orden de Malta, en el siglo XVI, supuso el traslado de la capital isleña a La Valeta, una ciudad completamente nueva construida al borde del mar sobre un promontorio, y que fue la primera edificada sobre plano. Alberga cientos de monumentos, entre ellos 25 iglesias espectaculares, y edificios históricos en tan solo 50 hectáreas, lo que la convierte en un museo al aire libre. 

Entre todos ellos destaca la joya de la corona: la Concatedral de San Juan, que esconde tras una fachada manierista una de las iglesias más ricas del mundo, obra cumbre del barroco. Construida por Matías Petri, en su interior se pueden ver dos creaciones de Caravaggio, pintor que pasó una temporada en la isla, así como las diferentes capillas de las lenguas de la Orden de Malta, entre ellas las de Aragón, Castilla y Portugal. 

Callejuelas en el centro de Sengela.

Callejuelas en el centro de Sengela.

Es una visita obligatoria junto con un paseo por la calle principal de La Valeta, la plaza de Castilla y su mirador al puerto. Para aprovechar la visita al máximo, y dada la densidad de lugares históricos y monumentos, lo mejor es hacerlo con guías especializados, como los de authenticmalta.com u otras compañías similares.

Frente a La Valeta, desde el citado mirador de la plaza de Castilla, se encuentran las Tres Ciudades, Senglea, Vittoriosa y Cospicua, en cuyo interior se respira un ambiente típicamente mediterráneo con sus calles estrechas, iglesias por doquier y plazas con encanto que trasladan al visitante a un estilo de vida que se está perdiendo en otros lugares. 

No hay que dejar de visitar en esta zona el fuerte de San Miguel, desde el que se tienen unas vistas privilegiadas. La zona del puerto de Senglea es un buen lugar para comer y perderse después por sus callejuelas. Para llegar a esta zona la mejor opción es agarrar un dghajsa en La Valeta, una góndola típica de las islas, que ofrecen paseos de 30 minutos por toda la zona del puerto por 20 euros.  

Quienes deseen retroceder más aún en la historia sin desplazarse demasiado pueden ir hasta la vecina ciudad de Paola, a menos de 15 minutos, para conocer el Hipogeo de Hal Saflieni, una necrópolis subterránea descubierta a principios del siglo pasado y datada en época prerromana. Se recomienda reservar la entrada con antelación. A muy poca distancia se pueden visitar también los templos de Tarxien.

Aunque la Valeta y Las Tres Ciudades no tienen playa propiamente dicha, es posible darse un baño en el mar, muy merecido después de un día de paseo y cultura, en diferentes puntos de la zona, como Rinella Bay o en lugares adecuados entre las rocas del paseo marítimo. La falta de arena se compensa con unas vistas espectaculares y agua cristalina.  

Gozo y Comino

Más verde, más rural y situada más al norte se encuentra la isla de Gozo, a la que se puede acceder en ferry desde el puerto de Cirkewwa, al norte de Malta, aunque también salen algunos barcos desde la terminar portuaria de La Valeta. 

La famosa Blue Lagoon, en Comino.

La famosa Blue Lagoon, en Comino.

Uno de sus primeros visitantes fue Ulises, el de la Odisea, que según la leyenda griega fue retenido en la isla por la ninfa Calipso, que vivía en la Cueva de Calipso, situada a pocos pasos de la playa Ramla y enfrente de la Cueva Mixta, donde vivieron, y esto no es leyenda, pueblos de la edad de bronce.

Gozo, que tiene una extensión similar a Donostia, ofrece una gran variedad y cantidad de propuestas para el visitante que busque tranquilidad, desde visitar el santuario católico de Tapinu, lugar de peregrinación de los malteses, pasando por las salinas de Xwejni, que llevan siglos produciendo este preciado condimento, o el puerto de Malsaform, donde pasear o comer un excelente pescado en el restaurante con vistas Qbajjar. Por supuesto, no hay que dejar de visitar Rabat, la capital de Gozo, donde se puede recorrer su impresionante ciudadela medieval, entrar en la catedral o visitar la iglesia de San Jorge, ya en el exterior.

Los privilegiados que pasen una semana en las islas harían bien en quedarse un par de noches en Gozo, donde se pueden practicar todo tipo de deportes acuáticos como buceo, snorkel o kayak en diferentes puntos de su costa. O también en la isla de Comino, a diez minutos en barca de Gozo, donde se encuentran las espectaculares Blue Lagoon y Crystal Lagoon, perfectas para pasar un día de playa y sol entre aguas azules y acantilados espectaculares.

Destino de cine 

Malta es además un verdadero estudio de cine al aire libre. Algunas de las escenas más impactantes de World War Z, protagonizada por Brad Pitt, se grabaron en La Valeta. También Gladiator, el taquillazo protagonizado por Russell Crowe, utilizó diferentes puntos de la isla para recrear el antiguo mundo romano, mientras que en la última secuela de Jurassic World Chris Pratt huía en motocicleta y a toda velocidad de los velocirraptores por las calles de la capital, aunque los visitantes podrán comprobar que es tan difícil ver a un velocirraptor como a vehículos a alta velocidad en esta histórica ciudad, muy amable para el viajero y el paseante.

Aunque quizás la más popular de todas las series rodadas aquí haya sido Juego de Tronos. Si quieres ver el lugar donde se casaron Khal Drago y Daenerys Targaryen, o donde cortaron la cabeza a Ned Stark, deberás ir a la Ventana Azul de Gozo y a Fort Manoel, frente a La Valeta. Los fans del cine pueden disponer de toda la información y un mapa exacto de las localizaciones en www.moviesmadeinmalta.com/Movies y www.visitmalta.com/es/malta-in-movies/.

Pasta con marisco fresco.

Pasta con marisco fresco.

Una rica Gastronomía

Malta ofrece todo tipo de gastronomía, desde fast food hasta comida de casi cualquier parte del mundo, incluyendo por supuesto la italiana, dada su cercanía geográfica, aunque lo más interesante es separarse de la ruta habitual del turista y conocer los platos típicos. La receta nacional es la fenkata, un guiso de conejo que los malteses suelen ir a comer al pueblo de Mgarr. 

Otras recetas típicas son los bebbux (caracoles), la bigilla (una pasta de judías estilo humus), el braggioli (un filete de ternera con carne de cerdo picada en su interior), y la pasta al horno. Quienes prefieran el pescado y quieran descubrir nuevos sabores deben probar el lampuki, plato típico del puerto de Marsaxollk.

La escena gastronómica en Malta se completa con cinco restaurantes con una estrella Michelin: Under Grain y Noni, en La Valeta; ION, en el puerto de La Valeta; De Mondion, en Mdina; y Bahía, en la localidad de Balzan. Los precios en estos restaurantes por persona oscilan entre los 70 a 150 euros, sin bebida. Y aunque estos locales cuentan con cavas bien surtidas, no hay que dejar de probar los caldos locales, producidos con las dos variedades autóctonas que hay de uva, Gellewza para el vino tinto y Ghirgentina para el blanco. Cada año se producen muy pocas botellas, por lo que son un souvenir perfecto para llevar de regalo a algún aficionado al vino.