Eso de competir en un partido de fútbol con la cabeza fría y el corazón caliente, como aconsejaba Arrasate en la víspera, siempre me ha parecido algo imposible. Más todavía si lo que está en juego es el billete a una final. Entendería esa recomendación para un poeta: la cabeza fría para cuadrar las rimas y el corazón caliente de sentimientos para plasmarlo en letras. Pero en el fútbol, ya digo, me parece incompatible. Todos los partidos tienen una lectura previa y este con el Athletic parecía aconsejar mucha presión, mucha intensidad y mucha disputa.

Así lo hacían presagiar tanto los condicionantes que enmarcaban el duelo, como la sensación que dejó Osasuna en el Sánchez Pizjuán. La emotividad estaba del lado local, el público estaba del lado local y el equipo local estaba como nunca en las últimas semanas. Sin embargo, en esa disyuntiva entre ponerle al encuentro más sangre o más masa gris, Osasuna optó por lo segundo. Mientras la parroquia festejaba con júbilo su partido de noventa minutos, exprimiendo al máximo el hecho poco habitual de participar de una semifinal de Copa, Arrasate y su tropa ponían en marcha un plan para ciento ochenta minutos o más.

Osasuna-Athletic, resumen y gol de Abde RFEF

La hinchada quería ventilar el compromiso en El Sadar y la plantilla era consciente de que si hay algo que celebrar será en San Mamés. De ahí que asistiéramos a un encuentro con pocas ocasiones de gol, con mucho envío de campo a campo, con contadas apariciones de los especialistas en conducir el balón, con muchos duelos por alto y escasas jugadas a ras de suelo que llegaran a buen puerto. Con este planteamiento, Moi Gómez asomó con cuentagotas (aunque cuando las derrama sean pura esencia); Budimir se cansó de pegarse con los defensas; Oroz se buscaba la vida por las bandas; Chimy golpeaba el balón a portería a larga distancia… Y en el Athletic, Iñaki Williams pasó desapercibido, Muniáin fue sustituido, Berenguer trabajó más en defensa y Sancet cobró protagonismo en el tramo final cuando retrasó su posición. Demasiadas cabezas frías en un campo que era una caldera hirviendo.

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Ambiente en El Sadar

En un escenario así solo un agitador podía cambiar el guión. Abde es un verso libre, un poeta en busca de inspiración, un futbolista a veces indescifrable. Durante la primera parte, Osasuna volcó el juego por su banda, unas veces haciéndole aclarados del espacio como en el baloncesto, en otras buscando la complicidad de Juan Cruz y Oroz. Las ayudas de Berenguer salvaron a De Marcos de más de un marrón. Pero Álex estaba lejos cuando Moi puso a correr tras el balón a Abde, que utilizó su gachetopierna para arrastrar la pelota que muchas veces se queda atrás porque corre menos que las piernas del futbolista. Para asombro y jolgorio de la grada, el chaval cruzó el balón a la red golpeando con el pie izquierdo. 1-0.

Osasuna está más cerca de la final que hace veinticuatro horas. Ahora hay tiempo para planear el partido de San Mamés: ¿cabeza fría o corazón caliente? Yo creo que Osasuna como mejor se defiende es atacando. Aunque lo que importa de verdad es lo que decida Abde.

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Mejores imágenes del partido entre Osasuna y Athletic Javier Bergasa / Oskar Montero / EFE / EP

23.000 almas celebran en El Sadar la victoria ante el Athletic CA Osasuna

Confidencial

Atentos a la renovación (o no) de Lato. Dos de las pautas de Braulio Vázquez como director deportivo son fichar a coste cero y confiar en jugadores que conoce bien. En ese perfil entra el valencianista Lato, que rechazó la renovación a la baja que le ofreció el club. Sería un recambio para el lateral izquierdo al terminar la cesión de Manu Sánchez.