Osasuna vuelve este lunes a los entrenamientos –10.30 en Tajonar– para iniciar una interesante e intensa vuelta a la normalidad de la competición en la que la Copa del Rey y la Liga van a exigir lo mejor del equipo. Tras la andanza en la Supercopa –los rojillos ofrecieron ante el Barcelona los mejores minutos en mucho tiempo–, en el baúl de los recuerdos la Liga Conferencia –aquello que se jugó y se esfumó en el mes de agosto–, la realidad de Osasuna está en la Copa, torneo del que es subcampeón y en el que ha sembrado la ilusión en los aficionados, y en la Liga, el objetivo principal, la obligación verdadera y el sustento que mantiene en pie el proyecto gracias a los ingresos por televisión –la parte más importante del presupuesto–. 

Sabido es que el calendario aprieta en enero y frente a la Real Sociedad el miércoles (21.00) llegará el cuarto partido oficial en tan sólo 17 días del nuevo año. Los equipos de Primera no ha dejado margen para la sorpresa en la Copa de este curso y para seguir avanzando en la competición hay que comenzar a medirse con los mejores. El equipo guipuzcoano no atraviesa quizás sus mejores momentos, va a llegar a El Sadar con bajas importantes por otros compromisos internacionales –Copa de Asia y Copa de África–, pero sigue practicando un fútbol agradable de ver, difícil de contener y endemoniado en los metros finales. Superar a la Real es meterse en cuartos de final, en otra eliminatoria a un solo partido que se decide en un sorteo puro –salvo si queda en el bombo algún equipo que no es de Primera División– y que se jugará la próxima semana. Será aumentar la esperanza en realizar algo importante y darle empaque a la temporada.

El Sadar será el testigo de la determinación y habilidad de los rojillos para seguir en la Copa, como también el estadio pamplonés abre el domingo sus puertas para recibir al Getafe en partido de Liga. Osasuna está en una zona cómoda de la clasificación –le falta el encuentro aplazado en el Camp Nou–, con terreno de por medio con la zona baja –a siete puntos el descenso– y con la zona noble más alejada –el séptimo puesto está a nueve puntos–. Darle regularidad a las victorias en casa es uno de los objetivos irrenunciables para el nuevo año, porque a partir de ello sólo puede haber mejoría en la tabla y calma para hacer las cosas. El Getafe tiene 26 puntos y un triunfo acercaría a los rojillos a los madrileños, le proporcionaría un salto de puntos y también emocional.

Para estos planes, Arrasate va a necesitar a todo el mundo en condiciones y por eso está pendiente del estado de dos hombres, Unai García y Chimy Ávila. En el caso del primero, el central tenía unas molestias musculares y se trata de in recuperando el tono para ingresar de nuevo en el grupo. Lo que respecta al Chimy, la lesión en el sóleo de la pierna izquierda que sufrió ante el Almería –el día 4 de enero– resulta algo más delicado y su participación en los compromisos de esta semana se encuentra en el aire. Salvo estos jugadores, el resto de la plantilla se encuentra en condiciones para que el técnico pueda proceder al imprescindible reparto de minutos y de oportunidades.