25 años de ‘El Juli’ en San Fermín, el eterno adolescente

Desplante rodila en tierra ante un ‘garcigrande’, el 10 de julio de 2014.

BIOGRAFÍA E INICIOS Julián López Escobar nació en Madrid, en la Clínica San José del barrio Guindalera, cerca de la plaza de toros de Las Ventas, el 3 de octubre de 1982. Su infancia la pasa en los barrios de San Blas y La Concepción, donde realiza sus estudios y sus padres establecen un negocio de bordados. Torea en su primera comunión y ese mismo día pide ingresar en la Escuela Taurina de Madrid. A los diez años se traslada junto a su familia a la localidad de Velilla de San Antonio. Más tarde, adquiere una finca en Arganda del Rey. Hoy, reparte su vida personal entre su casa de Madrid y la finca extremeña El Freixo, donde cría ganado bravo y caballos.

Julián es el menor de sus dos hermanos, Manuela e Ignacio. Tiene antecedentes taurinos, pues su padre, de mismo nombre y apodo, fue novillero y banderillero. La familia de su madre, Manuela Escobar, también ha estado cerca del toreo. Con 10 años, Julián estoquea su primer becerro en Villamuelas, el pueblo natal de su madre.

El 5º toro de Victoriano le corneó en el escroto el 10 de julio de 2010.

Tras varios años como becerrista viaja a México para poder presentarse con picadores con 14 años (Texcoco, 17/3/1997). En el país azteca pronto el niño prodigio se convierte en ídolo y figura.

Con 15 años regresa a España. El Juli llegó a Pamplona para presentarse el día del Chupinazo de 1998. Aunque le faltaban 58 días para cumplir los 16 años que aplica en estos casos el reglamento taurino de Navarra y el de España para debutar con los del castoreño, la autoridad foral competente, Santiago Ongay y sus chicos, o se comieron una falsificación del DNI del chaval madrileño, o se hicieron los “longuis” por alguna indicación superior de calado, o utilizaron la sabia vara de la flexibilidad y consideraron que 138 novilladas, 96 puertas grandes, 282 orejas, 19 rabos y 5 indultos como novillero en un año, era suficiente bagaje para adelantar el 3 de octubre – fecha en el que El Juli cumplía 16 años– al 6 de julio.

Un prodigio y una precocidad que quedó marcada para siempre en su cara, en sus maneras, en su afición y ese hondo mimetismo con el toro que nadie ha logrado. Mantiene ese carisma, de eternidad de mocete, de esa deslumbrante adolescencia que nació figura y sigue, 25 años después, manteniendo la misma puesta en escena. Es como si en Pamplona, y seguro que en todo el orbe taurino, haya parado el tiempo durante un cuarto de siglo. Sigue siendo el chaval que se hace toro para que el toro toree con él. Eterno adolescente, genio y figura al mismo nivel en 1998 que en 2023. Dos fotos de este reportaje amplían 25 años, mas la esencia sigue intacta.

Gentes contrafiguras y contracorriente llegaron enseguida, como mandan los peculiares cánones de gustos y sabidurías taurómacas, con que si El Juli se alivia, que si el julipié, que si no se cruza, que aburre. El Juli, como cualquier ser humano y profesional, habrá tenidos sus baches, pero nunca dejó de despatarrarse, olvidándose de todo y de todos, para compincharse con los toros y alcanzar la más honda simbiosis de esta disciplina artística: el aprender a convertirse en toro.

Julián López tomó la alternativa en Nîmes (Francia) el 18 septiembre de 1998, todavía con 15 años, a dos semanas de cumplir 16, siendo el torero más joven de la historia en doctorarse en Tauromaquia.

Es importante señalar que en Navarra sólo toreó como novillero en la plaza de Pamplona. Ya de torero, se presentó en Fitero el 15 de marzo 1999, por San Raimundo. En el ya entonces centenario coso de la calle Calatrava cortó las dos orejas del sexto toro de un encierro de La Laguna. Unas horas antes del festejo, una tormenta anegó la plaza, pero, lo nunca visto, cuadrillas de vecinos y el propio alcalde se remangaron en el barro para que el acontecimiento pudiera celebrarse. El Juli, llenó la plaza, gustó y triunfó. Aún esta exitosa presentación en Navarra, el madrileño tardó 16 meses en volver por lares forales, concretamente para iniciar su trayectoria como matador de alternativa en la capital.

En 2008, ya con 10 años de alternativa, el aún muy joven torero ya se ha consolidado como maestro del toreo. En la Feria del Toro hace el paseíllo una sola tarde, el 14 de julio, cortando una oreja en una corrida de Núñez del Cuvillo. Ese año, en Nîmes, celebra la efeméride encerrándose con seis toros de Daniel Ruiz, de los que cosecha siete orejas y un rabo.

En su 15 aniversario de alternativa, en 2013 y con 30 años de edad, completó una temporada extraordinaria. En el serial sanferminero se anuncia dos tardes, los días 10 y 12 de julio, pero no tiene suerte con sus lotes y sólo obtiene un trofeo en su segunda comparecencia ante un encierro de El Pilar y Moisés Fraile.

En 2016 se le concede Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes. Al recibir de manos del actual rey la distinción en Málaga, el torero manifestó que “el arte y la cultura nos hacen más fuertes y libres”. Cabe recordar que en la misma nómina de galardones, entregados en febrero de 2018 en la capital de la Costa del Sol, también figuró el Orfeón Pamplonés.

En 2022 consigue convertirse en torero de toda Las Ventas (Madrid) tras cuajar al ralentí y con emotiva templanza y hondura su lote de toros de la ganadería de La Quinta. Y en Sevilla logra su séptima Puerta del Príncipe en la Real Maestranza.

A finales de esta campaña de 2023 El Juli lidiará seis toros de distintas ganaderías en solitario en la próxima Feria de la Vendimia del Coliseo Romano de Nîmes para conmemorar este 25 aniversario de alternativa.

No hay plaza en la que no haya toreado ni puerta grande que se le resista. Ha actuado en 1.829 corridas de toros, ha lidiado 3.845 toros, cortando 2.389 orejas y 97 rabos, saliendo en hombros en 945 ocasiones e indultando 31 toros. Entre sus salidas a hombros sobresalen por su cantidad e importancia las conseguidas en: 25 veces en Valladolid, 24 en Nîmes, 19 en Barcelona, 18 en Arles, 17 de Murcia, Ciudad de México y Valencia, 16 en Almería, 15 en Manizales y Bogotá, 14 en Granada, 13 en Bayona y 12 en Cali, Albacete, Jerez de la Frontera y en Pamplona (la primera en 2001 y la última en 2022).

Ha protagonizado 16 corridas en solitario, 125 mano a mano y ha apadrinado 44 alternativas. Un doctorado, el de Ambel Posada, lo ofició en Pamplona el 13 de julio de 2006.

Su compromiso con la profesión y los valores de la tauromaquia, su afición inagotable, su valor, su enorme capacidad técnica, su entrega y responsabilidad todos los días y en todas las plazas, sus ilusiones todavía en pureza intacta, su continua superación y su gran ambición conforman la cabeza de un ser, de un artista, de un atleta privilegiado. Su calidad y su auténtica pasión por el toro hacen que su figura se haya engrandecido año tras año. En su cara se siguen reflejando esas ilusiones intactas y esas miradas sedientas de adolescente. Eterno El Juli, digan lo que digan, aunque tengan o no tengan razón.

En el recuerdo la ciudad y de nuestra centenaria plaza y en la inapelable estadística, El Juli está y seguirá estando. Incluso, las dos pitadas que escuchó en 2001 cuando decidió dejar de poner banderillas. Las Ferias del Toro de 2001, 2002 y 2011 fueron apoteósicas con la sintonía Juli-juli en la solanera y las dobles salidas a hombros. Y sobresalientes fueron sus triunfos de 2009, 2010, 2014, 2015, 2016 y 2022. El señor López sigue siendo El Juli.