El Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN) ha observado “un aumento significativo” de la mortalidad por cáncer de mama en los últimos 5 años, pasando de una tasa de 18,3 decesos por 100.000 habitantes en 2012-2016 a 20,5 fallecimientos en 2017-2021. Según se refleja en la Memoria de 2022 de Salud Pública, las tasas de mortalidad por grupos de edad en los quinquenios 2012-2016 y 2017-2021 fueron, respectivamente: 4 y 5 por 100.000 habitantes en el grupo de 25-44 años; 22,3 y 24,6 por 100.000 en el grupo de 45-69; y 73,7 y 78,6 por 100.000 entre las mujeres mayores de 70 años.

En lo relativo a las motivos, los expertos explican que las estadísticas de mortalidad “no permiten avanzar en las causas de este incremento observado sobre todo en las mujeres mayores que habrá que investigar”. No obstante, desde Salud Pública apuntan a factores como “la mayor prevalencia de fumadoras y exfumadoras” en los últimos años, en comparación a periodos anteriores. En 2019, el 17% de las mujeres mayores de 65 años se declaraban como fumadoras o exfumadoras “y se sabe que el riesgo de cáncer de mama es un 28% mayor en fumadoras y un 2% mayor en exfumadoras”. 

Las revisiones

Para evitar un aumento de la mortalidad de estos tumores es fundamental el buen funcionamiento del cribado de cáncer de mama, trastocado tras la pandemia. Desde la asociación Saray ya advirtieron hace unos meses de que la espera media para las revisiones era de 4 o 5 meses. “Aún seguimos con esperas de larga duración, aunque es algo que depende de cada paciente”, apunta María José Oraa, presidenta de Saray, en declaraciones a este medio, que subraya la importancia del cribado y de dotarlo de recursos “para que recupere el ritmo de antes de la pandemia”.