Los responsables de la investigación del homicidio de un hombre en Tafalla a manos de su hermano han declarado este martes, en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Navarra en Pamplona, que Marcos Miguel Gascón Zuazu, de 49 años, “recibió las puñaladas por sorpresa y no pudo defenderse” del ataque de su hermano, César Gascón Zuazu, en el domicilio que ambos compartían.

El instructor y el secretario del atestado, agentes de la Brigada de Delitos contra las Personas de la Policía Foral, proyectaron ante el jurado popular un “tour virtual” por la vivienda situada en la tercera planta del número 5 del Grupo Cidacos de Tafalla, donde ocurrieron los hechos sobre las 5.10 horas del 21 de junio de 2022.

En la citada presentación, y a preguntas del fiscal Miguel Ros, señalaron que el cuerpo de la víctima se encontraba "tumbado en posición de decúbito supino" en el salón, con diferentes lesiones por arma blanca. En concreto, presentaba una herida en el ojo que le fue infligida estando de pie; ocho cuchilladas en la zona del cuello, que habrían sido causadas con la víctima ya en el suelo ya muerta o a punto de morir, porque "la sangre no estaba coagulada"; y otras cuatro lesiones en la zona torácica que afectaban a órganos vitales como los pulmones, el corazón o el hígado. 

Al respecto, los investigadores destacaron que la víctima no presentaba “heridas de defensa, porque las manos no tienen sangre, ni heridas”, ni tampoco “había manchas de sangre en las paredes, ni en el techo”, fruto de un situación de pelea. En este sentido, señalaron que a su juicio, “la víctima recibió las puñaladas por sorpresa y no pudo defenderse. No le dio ni tiempo a moverse” y añadieron que “no había señales de arrastre que indican que la víctima no se pudo mover”.

Cuchillo de cortar carne

En cuanto al arma homicida, que se encontraba a poca distancia del cuerpo en el suelo, con restos de sangre, precisaron que se trata de “un cuchillo de 22 centímetros, con hoja de 11 centímetros”, de los utilizados para cortar carne. En la vivienda también localizaron unas chancletas amarillas manchadas de sangre del autor de los hechos.

Tras indicar que las pruebas de alcohol y drogas realizadas al acusado resultaron negativas, los agentes de la Policía Foral destacaron “la tranquilidad con la que el acusado se compró un refresco en una máquina tipo vending y la forma en la que deambulaba hacia la comisaría”, según las grabaciones de cámaras de vídeo analizadas. “Nos llamó poderosamente la atención su tranquilidad después de haber matado a una persona. No era normal su comportamiento. No mostró ningún signo de arrepentimiento”, señalaron los investigadores.

A preguntas del abogado de la defensa, José María García Elorz, afirmaron que “el ataque se produjo de frente” y apuntaron que “la primera herida se produce en la parte superior del ojo, después en la zona torácica, las que consiguen que la víctima caiga al suelo. Mientras que las heridas en la zona del cuello se realizaron con la víctima ya tumbada en el suelo, ya muerta o casi muerta”, reiteraron.