Siete atuneros de Bermeo contratan guardas armados al "no ver salida" a su indefensión
"Nos están atacando y nos tenemos que proteger, los últimos acontecimientos demuestran que estamos indefensos", dicen
ex militares embarcarán en los pesqueros que navegan bajo pabellón de las seychelles
BERMEO. La inseguridad que acompaña la actividad de la flota atunero congeladora en el Océano Indico y la ausencia de soluciones eficaces del Gobierno central ha colmado el vaso de la paciencia de algunas empresas del sector. Así, siete pesqueros pertenecientes a tres compañías con sede en Bermeo embarcarán en breve personal de seguridad contratado a una empresa británica. Se trata de ex-militares entrenados para hacer frente a cualquier agresión armada.
Los siete buques bermeanos navegan bajo pabellón de las islas Seychelles cuya legislación no plantea ningún tipo de traba al embarque de personal de seguridad especializado en buques pesqueros y a la utilización del armamento requerido para repeler ataques de piratas en el mar. Su legislación sólo exige un control previo de las autoridades locales.
Se trata de la primera experiencia con personal armado en los buques bermeanos. Algunas de estas embarcaciones se hallan ahora en el puerto de Mahe, en Seychelles, y se prevé que salvo contratiempos de última hora, salgan a la mar con seguridad privada a bordo este fin de semana. "No nos queda otra salida. Necesitamos seguridad y los últimos acontecimientos demuestran que estamos indefensos ante el acoso de los piratas", argumentan desde el sector.
La mayoría de los profesionales de la flota ve con buenos ojos la presencia de hombres armados y entrenados a bordo. "A nadie le gusta tener gente armada en el barco pero los piratas somalíes nos están atacando y nos tenemos que proteger. Además, ahí esta el ejemplo de los barcos franceses. Desde que han embarcado infantes de marina no han sufrido ataque alguno. Faenan con normalidad y duermen tranquilos. Nosotros no podemos pescar y estemos donde estemos no podemos dormir por la noche", explicaba un arrantzale.
el ejemplo ruso Además de españoles y franceses, buques rusos, japoneses e iraníes, entre otros, faenan a la pesca de atún en Indico. "¿Alguien ha escuchado que los piratas hayan secuestrado un barco ruso? Ni lo han hecho ni lo harán porque los rusos no se andan con medias tintas con los piratas. Atacan a los barcos indefensos como nosotros" reiteran.
Estos siete buques representan un tercio de la flota congeladora vasca que faena en el Índico. Los dos tercios restantes navegan bajo pabellón español, cuyo Gobierno se ha manifestado en reiteradas ocasiones contrario a la posibilidad de embarcar infantes de marina en los buques atuneros. Defensa argumenta que la legislación no permite esta posibilidad, y que, en todo caso, lo considera inviable desde el punto de vista operativo. No obstante, estudios jurídicos avalan la posibilidad de embarcar infantes de marina.
legislación Además, la legislación española presenta numerosas trabas para embarcar seguridad privada. En primer lugar, se exige que la empresa contratada sea española y, ahora, no existe en el Estado personal suficientemente preparado para garantizar la seguridad. Por otra parte, el armamento permitido por el gobierno se reduce a rifles utilizados para la caza mayor, insuficientes para hacer frente a contingentes de piratas armados con lanzagranadas y armas automáticas. Por si todo esto fuera poco, sólo un reducido grupo de agentes de seguridad españolas cuentan con el permiso necesario para usar dichas armas.
Embarcaciones de marina mercante navegan por el Golfo de Adén y el Mar Rojo con hombres armados a bordo. Compañías de seguridad británica ofrecen la posibilidad de embarcar ex soldados gurkas de nacionalidad nepalí conocidos por su fiereza en el combate. Asimismo, agentes de empresas de seguridad como la Blackwater norteamericana, célebre por sus actividades en Irak, navegan en buques mercantes para garantizar la seguridad de los mismos. "Desde que contamos con hombres armados a bordo no hemos tenido problemas. Ni se han acercado. Si escuchan una ráfaga de ametralladora disparada al aire, los esquifes se dan rápidamente a la fuga y ni siquiera intentan el asalto. Los piratas saben de antemano qué barcos tienen hombres armados a bordo y cuáles no. La elección es sencilla", explica un capitán gallego de la marina mercante.
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