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¿Una escultura peligrosa?

El Área de Seguridad Ciudadana "seguirá estudiando" si procede adoptar alguna medida de protección del monumento

¿Una escultura peligrosa?

PAMPLONA. El concejal de Seguridad Ciudadana, Ignacio Polo, quien hoy ha presentado en conferencia de prensa el contrato de mantenimiento de las instalaciones de regulación de tráfico de la ciudad, ha comentado, al ser preguntado sobre este suceso, que subirse al monumento es un "acto incívico" cuyas consecuencias no recaen en el Ayuntamiento.

A juicio de Polo, no es "normal" subirse a una escultura que "está para admirarla, para verla, para disfrutarla" y que inicialmente estaba previsto colocar a ras de suelo pero que se situó en un gran pedestal para evitar precisamente el acceso al monumento.

El concejal ha reconocido que está "de moda" subirse al monumento para hacerse una foto, pero ha destacado que la responsabilidad es de quien lo hace o de los padres en los casos de los menores.

Esta situación ha sido estudiada hoy en una reunión del Área de Seguridad Ciudadana, ha indicado Polo, quien ha asegurado que no se ha llegado a ninguna conclusión, aunque se trata de un asunto que no está cerrado.

Aunque la responsabilidad no sea municipal, ha apuntado, en el Área de Seguridad Ciudadana se seguirá estudiando si procede adoptar alguna medida de protección del monumento, aunque ha adelantado que personalmente no las cree necesarias.

"Si la gente se sigue subiendo, nos tendrán que obligar a hacer cosas que normalmente no me gusta hacer, que es empezar a prohibir, a poner obstáculos y barreras", ha declarado.

La "primera y fundamental" medida que podría tomarse, ha dicho, es la de "persuadir, informar y recordar que no es correcto subirse a una obra de arte y que tiene un riesgo".

RESBALÓN Y PUNTAZO El joven herido se subió el domingo por la tarde a uno de los toros del conjunto escultórico de Rafael Huerta. Al parecer, resbaló y recibió un puntazo en la axila. Un compañero suyo al ver la sangre se desmayó y se golpeó con la cabeza en el suelo. Ambos fueron trasladados al Complejo Hospitalario de Navarra y tras ser atendidos fueron dados de alta. El suceso quedó en eso, en un susto que, por cierto, ayer fue la noticia más leída y más comentada que, además, rebotaron las agencias de noticias a los periódicos de tirada estatal.

El Ayuntamiento de Pamplona dispone de una restrictiva ordenanza municipal sobre Promoción de Conductas Cívicas y Protección de los Espacios Públicos de la que echa mano según se trate la infracción. Esta ordenanza dice perseguir, en primer lugar, "la promoción de valores y conductas cívicas"; en segundo lugar, "la protección tanto de bienes públicos como de los espacios visibles desde la vía pública, aún cuando sean de titularidad privada, si se ve perturbado el ornato público..."; y, en tercer lugar, dice "fomentar el principio de responsabilidad y rehabilitación de los infractores...". La ordenanza es larga en prohibiciones (desde tender la ropa en ventanas o balcones hasta las pintadas y grafittis pasando por los ruidos, las terrazas y veladores; dañar los arboles, bañarse en las fuentes, poner publicidad, tirar octavillas, disparar petardos, utilizar altavoces... y un largo etcétera). Precisa la ordenanza en el artículo 1 que ésta tiene por objeto, entre otros, proteger los bienes y espacios públicos y que las medidas de protección se refieren a un sin fin de bienes entre ellos las estatuas y esculturas. La ordenanza se completa con su capítulo sancionador.

La colocación de la escultura del encierro en abril de 2007 abrió un debate sobre la oportunidad o no de protegerla para evitar que la gente se subiera a ella. La entonces alcaldesa, Yolanda Barcina optó en su inauguración por no proteger la escultura del encierro y pidió a las personas, principalmente menores que se suben o les suben a la plataforma, que respeten las figuras de la obra. Barcina dijo que no era partidaria de prohibir el acceso al monumento y creía que es mejor que los ciudadanos puedan disfrutar de la escultura si la respetan.

El autor de este conjunto alegórico del encierro, el escultor vizcaíno Rafael Huerta Celaya, por su parte, lamentaba entonces lo que calificó como "falta de respeto" hacia las obras artísticas. "Creo entender que hay una tendencia a considerar la escultura pública como si fueran tiovivos de feria a los que se puede subir y pasárselo bien. Además, ¿quién es nadie para pasar por encima de lo que es tu responsabilidad y creatividad? Vivimos unos tiempos de absoluta falta de respeto ante la obra artística", indicaba. Hace varios años, un niño quedó atrapado en una de las esculturas de la Ciudadela.

Según Ignacio Polo, nunca se han incoado expedientes sancionadores por subirse a las esculturas, algo, por otro lado, no permitido, al parecer, en la ordenanza municipal.