Especialmente en casas unifamiliares, chalés y caseríos, este aparato vuelve a ponerse en valor como sistema para calentar las estancias. Y los especialistas ofrecen gran variedad de soluciones, más allá de la chimenea convencional.

Como informan desde la tienda de chimeneas Suberri de Donostia, actualmente existen numerosas opciones para calentar el ambiente doméstico. Las más comunes son los fogones de leña, pero también los hay de gas y otros más modernos que funcionan con materiales ecológicos como el bioetanol (bioalcohol) y el pellet, un material elaborado a base de serrín de madera.

"La idoneidad de cada una de ellas depende de las características de cada vivienda", precisa María Jesús Aranburu, de Chimeneas Bastida de Azpeitia, para especificar que los combustibles más novedosos se recomiendan para calentar una única estancia, al tiempo que la leña continúa siendo más eficaz para ambientar el conjunto de las casas.

Por eso, en los últimos años, se ha experimentado un aumento de las ventas de chimeneas de leña como alternativa (o complemento) a los radiadores de gas o electricidad.

"Cada vez más clientes se interesan por las chimeneas, pero no siempre es una solución factible porque en los bloques de pisos se necesitan autorizaciones municipales y del vecindario", indica Izaskun Furundarena desde Chimeneas Suberri. De ahí que la proliferación de fogones se esté dando con mayor intensidad en casas unifamiliares.

Diferentes modalidades

Calentar el aire o el agua

Los clientes que optan por esta vía se encuentran con varias posibilidades para calentar los hogares. La primera, y más común, las tradicionales chimeneas de leña, utilizadas para crear un ambiente acogedor en una estancia. Aunque, gracias a la tecnología, este sistema ha sido desarrollado para que los fogones también sirvan de calefacción.

En esta línea, existen chimeneas que calientan la casa a través del aire y las que calientan el agua de los radiadores mediante un doble circuito. En el primer caso, unos ventiladores reparten el aire por un circuito paralelo que recorre las habitaciones contiguas y, así, el efecto de la chimenea llega a varias estancias de la casa.

La segunda alternativa trata de lograr el mismo objetivo calentando el agua de los radiadores a través de la chimenea. Para ello, se instala un doble circuito que transporta el agua de los calefactores entre el fogón y los radiadores.

El principal problema de estas chimeneas calefactores suele ser el precio, ya que su puesta en marcha requiere de una inversión inicial que ronda entre los 5.000 y los 9.000 euros, dependiendo de las características de cada modelo. Eso sí, los comercios especializados en estos aparatos aseguran que en el plazo de cinco años la inversión queda rentabilizada. "Merece hacer el gasto inicial porque la factura del gas se reduce hasta la mitad en la mayoría de las casas", apunta Alfredo Sainz, de la tienda Erre de Donostia.

Además, informan de que existen subvenciones del Ente Vasco de la Energía (EVE) dependiente del Gobierno Vasco, que financian hasta el 40% de la inversión.

El segundo impedimento en este tipo de calefactores de leña suele ser el acceso al combustible, sobre todo en el caso de los usuarios que residen lejos de las zonas rurales.

Suministradores de leña

Robles, hayas y encimas

Aquellas personas que no tengan la posibilidad de obtener leña por su propia vía, tienen a su disposición una amplia red de suministradores que transportan la madera hasta la puerta de su casa.

Arbelaitz Egurrak de Astigarraga y Arimar, de Azpeitia, son dos de las empresas especializadas en la venta de leña para chimeneas. En ambos casos, se ofrece la posibilidad de comprar el material in situ o solicitarla a domicilio, con un cargo extraordinario entre 40 y 60 euros por los portes.

Andrés Arbelaitz, el propietario de la primera empresa, ofrece tres tipos de leña (haya, roble y encina) procedente de los bosques de Aralar, Navarra y Francia.

Según indica, el precio por una pala de 600 kilos ronda los 55 euros, una cantidad que el empresario considera "muy pobre", teniendo en cuenta el laborioso trabajo que requiere la madera con la que se comercia, ya que ha de ser "cortada, almacenada y secada durante un año" para su posterior venta.

Desde la empresa Arimar, Puri Etxeberria se expresa en la misma línea, al considerar que la venta de leña está "minusvalorada". Con 40 años de experiencia en el sector, la azpeitiarra lamenta que el negocio se está hundiendo por los bajos precios y por la competencia que supone el "gentío" que ha empezado a vender madera para salir de la crisis. Explica que todo ello ha obligado a su compañía a buscar mercados de negocio en Irlanda e Inglaterra.

Según indican, el auge de las chimeneas ya se empieza a notar en las ventas de los suministradores de leña de Gipuzkoa. Ahora esperan que esta tendencia aguante en el tiempo y beneficie a su sector a largo plazo.