pamplona - La vida de Lucio Urtubia (Cascante, 1931) daría para escribir varios libros. De momento ha publicado dos, ambos redactados a mano, porque a sus 83 años dice no saber escribir a máquina ni servirse “de esas cosas modernas”. Natural de Cascante, reside en París desde que en 1954 desertó de la mili e inició una azarosa trayectoria que le imposibilitó regularizar su situación hasta los años 80, periodo durante el cual regresó a Navarra en contadas ocasiones y de forma clandestina. Con su actual libro, las llamadas para impartir charlas se le amontonan, incluso más allá de nuestras fronteras. De hecho, la obra está siendo traducida al italiano y también se han interesado por él en Alemania. No es de extrañar que alguien que a finales de los años 70 lideró una trama para hacer una estafa masiva al City Bank con cheques de viajes falsos, cuyo dinero se destinó a distintas causas sociales y revolucionarias, suscite semejante atención.
Al término de la presentación de este último trabajo en Pamplona, mantuvo con este periódico una breve pero jugosa charla.
¿Qué nos vamos a encontrar en este libro?
-Mil cosas. Sobre todo está mi entusiasmo y la transmisión a la juventud para que haga cosas, porque esta sociedad se puede cambiar. La suerte que tengo es de llegar a mi edad y no tener rencor, ni odio. He recibido lo inesperado. Vivo y hablo de lo que he vivido porque no he ido a la universidad. Continuo viviendo lo inexplicable, lo increíble, la utopía.
Repite que ha tenido mucha suerte en la vida, pero no debe ser sencillo estar casi media vida huyendo de la justicia.
-Pero la suerte ha estado conmigo. Lucho por la justicia, contra los Estados, ayudo cuando puedo, no doy todo lo tengo pero ayudo en todo lo que puedo. Yo doy mucho, pero recibo más. Soy un egoísta.
¿No le ha resultado duro vivir en aquellas condiciones de semiclandestinidad?
-No. Cuando tienes un ideal, lo vives. ¡Qué cosa más grande que luchar contra las injusticias! Cuando era niño no tenía nada. Y ahora, ¡qué cosa más hermosa es continuar luchando en contra de este gente que tiene los medios y los utilizan mal o no saben utilizarlo!
¿Sigue la actualidad política de Navarra?
-Sí. Hay gente muy limitada que dice que no quiero a Navarra. Yo no conocí más que el hambre, la injusticia y el crimen y entonces no quería a mi tierra, pero hoy la quiero. Y sigo con la boina. En la puerta de mi casa en París he puesto un cartel con la palabra Sustraiak (raíces). Por cierto. La puerta de mi casa siempre está abierta.
¿Y cree que estamos ante un cambio político?
-Yo creo que es una necesidad y por eso se cambiará el Gobierno. Pero no quiere decir que tengamos la solución. Luchando estoy convencidísimo de que podremos cambiar esta sociedad. Para conseguirlo, no hay que perder el tiempo en cosas que no tienen ningún valor, sino ponerse a trabajar.
Dice que mantiene contactos con gente de Podemos.
-Se han reunido varias veces en mi casa, sobre todo gente de Podemos de Francia. Todo lo que dicen hasta el día de hoy me parece correcto y mientras sigan así estaré con ellos. Y lo que sí puedo decir es que por mal que lo hagan, no lo harán peor que esta gente que está ahora en el poder tanto en Francia como en España.
¿El poder corrompe?
-El poder corrompe y estropea a los individuos intelectualmente. Los individuos cuando llegan al poder se estropean y no saben hacer nada. Yo sin tener nada hago, y ellos teniendo todo no saben hacer nada.
¿No hay ningún antídoto contra la corrupción?
-Hay que salir de esta corrupción porque los mejores individuos en el momento que llegan al poder se estropean.
Dice que no hay nada imposible en la vida.
-Yo he vivido lo imposible. Pero no sé por qué he tenido tanta suerte para poder vivirlo.
Antes de que buena parte de la banca fuera rescatada con dinero público, decía todos los bancos son unos ladrones.
-Y lo digo. No estoy en contra de las riquezas, sino de su mala utilización. El domingo leía en el periódico una semblanza de Miguel Javier Urmeneta. Había sido de la División Azul, pero cuando lo conocí en Cascante nos hicimos muy amigos. Conmigo se portó muy bien.
¿Cuándo rindió cuentas con la justicia por última vez?
-En 1996. He estado en muchas cárceles, pero siempre muy poco tiempo. La última vez que me detuvieron fue porque habían arrestado a alguien que tenía mi teléfono, pero me soltaron enseguida.
Sin restarle ningún mérito a todas las falsificaciones que hizo en su día, ¿no cree que en la actualidad esta práctica en más complicada?
-No, porque ahora hay muchos más medios. La gente tiene que hacerlo. Si alguien se dedicara a hacer DNI, ¡qué placer supondría ayudar a todos estos inmigrantes que no tienen papeles! Hay que darles, y si das recibes.
¿La sociedad está en deuda con la gente joven?
-Los gobiernos lo hacen tan mal que los periodistas tenéis que dar coraje a la juventud. No toda la juventud está abandonada. Hay una minoría muy buena que lucha, trabaja y hace lo que puede.
¿Qué ocurre en Francia, cuyo presidente socialista está en su cota de popularidad más baja, mientras crecen movimientos de ultraderecha?
-La gente está tan desesperada y tan asqueada... Ahí está la irrupción de Podemos, que sin hacer nada tiene ya un gran apoyo porque la gente está hasta la coronilla. Y el problema del socialismo es que desgraciadamente lo han hecho muy mal y nunca han sido revolucionarios. Hay que ver el daño que han hecho. Teniendo todo el poder que han tenido y no hayan querido hacer nada... Por no hablar de lo que ocurrió en la época del GAL. Pero estoy contento porque España es un país de izquierdas y son las izquierdas las que ahora progresan, mientras que Francia es un país de derechas.