pamplona - Una pequeña empresa navarra de Olloki, Muxunav SL, que fabrica e importa material electrónico, ha presentado una querella criminal contra British American Tobacco (BAT), la 2ª mayor tabacalera del mundo y propietaria de las marcas de cigarrillos Lucky Strike y Pall Mall, y tres altos cargos de dicha multinacional (Javier Álvarez Ballespín, Edward Mirana y Rodrigo Campo), a los que acusa de la comisión de un delito contra la propiedad industrial (castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años) por haber copiado los dispositivos electrolumínicos que Muxunav estuvo vendiendo a BAT. Su objeto era hacer más visibles, en las máquinas expendedoras, sus cajetillas de tabaco iluminadas en detrimento de las de la competencia. La querella, de 324 páginas, ya fue admitida a trámite en el Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid y el querellante, el navarro Antonio Torres, alma máter de Muxunav, también declaró en sede judicial.

Torres ya había registrado años atrás en la Oficina Española de Patentes y Marcas cuatro modelos de utilidad relacionados con estas etiquetas. Ahora, ha recurrido ante dicho organismo el dispositivo que usa actualmente British American Tobacco y que ha instalado en miles de máquinas. Como expone la querella, “BAT ha tenido acceso a la idea, desarrollos y prototipos de Muxunav y con la misma finalidad” que tienen los paneles que la pyme navarra vendía a BAT. Es más, antes de que BAT comercializara las etiquetas lumínicas copiadas a Muxunav, la empresa navarra, conocedora de las maniobras torticeras que estaba usando la multinacional -que había contactado en China con suministradores en común-, le advirtió del ilícito que podía cometer si trataba de hacer un modelo igual.

EN LONDRES Y EN MADRID La relación comercial de la mercantil navarra y de la gigante tabacalera se inició en 2012 con objeto de que BAT adquiriera en exclusiva los productos desarrollados por Muxunav para realzar la visibilidad de las cajetillas de tabaco de Lucky Strike. Para ello se firmaron sendos contratos y la multinacional pasó a implementar en el mercado los dispositivos de manera exclusiva. La marcha del producto no podía ser mejor a la vista de las felicitaciones por el producto en el intercambio de correos electrónicos y reuniones entre el empresario navarro y los directivos de BAT.

“La idea del emprendedor navarro -reza la querella- despertó el interés de la potente multinacional y el proyecto para la iluminación de etiquetas en las máquinas expendedoras fue ascendiendo progresivamente hasta llegar a los altos directivos de la compañía en Madrid y Londres. A mediados de 2013, la relación comercial culminó con la rúbrica de un contrato de compraventa de bienes para entrar en una fase más centrada en el suministro del producto”. Se firmó dicho contrato en septiembre de 2013 con una exclusividad de seis meses. Supuso el suministro por Muxunav de 8.000 etiquetas para usar en 2.000 máquinas. Los resultados eran tan halagüeños que los representantes de BAT anunciaron un nuevo pedido a Muxunav de 41.000 etiquetas y 8.300 kits para otras 6.000 máquinas. Ya por entonces BAT planteó adquirir la propiedad industrial de Muxunav, algo que no se concreto pero aparece en un email del jefe de ventas.

gran INTERÉS Y RUPTURA TOTAL Finalizado ese contrato de suministro, en abril de 2014, el empresario navarro volvió a sentarse en una reunión con BAT para renovar la relación. Allí presentó un dispositivo electrolumínico todavía más avanzado que el implementado hasta entonces. Contenía luces LED para su colocación en las botoneras de las máquinas y su principal ventaja, respecto a anteriores, era la duración de la luz (por tanto el ahorro de costes, ya que evitaba sustituir las etiquetas). El nuevo desarrollo causó furor en las altas instancias de la tabacalera a tenor de que convocaron ipso facto al emprendedor navarro a una reunión a la sede central en Londres. Su objetivo, así se expuso, era lanzar a Europa el proyecto de iluminación de etiquetas.

Así, el 28 de abril de 2014 se produjo dicho encuentro en suelo londinense entre Antonio Torres y los representantes de BAT, en la que estos confirmaron el interés en los desarrollos de Muxunav y llegaron a proponer la firma de un contrato de suministro a gran escala o la compra de los derechos de propiedad industrial. También requirieron que se les hiciera llegar el prototipo del dispositivo.

COPIAR POR LA ESPALDA De esta forma, viendo el interés suscitado, Muxunav presentó una oferta por la venta de su modelo de utilidad al precio de 10 millones de euros. Sin embargo, dos altos ejecutivos de BAT rechazaron la oferta. No aceptaron la pretensión, seguramente porque esperaban una rebaja económica y terminar adquiriéndola a un precio inferior. Pero Torres no dio marcha atrás y cesó la relación comercial. A partir de entonces -era mayo de 2014- las sospechas del empresario navarro sobre las malas artes de la tabacalera se hicieron mayúsculas. Antonio Torres, por las informaciones que tenía de sus proveedores, llegó a conocer que la multinacional querellada, a espaldas de Muxunav, se había puesto en contacto con fabricantes de China para obtener el mismo producto. En la querella se llega a asegurar que Muxunav “tiene la constancia de que la querellada había dado la instrucción de examinar los prototipos de la empresa navarra y copiarlos”.

Ahora, Muxunav denuncia que el modelo que ha sacado al mercado la tabacalera British American Tobacco para hacer más visible sus cajetillas en máquina es idéntico al que la empresa navarra desarrolló para ellos. Dicha actuación, afirma Muxunav, se produce sin su consentimiento como titular del modelo de utilidad ya patentado por Antonio Torres y, “lo que es peor, lo hacen tras valerse del conocimiento e información que han ido adquiriendo de Muxunav durante su relación comercial. Así, concluye la empresa navarra, “BAT se benefició del acceso que tuvieron a información sensible (prototipos, pruebas y explicaciones técnicas) que, de buena fe, Muxunav les confió gracias a lo cual obtuvieron el conocimiento necesario para elaborar un sistema idéntivo. Por tanto, han hecho un uso industrial de la información que proporcionó Muxunav vulnerando el derecho de explotación que compete en exclusiva a la empresa navarra”.