Sesenta días separan a Denis Cirpaci del día que entró en la UCI hasta el momento en que salió de ella, “un milagro de los médicos y de Dios”, resume su mujer Heidi. Este joven de origen rumano, que lleva casi veinte años residiendo en Navarra y es muy conocido por regentar varios negocios automovilísticos, durante días fue el paciente por coronavirus más joven ingresado en una UCI navarra.

El 20 de marzo, recuerda Denis, entró con fiebre en la Clínica San Miguel de Pamplona, en planta, pero, a la 1 de la madrugada del 23 de marzo empeoró e ingresó en la UCI. De esos dos meses, estuvo dormido 40 días en los que su mujer, Heidi Dragan, pudo estar cerca de él. “No podía pasar a verle, pero me dejaban asomarme a los cristales y eso es algo que otras personas no han podido hacer”.

“Situaciones excepcionales requieren medidas excepcionales”, cuenta Txuma Urtasun, jefe del Servicio de Intensivos en la Clínica San Miguel. Denis, cuenta el médico, “se convirtió en el representante de la pandemia” en el centro y se marcaron como objetivo sacarle adelante. Más aún cuando estaba intubando a Denis y su móvil sonó en la habitación de la UCI donde estaba ingresado. En la pantalla, recuerda Urtasun, había una foto del joven al lado de unos niños. “Al verla supe que teníamos que salvarle”.

La situación al llegar a la UCI fue empeorando y necesitó una aportación de oxígeno de entre el 80 y el 100% durante muchos días. Por ello, decidieron realizar la técnica del decúbito prono, que consiste en poner boca abajo al paciente “para liberar los pulmones y facilitar la entrada de aire”. En su caso se añadía una dificultad: la obesidad mórbida. Esta técnica trajo consigo una mejoría de Denis, que se vio truncada cuando se encontraban “a punto de desconectarle” ya que se le reprodujo una neumonía que obligó a volver a sedarlo e intubarlo.

Denis cumplió 29 años el 20 de abril, cuando aún estaba ingresado en la UCI. El día anterior había tenido una pequeña mejoría así que Heidi decidió hacerle un bizcocho para celebrarlo. “Como estaba tan bien, pensé en verle, pero me dijeron al llegar que había empeorado, que no podía verle, que tenía los pulmones otra vez duros como piedras”.

En esos días de recaídas los médicos les dijeron que “solo quedaba rezar, prácticamente estaba todo hecho”, recuerda su mujer, que agradece al equipo médico “y sobre todo a Dios, que nos ha movido a todos” la recuperación de su marido.

También estuvo su madre, Simona, que pasó junto a Heidi las recaídas de Denis y que el día en que él salió de cuidados intensivos se arrodilló frente al equipo médico que había trabajado para salvar la vida de su hijo y frente a Urtasun. Esa es una de las imágenes que más lleva grabadas en la mente Urtasun, al igual que otro momento que ocurrió días después del ingreso, cuando el médico comentó a la familia que el estado del joven era grave y, “su madre, preguntó si ella podía donar uno de sus pulmones para salvar la vida de su hijo”. Sus dos hijos estuvieron también presentes en el momento en que salió de cuidados intensivos, y durante su estancia, a través de collages con fotografías, corazones y mensajes de ánimo.

A día de hoy, dado ya de alta, solo pide que “nadie más pase por esto, porque no es fácil” y se muestra esperanzado a la hora de volver a casa porque le esperan sus hijos.