Las muertes por cáncer de mama se han reducido a la mitad desde 1990 en las mujeres de 25 a 64 años de Navarra. El cribado mediante mamografías periódicas en el marco del programa de Detección Precoz de Cáncer de Mama y los tratamientos más eficaces han contribuido al fuerte descenso de la mortalidad por esta causa que era responsable del mayor número de fallecimientos por cáncer entre las mujeres en las décadas de 1980 y 1990. En la actualidad ha sido superado por el cáncer de pulmón. En el quinquenio 2014-2018, el cáncer fue la causa de muerte de la mitad de los decesos en la población de entre 25 y 64 años de Navarra. Le siguen las enfermedades cardiovasculares (18%), los fallecimientos por causas externas (12%) y las enfermedades digestivas (4%).

La población adulta de la Comunidad Foral, según el último Boletín de Salud Pública sobre mortalidad y estilos de vida, ha experimentado un claro descenso del riesgo de muerte en las tres últimas décadas, salvo en las mujeres de 55-64 años, en las que la mortalidad se mantuvo estable. Un considerable porcentaje de los decesos en este grupo de edad fue por enfermedades y lesiones que podrían haberse evitado. Entre las principales causas de mortalidad evitable se incluyen la cardiopatía isquémica, el cáncer de pulmón y de colorrectal, enfermedades relacionadas con el alcohol, accidentes de tráfico y suicidio.

Los efectos positivos del programa de detección del cáncer de mama se observan claramente en estos últimos treinta años, al reducirse a la mitad las fallecidas por dicho tumor. La mortalidad por cáncer colorrectal, sin embargo, no ha disminuido en estas últimas décadas algo que sí ha ocurrido en los países de la OCDE, con caídas de hasta el 30% en lugares como Austria, Bélgica y Alemania. La extensión de programas poblacionales de cribado dirigidos a la población de 50 a 70 años parece explicar parte de estas diferencias. En 2014 se inició el programa en Navarra, por lo que es previsible que su impacto se vea en los próximos años.

impacto del tabaco La generalización del consumo de tabaco en las mujeres de Navarra en las últimas décadas, la implantación de programas para dejar de fumar y la prevención tienen impacto evidente en las tendencias de varios tipos de cáncer asociados a este hábito. En los hombres, la disminución del tabaquismo se refleja en las menores tasas de mortalidad por cáncer de pulmón, laringe, vejiga o cavidad bucal. Existe, sin embargo, un margen de mejora porque continúa habiendo una prevalencia de tabaquismo elevada y las tasas de mortalidad por cáncer de pulmón están por encima de las de bastantes países de la UE.

Entre las mujeres, el tabaquismo se popularizó en las cohortes nacidas entre 1950 y 1960, que en el último quinquenio tenían alrededor de 60 años y una mortalidad por cáncer de pulmón disparada. En estas cohortes de mujeres han disminuido otras causas de muerte, como el cáncer de mama, estómago, accidentes de tráfico o enfermedad cardiovascular, pero el aumento de las muertes relacionadas con el tabaco da lugar a un estancamiento de la mortalidad total.

disminuyen las enfermedades cardiovascular El importante descenso de la mortalidad por enfermedad cardiovascular, incluido ictus e infarto de miocardio, se relaciona con cambios en factores riesgo como el tabaquismo en hombres, el control y tratamiento de la hipertensión arterial, las hiperlipemias y la mejora en el tratamiento hospitalario y en la prevención secundaria tras un primer evento cardiovascular. También han podido contribuir el aumento del ejercicio físico en el tiempo libre, mejoras en la alimentación y el mayor nivel educativo de la población.

El descenso de la mortalidad por cirrosis hepática es atribuible a la disminución en el consumo excesivo de alcohol, en la incidencia de infecciones por el virus de la hepatitis B y C, y a las mejoras de los tratamientos. La epidemia de VIH produjo una elevada mortalidad en el grupo de 25-34 años en las décadas de 1980 y 1990. La prevención y la mejora de los tratamientos contribuyen al descenso de las defunciones.

El descenso de la mortalidad por cáncer gástrico en la Comunidad Foral sigue el patrón mundial y se debe a la reducción exitosa de la infección por Helicobacterpylori y a las mejoras en el abastecimiento de agua y en la conservación de los alimentos, así como a la mayor disponibilidad de fruta y verdura fresca.