- Serán uno de los delitos que más descienda por efecto del confinamiento primaveral y, ahora, de los cierres perimetrales de las distintas comunidades y del toque de queda, cuando cualquier vehículo que circule por la noche en las horas no permitidas resulta de lo más llamativo.

El efecto disuasorio que han causado las medidas de restricción y las limitaciones para la movilidad (no hay que olvidar que los desplazamientos han descendido un 70%) ha sido mucho más eficaz que las múltiples condenas por delitos contra la seguridad vial que se condenan al año en Navarra, porque muchos de esos condenados son reincidentes habituales. Sin ir más lejos, en 2019 fueron condenados 1.283 conductores en la Comunidad Foral, 223 más que en el año 2018, según datos de la Fiscalía.

El crecimiento fue del 21% en estos delitos. De ese millar de personas que son condenadas por cometer un delito contra la seguridad vial, hay 22 navarros que se encuentran cumpliendo penas de prisión en el centro penitenciario de Pamplona, la mayoría de ellos por su reincidencia al conducir sin carné o tras haber ingerido bebidas alcohólicas. En España son hasta 1.400 los conductores presos por condenas relacionadas con el tráfico. En este sentido, la Fiscalía General del Estado recalcó recientemente que cada año se ejecutan números “muy altos”, de cerca de 80.000 condenas, lo que supone un tercio del total de las sentencias condenatorias que dictan anualmente los jueces en España.

La conducción ebria, aquella que se sanciona a partir de 0,60 miligramos de alcohol por litro de aire espirado (en caso de arrojar una tasa inferior pero haber provocado por ejemplo un accidente o poner en riesgo a otros conductores o personas que transitan por una vía, el responsable también incurriría en un delito), es la modalidad de tráfico más sancionada en Navarra. El 60% de las condenas de seguridad vial está relacionada con conductores influidos por el alcohol al ponerse al volante.

Fueron en total 807 los condenados por este motivo y también por conducción bajo la influencia de las drogas, donde sigue predominando su persecución a través de la vía administrativa. Además de la posible pena de prisión, o multa o trabajos comunitarios que especifican estas condenas (el juez puede elegir cualquiera de las opciones según la gravedad de la infracción), el conductor es sancionado también con la pérdida del permiso de conducir entre uno y cuatro años.

Aquí reside uno de los principales factores de los conductores reincidentes. Al hecho de ser juzgado por conducir con una alcoholemia positiva, que es un delito con una alta tasa de reiteración, se une el factor de que luego se ven privado del carné de conducir y, pese a ello, vuelven a coger el coche. En este sentido, la Fiscalía navarra advertía en su Memoria anual que la Jefatura Provincial de Tráfico en Navarra le había puesto de manifiesto su preocupación por el hecho de cuando se devuelve al conductor penado su permiso de conducir, después de que hubiera cumplido la pena impuesta, desde los juzgados no se les advierte de la obligatoriedad de realizar un cursillo antes de ponerse a conducir nuevamente.

Decía entonces que se trata de un requisito administrativo que excede del ámbito de la ejecución penal, no informando los juzgados de este extremo, en la mayoría de los casos por desconocimiento, por lo que Tráfico lo comunica a los penados vía correo ordinario, lo que no garantiza su conocimiento con la eficacia que sería deseable.

Precisamente, al hilo de lo anterior, si destaca la reincidencia de algún tipo de delito de tráfico a la hora de causar el encarcelamiento de un conductor sin duda alguna el delito estrella es el de la conducción sin carné de conducir en vigor, bien por la pérdida total de puntos y por no haber superado el cursillo de recuperación y el examen de Tráfico o bien porque el acusado en cuestión nunca había estado en posesión de dicho permiso.

En total, el año pasado fueron condenadas en Navarra 403 personas por conducir un vehículo sin carné. Muchos de estos conductores son habituales conocidos de las fuerzas policiales que, por lo tanto, detectan con facilidad su reincidencia en la conducta irregular. Además de ellos, otros 24 conductores fueron condenados por conducción temeraria, a otros tres se condenó por exceso de velocidad, a 44 por negarse a someterse a las pruebas de detección de alcohol y a dos más por poner en riesgo la vida de las personas.