Ernesto Ekaizer ingresó el 26 de septiembre por coronavirus, pasó por la intubación y por un coma inducido, le dieron de alta en diciembre, y al parecer, debido a una bacteria, tuvo que reingresar otros 15 días. Ahora lleva dos semanas de nuevo en casa. Ha podido sobrevivir. Dice que se encuentra en “una situación un poco contradictoria”. Aún arrastra secuelas en su respiración, que no en su lucidez, ni en su retentiva para repasar el momento político. Al principio de la conversación esas dificultades son más palpables. Al rato, como si su reconocida vocación periodística ayudara a sus pulmones, va cogiendo brío hasta terminar con fuerza la entrevista.

Ernesto, ¿pasó miedo durante su primera convalecencia?

-No sé qué decir, yo estaba entregado a los pocos días de ingresar. Cuando vino el intensivista y su equipo, les miré a la cara, que lo dice casi todo. Ellos intentaron disimular, son jóvenes, y cuando les pregunté si venían a llevarme a intubar, el intensivista jefe me dijo que no estaba decidido.

No se esperaban la pregunta.

-No querían decirlo, pero viendo mi nivel de oxígeno, les miré y les dije que no había otra que la intubación. Y entonces el doctor lo reconoció.

¿Cuánto tiempo pasó en coma inducido?

-A mi mujer le dijeron que yo tenía la que llaman la mirada del abismo, la de la persona que no va a salir, pero agregaron que mi cuerpo transmitía otra sensación contradictoria. La noche que me indujeron el coma, un ratito antes de intubar, una de las enfermeras, Mercedes, me preguntó qué música me gustaba y le dije que soy un fanático de la música griega, y entonces cogieron en YouTube Zorba el griego, y mientras me intubaban lo pusieron. Estuve intubado cinco días con sus cinco noches, porque la reacción fue buena. Y solo estuve boca abajo 18 horas.

Dentro de su proceso de recuperación, ¿cuándo le volvió el apetito informativo, la evidencia de que estaba mejorando?

-Es un proceso contradictorio. Antes del coma piensas que has entrado en el abismo, no sabes qué va a pasar. Yo tengo una formación judía, nací en Buenos Aires, pero apenas nací mis padres emigraron a Israel. Mi lengua materna es el hebreo, y es el idish, el idioma que hablaban los judíos en la Europa Central. Es increíble, porque cuando estás así, como que vuelves a tu raíz; para mí es una revelación. Tengo una gran formación judía pero luego me aparté de mi familia, yo soy laico, no soy religioso, y me identifico mucho con los palestinos. Soy en ese sentido un diablo. Sin embargo, antes y después de la intubación razonaba con palabras de mi origen, pensaba en la palabra salud, que en idish se le desea a la gente de una manera muy cariñosa. En la intubación tú estás como en una sala de tortura medieval, te meten un tubo de 9 centímetros en la traquea, y sientes que te ahogas, aunque te duerman, y cuando te lo quitan te queda la sensación de ahogo también. Ese es el ambiente.

Tremendo.

-Entonces sales pero no sabes que sales. Pasan muchos días en la UCI y es muy lento, tienen que tener la seguridad de que todo va bien, y es muy duro, hay momentos después de que te desintuban en que sientes que no puedes seguir. Es como si te ahorcan, como una cuerda que la tienes ahí, y te ahorcan, te ahorcan y te mueres.

Qué angustia.

-Cuando ya me trasladaron a planta, empecé a leer libros, a tuitear y a escribir algunos artículos y también entré en televisión y radio.

Y percibió el cariño de mucha gente. ¿Le ha sorprendido?

-Me sentí muy acompañado cuando publicamos la foto que me hicieron las enfermeras. Fue extraordinario, y luego Cintora tuvo la idea cuando lanzó su programa de ponerme en la lucha contra la covid. Creo que ha sido positivo, para alertar a la gente que no cree o se lo toma un poco en solfa.

¿Cómo ve el momento político y social en España?

-Yo escribí en agosto de 2020 mi libro El Crispavirus sostenía que aparte de la covid, había otro virus en España, la crispación. El crispavirus es básicamente la apuesta del Partido Popular, y de Ciudadanos y Vox por una legislatura corta. Viene el virus y la derecha dice esto quiebra al Gobierno, y ahí inician la campaña, la cruzada contra el estado de alarma, que no solo tiene el apoyo de la derecha, sino también de los nacionalistas vascos -Urkullu se posiciona claramente en contra, como un intento de recentralizar España- y desde luego de los independentistas catalanes. Esto fracasa, estamos en la secuela del fracaso del intento de derribar la legislatura. Eso por no hablar del intento de una juez Rodríguez-Medel, que forma parte de mi libro, de intentar trincar al Gobierno a través del delegado del Gobierno en Madrid. No lo consigue. Era como tirar una moneda al aire. No salió.

¿Puede reactivarse esa operación?

-No, está sepultada, ha fracasado sobre la base del acuerdo presupuestario al que se une Esquerra Republicana de Catalunya. Todo el esfuerzo mediático ahora está centrado en hablar sin fundamentar de diferencias irreversibles que abocan a un final entre Unidas Podemos y el PSOE, y entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez. Diferencias existen, no cabe duda, pero hay una línea estratégica de Unidas Podemos que la gente tiene que considerar: Esta formación no está para hacer un episodio circunstancial breve. Es una apuesta.

De dar durabilidad a la legislatura.

-Exacto, la idea de atacar a Unidas Podemos como un partido revolucionario es muy grande para la derecha. No entienden o no quieren entender, o son miopes o ignorantes, que Unidas Podemos se ha convertido en lo que históricamente se denomina un partido reformista, con aspiraciones muy altas, pero que en la práctica política se convierten en una fracción de izquierda de la socialdemocracia.

Iglesias insistía en Salvados en la correlación de fuerzas.

-Se han convertido en el ala izquierda separada del PSOE, pero no atacan la estructura del estado de capital, no modifican la estructura básica de relaciones entre los trabajadores y los empresarios. Lo que dicen es que quieren un salario mínimo mejor, que las pensiones no sean a 35 años; eso no tiene que ver con atacar la esencia del capitalismo. Y resulta que supuestamente están atacando la base del sistema. Pero hombre, si el sistema es garantizar una pensión y un salario mínimo interprofesional. Además va en contra de los empresarios no aumentarlo. ¿Cómo va a salir España de la crisis? Habrá que consumir. Y los que menos ganan si les das un aumento utilizarán ese dinero. Toda esta historia neoliberal que defienden los grandes medios es una patraña. España no saldrá de la crisis si no administra bien una política de salarios. Y el diagnóstico de los medios de la derecha está profundamente equivocado. Unidas Podemos no plantea un programa máximo. Lo han abandonado por una praxis, una realpolitik a la manera de Willy Brandt en Alemania.

Ahora hay un horizonte de esperanza por la vacunación pero la incertidumbre es muy grande.

-Esta crisis no se puede superar con una muralla china entre economía y sanidad, están interconectadas. Todo lo que se está haciendo en Madrid es el chocolate del loro, eso es electoral, para que un sector de la clase media y de los pequeños empresarios voten al PP. La crisis económica es monstruosa e inédita. Para relanzar la economía necesitas controlar al virus. Sin eso no puedes. Controlar el virus es empezar a salir de la crisis.

Así que la vacuna no es solo un activo sanitario, sino también económico.

-Exactamente. Usted lo ha dicho. Lo que pasa es que aquí la vacuna nos ha obnubilado, porque fue un fenómeno de ilusión óptica. Consistió en que teníamos la vacuna y que por lo tanto era relativamente secundario e irrelevante la nueva oleada que iba a venir.

Eso es muy duro de decir.

-El ser humano es así. La gente necesita buenas noticias.

Pero se empezó a distribuir por el mundo al mismo tiempo.

-Lo que ocurre es que aquí vimos la vacuna como la tabla de salvación, la luz al final del túnel, y empezamos a hacer desconfinamientos comerciales en navidades. Un desastre. Y luego Simón nos ha dicho que ahora vamos a vivir esta situación porque lo hemos pasado demasiado bien en Navidad. Falta iniciativa en el Estado.

¿Cómo ve el futuro del PP en ese maremágnum de casos judiciales?

-Otra vez lo de Bárcenas, Kitchen, la Caja B, que empieza el juicio el 8 de febrero, todo eso crea a una dinámica como el mito de Sísifo, cargar con la piedra cada vez. Es interminable.

Llevamos años preguntándonos si Bárcenas va a tirar de la manta.

-Creo que hemos entrado en una nueva situación. Ha habido un cambio de abogados, Bárcenas quiere hacer algún tipo de negociación que permita aliviar la situación de su mujer, que está en la cárcel, y él tiene información todavía sobre temas como la Comunidad de Madrid, de Esperanza Aguirre y de su entonces tesorero, y puede meter baza. Su abogado le recomienda negociar y no hay que destacar que él aporte información nueva. Y esto a su vez le plantea a Vox un buen caladero de votos, con gente desencantada del PP.

¿Y cómo ve a Vox?

-Macarena Olona ha dicho que hay que darle el Premio Nobel de la Paz a Trump. La idea que vendió Trump en la campaña de 2016 contra Clinton era que él iba a retirar todas las tropas de Estados Unidos y que no iba a haber más guerra. Con Bush hubo muchas guerras, y con Obama, también.

Algo paradójico.

-Claro, Obama es un dron, es el gran generalizador del uso del dron, de matar civiles a través de este sistema. Pero lo que no sabe Macarena Olona, o no quiere saber, sobre la trampa de Trump, es que él mantuvo tropas en Afganistán y ayudó a través de material militar, e hizo la guerra por poderes delegados en Libia, Somalia, Irak y Afganistán. Con esto consiguió reducir las bajas de los soldados norteamericanos y aumentar la de sus aliados. También ha organizado golpes de Estado. ¿Cómo puede una fuerza política negar esto? Es evidente. Trump no es que no haya hecho guerras, ha continuado las que iniciaron sus predecesores. Está sujeto a un proceso de destitución por convocar un golpe, una insurrección en el Capitolio, y hay muchísimas pruebas. Y no hablemos del intento de golpe de Estado en Venezuela, y de toda la política de asfixia económica y de sanciones. O de colocar a Cuba como estado patrocinador del terrorismo cuando Obama lo había quitado.

¿Y si se lanza Trump a crear un partido, tal y como se comenta?

-Efectivamente, el Partido Patriota, que nos lleva a Vox. El gran ideólogo de Trump es Steve Bannon, el que alumbra la idea de que Trump es un personaje anti establishment, que va a defender a los obreros, por encima de su propia clase social, los ricos. Oiga, 74 millones de personas le han votado. Bannon, que ha sido indultado, es el nexo con el Frente Nacional en Francia, Salvini en Italia, y Abascal en España. Es quien dijo que quería que Vox estuviese en todos los países de Europa.

Si tuviese que explicar quién es Villarejo, de nuevo en escena, ¿cómo lo haría?

-Es un juicio muy particular, nunca el aparato del Estado y su maquinaria va a un juicio contra un individuo, y aquí han estado el CNI como acusación particular, representada por la Abogacía del Estado, y la Fiscalía contra Villarejo en relación al tema de Corinna. Corinna ha denunciado lo mismo que en su declaración jurada, y la declaración fue impecable. El ex director del CNI Félix San Roldán admitió que había ido a Londres a verla en una habitación del Connaught Hotel, ellos dos solos. Sanz Roldán, dijo en el juicio que ni él ni el CNI pueden actuar fuera de España. ¿Qué hizo allí con la ex amante del rey? Pudo hacer muchas cosas, entre ellas amenazarla. Ella sostiene que la amenazó, e inmediatamente cuando vienen las conclusiones finales del juicio, el fiscal salta como un muelle y retira la calumnia. ¿Por qué? Porque Villarejo no mintió, dijo lo que le dijo Corinna, y eso se llama en el Código Penal español para el delito de calumnia exceptio veritatis. Más allá del juicio, Villarejo es un impostor, se ha lucrado utilizando su actividad como policía cuando estaba en activo hasta 2016 haciendo dosieres y dándole a los grandes empresarios españoles lo que ellos quieren. Sea el BBVA, La Caixa, Iberdrola y muchas otras. Les dio información sobre sus rivales, información basura, descalificadora, merde... es el capitalismo en estado puro y la impostura consiste en que él ahora defiende que lo hizo como empresario.

¿Un búmeran en temas de Estado?

-Sí, sucio, porque él mezcla realidad con ficción.

Si le llegan a contar a usted hace 10 años lo que nos íbamos a enterar de Juan Carlos I, ¿se lo habría creído o en algunos cenáculos se intuía?

-Yo sabía que el rey era muy imprudente y ya en libros míos seguí las relaciones con Javier de la Rosa y Mario Conde. Y di con autorización de la Casa Real el número de las cuentas del rey Juan Carlos en Banesto, que eran un elemento de chantaje muy importante. Cuando se interviene Banesto, este era un factor muy importante para Felipe González, que sabía que el rey tenía dinero en el banco y que Conde podía chantajear. Por lo tanto la respuesta no es yo lo dije, pero que el rey con Mario Conde y Javier de la Rosa tenía un triángulo peligrosísimo, no me cabía la menor duda, y de ahí saltar a engañar a Hacienda, tener un patrimonio oculto, invertir en Suiza, no había mucho salto que dar.

La duda es si se ha establecido un cortafuegos sobre Felipe VI.

-Ahí no podemos saber más que los indicios. En mi segunda edición del ElCrispavirus dedico 48 páginas a la ruta del dinero, a Juan Carlos, a Felipe y a Corinna. El rey Juan Carlos en cierto modo obró con transparencia, porque metió a Felipe como beneficiario de Lucum, la fundación que recibió 100 millones de dólares, y también le metió en la Fundación Zagatka, de la cual Juan Carlos I es tercer beneficiario. Juan Carlos se gastó a través de esta fundación de Liechtenstein, que lleva su primo, Álvaro de Orleans, 5 millones de euros en viajes y jet privados entre 2016 y 2018, ya sin protección de inviolabilidad. Es un tema que deberían investigar, y están arrastrando los pies. Ahí metió como cuarto beneficiario a Felipe. Ahora me preguntará si Felipe lo sabía. Ah, qui lo sa.

¿Cree que se tendrían que celebrar las elecciones catalanas el 14-F?

-Creo que el govern catalán ha cometido un error o tal y como ha manejado las elecciones, la gente en Catalunya lo ha percibido como una manipulación, y no cree que sea por la covid, sino porque los partidos independentistas han perdido fuelle y no le están diciendo la verdad. Yo creo que no es un ambiente para elecciones y desde luego menos para independizar a Catalunya o separarla de España. Creo que la gente está en otra cosa, en salvar la vida. Los partidos independentistas lo han visto y como las elecciones vascas y gallegas se aplazaron, y han pensado que esto no iba a tener problemas, pero los tiene.

Pero unas elecciones tras las navidades, con una ola creciente...

-Estoy de acuerdo, estuve de acuerdo con el aplazamiento de las gallegas y vascas. No es el momento de elecciones, ya vimos lo que pasó con las municipales de Macron, la baja participación, y no es razonable que esto sea como las tablas de Moisés, que sea la Biblia. No creo que sea el momento para votar y tampoco me parece dramático aplazar unas elecciones. No estoy en la defensa incondicional. Veremos cómo termina, la última palabra no está dicha.

La paradoja es que un candidato que pisa fuerte sea el todavía ministro de Sanidad. Un cambio de cromos en medio de la pandemia.

-Pero esto es la política, son imposturas, postureos, vender gato por liebre, un lenguaje lleno de aire... es lamentable pero tenemos que reconocerlo. Lo de Illa es un diseño de Iván Redondo, por mi información, que convence a Sánchez y un dictat de Madrid a Iceta, quítate para ponerle.

¿Regresa conjurado contra la política de la apariencia?

-Hay dos actitudes, una es que esto, en mayor o menor medida, siempre ha sido así, y dudar de todo. O puedes decir que esta situación es irrespirable, y que estás empachado.

¿Como Iñaki Gabilondo?

-Si tú tienes el afán de alguna manera de ser un equilibrista, una persona muy ponderada, coger los argumentos de uno y de otro y tratar de contribuir con ambos a pintar la realidad, te puede pasar que te canses y pedir un respiro. Es normal. La otra actitud es constatar que esto está degradadísimo, que va a ir a peor, pero contribuir a arrojar luz. Esta sería la mía, tratar de investigar más, razonar más, darle la vuelta más a las cosas y contribuir.

“En la intubación estás como como en una sala de tortura medieval, sientes que te ahogas, aunque te duerman”

“La historia neoliberal que defienden los grandes medios es una patraña, así no se saldrá de la crisis”

“Bárcenas, Kitchen, la Caja B... la dinámica en el PP es como el mito de Sísifo, cargar con la piedra una y otra vez”

“No creo que sea el momento para votar en Catalunya y no me parece dramático aplazar las elecciones”