El PSIS de Etxabakoitz ya se ha desvinculado de la construcción de la estación del TAV. Pero Nasuvinsa, en 2018, emitió un informe en el que veía desproporcionado e inviable el plan urbanístico que diseñó UPN entre 2003 y 2015, y que se había diseñado para pagar la estación.

El informe veía un crecimiento desmedido tanto en costes como en su intento de endosar al proyecto ferroviario casi 10.000 viviendas (unas 1.000 en San Jorge), sin justificación ni demanda, otros 315.479 m2 de usos terciarios y actividades económicas (se habló de un parque biotecnológico) y otros 305.019 m2 en usos dotacionales (en total 2,4 millones de superficie) obedeciendo únicamente a criterios economicistas y no de necesidad.

Así se desprende de las 84 páginas del informe, que propone modificar el proyecto, aprobado en 2010 y actualizado en 2015. En origen, el proyecto urbanístico se condicionó al "buen fin del proyecto ferroviario, de competencia estatal" lo que ya resultaba"altamente problemático" porque la "infraestructura ferroviaria, por sus características, requiere garantizar la funcionalidad del nuevo trazado antes de eliminar el antiguo".

Por tanto, el PSIS se supeditaba, en su desarrollo, a "la efectiva ejecución del proyecto ferroviario", abundaba el informe.

Analizado con lupa 15 años después, el PSIS tiene unos costes que dan resultado a una viabilidad "abrumadora" y que "impone" a los propietarios del ámbito, además de ceder espacios para dotaciones públicas previstas, la obligación de costear las obras de urbanización que corresponden con la "supresión de la infraestructura ferroviaria y todas sus indemnizaciones" incluyendo la salida de la empresa química.

¿QUIÉN PAGABA?

En el proyecto tampoco quedaba claro quién pagaba la nueva estación y de qué manera. Por otro lado, el macrodesarrollo urbanístico conectaba dos espacios de entrada sin ningún tipo de "conexión física ni funcional", incorporando sin justificación determinados suelos, a la vez que ampliaba el ámbito previsto inicialmente.

"El límite establecido para el proyecto es ambicioso. Parece priorizar el desarrollo urbano residencial frente a la gestión del bucle ferroviario porque se limita a una parte de la sustitución del bucle de la comarca" (unos 4 km de vías, el mínimo trazado afectado por la estación vieja y la nueva prevista, cuando el conjunto del bucle abarca 19 km de vías).

Las cifras son "abrumadoras" y el PSIS "en ningún momento habla de ingresos para compensar gastos". Así, a modo de ejemplo, para el ámbito I de Etxabakoitz las "cuentas de viabilidad" en la "opción más prudente" (proyecto de reparcelación) darían 74,6 millones de desfase, sin tener en cuenta una "integración del arco ferroviario", y 13,3 para el ámbito II de San Jorge.

300 MILLONES

La urbanización de ambos ámbitos (Etxabakoitz y San Jorge) superaba en costes los 303 millones (389 si el desarrollo es unitario y no por etapas), cantidad a la que habría que sumar los 107 millones que cuesta la nueva estación y eliminar el bucle ferroviario, y sin contar los 200 millones en los que se calcula la conexión ferroviaria de la nueva estación con Zuasti, con una distancia de 14,4 km, sumado a los 4,4 km de la conexión entre Esquíroz y la nueva estación.

Es decir, la propuesta de ordenar un ámbito sin prever "la conexión ferroviaria del tramo sustitutorio del ferrocarril con los tramos exteriores, imposibilita el desarrollo del PSIS por medio propios, haciéndolo depender de la sustitución de la vía férrea en el ámbito exterior al PSIS por terceros".

Los costes de indemnización recogidos en el plan tampoco aparecían justificados en sus 139 millones. Cabe recordar que el anterior Gobierno con Álvaro Miranda en Obras Públicas como promotor del plan incorporó a través del PSIS el traslado de la empresa Huntsman con una indemnización de 63 millones, el doble de la valoración que realizan los técnicos de Nasuvinsa.

El grado de afección de esta empresa química impedía introducir las más de 8.000 viviendas en la zona de Etxabakoitz.