- El sábado, el Gobierno de Navarra se aseguró aprobar los Presupuestos para 2022. Lo hará mediante un acuerdo con EH Bildu, fuerza de izquierda soberanista en la oposición con la que el actual Ejecutivo de PSN, Geroa Bai y Podemos ha encontrado la forma de sacar adelante leyes tan importantes como las de la inversión pública.

Serán los terceros en lo que va de legislatura, y se asume como normal. Pero lo cierto es que no ha sido hasta hace relativamente poco cuando Navarra ha podido disponer, cada año, de Presupuestos actualizados y aprobados en tiempo y forma para atender las necesidades de la ciudadanía. De hecho, Navarra lleva desde 2015 empalmando Presupuestos año tras año. Algo que se ha podido hacer porque desde entonces se ha ido formando y consolidando una mayoría política de izquierdas que ahora sí que demuestra en el Parlamento lo que ya existe en la calle desde hace décadas: una holgada mayoría progresista, muy superior a la de la derecha, que hasta 2015 había hecho de la fragmentación y la incoherencia de la izquierda su única baza para gobernar.

Pero eso ha cambiado en las instituciones, y apunta a tendencia. Ahora, la Cámara foral tiene 30 escaños de fuerzas de izquierdas, mayoría absolutísima para desarrollar programas. En 2015 eran 33. Pero no ha sido hasta esta legislatura cuando todas las izquierdas han primado lo que les une por encima de lo que les separa.

Basta acudir a la cronología. En mayo de 2015 se produjo el histórico vuelco electoral que llevó a la derecha a la oposición tras dos décadas de gobiernos regionalistas. Fue posible con un cambio de Gobierno liderado por Uxue Barkos y Geroa Bai, y del que formaron parte EH Bildu, Podemos e I-E. Sumaban 26 votos, mayoría absoluta, lo que garantizó la aprobación puntual y actualizada de Presupuestos.

Supuso romper un mal vicio enquistado desde los primeros años de Barcina como presidenta. La exlíder de UPN solo pudo aprobar unas Cuentas, con el apoyo del PSN, en 2012. Al poco rompieron y desde entonces Navarra vivió una crisis política interna a la que sumó una durísima crisis económica, marcada por los recortes en servicios públicos que todavía se notan en la Administración.

Los años 2013, 2014 y 2015 son de Presupuestos prorrogados, de parálisis legislativa y de malos indicadores. No había dinero en la caja, es una realidad que recordó nada más llegar el consejero de Hacienda, Mikel Aranburu. Y que luego constató Comptos con un informe en el que alertaba del posible riesgo de insolvencia. Pero la progresiva recuperación económica y la reforma fiscal hacen que, poco a poco, se vaya invirtiendo más. Son cuatro Presupuestos seguidos aprobados por el cuatripartito, con 3.506 millones en 2016; 3.731 en 2017; 3.889 en 2018; y 4.010 en 2019. Todos con más de la mitad en inversión social.

Tras las elecciones de 2019, el reparto en bloques sigue favoreciendo a la izquierda: PSN, Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E suman 30, diez más que los de Navarra Suma. Y se forma gobierno, que empieza a ver claro que, si la izquierda colabora, la derecha no va a intervenir en el poder en muchos años. Quizá décadas.

Es, precisamente, la idea que más se repitió el sábado. Lo dijo EH Bildu, pero también Geroa Bai y PSN. Los soberanistas remarcaron que el acuerdo se alcanza porque se está ante la posibilidad de consolidar una mayoría de izquierdas que deje en "nula" la influencia de la derecha. Geroa Bai constató cómo el tercer proyecto de Presupuestos desde 2019 -que se suma a los cuatro que sacó bajo su liderazgo- sigue la senda de 2015, punto de inflexión mucho más allá de una simple alternancia en el Gobierno. Y el PSN ya asume sin los complejos del pasado que buscan acuerdos progresistas, y que esta senda es ya "irreversible".

De momento, esa apuesta supone para Navarra la estabilidad política y presupuestaria que no conoció con la derecha.