Javier Ortueta llevaba toda una vida esperando que alguien contara si pasó por la misma historia que él. Y el miércoles pasado, cuando este periódico publicó el testimonio de Fernando Gómez y de los abusos que denunciaba por parte de dos padres del colegio de Escolapios de Pamplona, se sintió por primera vez reconocido.
Así que Ortueta, natural de Tafalla y vecino de Bermeo, con 69 años que le contemplan, cuenta por primera vez en este artículo lo que vivió siendo un niño de solo 9 años mientras le tocaba y se marturbaba el padre Faustino Osés, esta vez en los Escolapios de Tafalla en 1961.
Ortueta recuerda aquello que vivió durante parte de un curso de Primaria como un auténtico infierno.
“No me ha amargado la vida, no me ha traumatizado, pero eso no se me va a olvidar nunca. Recuerdo que el cura siempre me preguntaba ¿Qué quieres, que te castigue o que me hagas pajas? Yo entonces no sabía ni lo qué era eso, solo tenía 9 años, pero siempre respondía que me castigara. Al final, hacía tanto una cosa como otra. Pero creo que incluso tuve suerte, porque mi padre era el juez de Tafalla y empezó a ver algo raro. Uno de mis hermanos me ha contado tiempo después que me preguntaba cosas del cura por si me hacían algo y tal, el problema es que mi padre era muy religioso y fue consciente de lo que pasaba a raíz de enterarse de otro caso. Entonces, levantó la voz y aquel cura desapareció del colegio. Por eso digo que he tenido suerte, porque al final el hecho de ser juez seguro que influyó cuando se dirigió al colegio. Se fue del centro echando virutas y aquello no fue por casualidad”.
Con sentencia en Chile
El padre Faustino Osés, que sigue vivo con 92 años en la Comunidad Genil de Granada, fue denunciado antes en este periódico por un exalumno del colegio de Pamplona, que recordaba que hacía tocamientos a los niños del centro mientras atendía en el patio un tenderete de chucherías. Y gracias a una investigación en el diario El País se descubrió también que Osés fue enviado en su día a Chile donde fue denunciado por abusos e incluso fue apartado del trato con menores después de una sentencia canónica.
Ortueta afirma, al igual que decía Fernando Gómez el día anterior, que los tocamientos eran generalizados en clase con todos los alumnos. “Pero en mi caso había una agravante”, asegura Javier Ortueta, “y es que siempre se las ingeniaba para castigarme y que nos quedáramos solos en clase, con las puertas cerradas. Y entonces me ponía entre sus piernas y se masturbaba con mi mano. Lo tengo grabado y te entran ganas de llorar”.
El denunciante, que siguió sus estudios hasta completar una Ingeniería Industrial, relata que en su caso afirma que Osés impartía casi todas las asignaturas que entonces cursaba y que su trato y contacto con el alumnado era, por tanto, de lo más habitual. No sabe si a otros niños le pasó lo mismo que a él, pero que en el aula también se aprovechaba de su autoridad para abusar a destajo no tiene dudas. Y por eso se sintió tan reconocido en el testimonio de Fernando Gómez, sobre sus andanzas en el colegio de Pamplona.
“Me he alegrado de ver este artículo porque por fin veo a alguien que ha pasado por lo mismo que yo y me puede entender. He tenido siempre ganas de hablarlo y curiosidad de saber si había alguien que lo hubiera sufrido del mismo modo”, explica Javier, que apenas contó nada de esto a sus padre, que algo de la historia le sonsacó su hermano y que cuando lo cuenta con compañeros y amigos tal vez lo normalizan demasiado en alusión al contexto de aquella época y a la hegemonía eclesial todopoderosa.
“Me he callado toda mi vida, pero es que no es que terminara odiando a ese cura en concreto, que era un depravado, es que he terminado odiando a todos los colegios de curas. Podría decir barbaridades de esos sitios, pero me da pánico hablar de religiones. Cuando la Conferencia Episcopal dice que este tipo de investigaciones o de informaciones tienen poco rigor, me cabreo. Tengo recuerdos horribles de todo aquello”.
Son ya diez centros con casos de abusos
Las noticias que afectan ahora a las fechorías que cometía este escolapio se suma a la treintena de denuncias en ocho centros navarros que este periódico ha hecho públicas en los tres últimos años. El colegio de Escolapios de Pamplona emitió un comunicado el pasado miércoles a raíz de la publicación del caso de Osés y del padre Azcona. La dirección del colegio, que engloba a Calasanz y a La Compasión, informó ayer a las familias del alumnado que “no tenía conocimiento ni nosotros, ni la comisión “conocer la verdad” (constituida en Emaús para esclarecer hechos de esta índole y dar pasos para la búsqueda de la justicia). No tenemos más información. No obstante, nuestra postura siempre va a ser investigar los hechos y situarnos del lado de las víctimas”. Con el fin de contribuir al conocimiento de estos u otros casos, el colegio dispone de sugerencia o aportación en este sentido, tienen el correo: conocerlaverdad@escolapiosemaus.org