¿Esta ha sido la peor ola?

-Ha habido diferencia con otras, sí. Esta ola sin duda ha sido la que más trabajo ha generado. La Navidad, las vacaciones y todo lo que han generado aquí se ha notado muchísimo y ha habido muchísima presión asistencial, telefónica... Ha sido la peor. Días que hemos estado hasta arriba, cada uno con 40 o 50 atenciones entre presenciales, domicilios, no presenciales...

¿Cómo están los centros de salud?

-Estos últimos días hemos empezado a notar que el nuevo protocolo nos está ayudando y ha ido bajando el volumen de pacientes. Mucha gente se hace el test en casa, notifica el positivo por correo y le tramitan la baja, si la necesita, en Forem. Que nos hayan quitado esa carga burocrática hace que podamos atender a pacientes que lo necesitan. Después de reyes esto fue la guerra, pero ahora empezamos a ver esto con más claridad. La carga de trabajo la teníamos desde hacía tiempo, pero con el covid nos ha aumentado más.

¿Se ha dejado de atender a algún paciente?

-Las atenciones las estamos haciendo desde que empezó la pandemia, aquí no hemos dejado a nadie sin atender. Pero sí que ha habido actividad que hemos tenido que demorar y esto es algo que depende de cada paciente y de cada situación. Por supuesto la atención a las personas más vulnerables, los domicilios, los crónicos... todo eso lo hemos mantenido y nos ha costado nuestro trabajo y nuestro esfuerzo. Hemos demorado lo que no era urgente para que si se retrasa algo pues que no sea a los que tienen más patologías o a los más ancianos.

¿En qué nota el paciente el impacto de la pandemia?

-Los centros de salud antes eran otra cosa; antes se trabajaba la prevención por grupos de pacientes, por ejemplo, y ahora ya no. Eso lo han notado. Y no se hace, primero, porque ya no tenemos espacio. Hemos tenido que readaptar todo: las salas donde se hacía prevención ahora es la sala de extracción de sangre; la de extracción, ahora es la de test -porque antes no teníamos-; también hemos pasado la sala de la trabajadora social a otra zona. Vamos reorganizando los espacios en función de las necesidades.

¿Cómo repercute, por ejemplo, la falta de esa prevención?

-Los pacientes que acuden ya están educados de alguna forma en diferentes ámbitos: había talleres de manejo de la ansiedad, de prevención de espalda, de tabaco, talleres para diabéticos... Son cosas que esperamos retomar porque claro que repercute en la salud de la gente, porque se traduce en más citas y en más dolencias.

¿Necesitan más medios?

-Los medios los tenemos, necesitamos manos, por ejemplo en Admisión para coger el teléfono. Estamos cubriendo las vacaciones y las bajas entre nosotros y tampoco podemos andar quitando a la gente las vacaciones, porque las necesitan. Sí que intentamos cogerlas cuando menos se molesta, para dejar una buena atención. Pero se necesitan más manos.

¿Qué es lo que más urge?

-Nos encantaría, si tuviéramos sitio, retomar la cirugía menor, las espirometrías, pruebas que hacemos para diagnósticos, para seguimiento del resto de patologías... Pero no tenemos ni sitio ni tiempo. Ahora hacemos los que más nos urge. Pero nos gustaría retomar ese tipo de cosas.

Se pone mucho el foco en la situación en los hospitales, pero aquí también habéis tenido mucha presión asistencial...

-Los hospitales llaman más la atención porque los que llegan a UCI llegan muy mal. Siempre han destacado más, porque que te desprogramen una intervención quirúrgica parece más importante. Pero esas listas, esas desprogramaciones, también las hemos tenido en los centros de salud. Sí que pienso que ahora se nos está oyendo más y se nos está valorando más. Porque creo que el papel que hacemos es súper importante, y que si Primaria falla, falla todo el sistema, falla la medicina especializada, fallan hospitales, falla urgencias y falla todo. Si nosotros no podemos asumir, apaga y vámonos.