Soy uno de los muchos damnificados por lo que entiendo, al menos en mi caso, exceso de celo de los agentes que de tiempo en tiempo vigilan el tráfico de vehículos en el Polígono Areta de Huarte, donde está ubicado el periódico. A mí también me han multado, aunque ocurriera hace algunos años y no fue por exceso de velocidad sino por no tener actualizada la ITV. Les dije que me daba por avisado; me respondieron que de la multa no me libraba ni Dios. No son pocos (algún compañero de redacción entre ellos) los que ahora han manifestado su queja por recibir sanciones del cuerpo de alguaciles huartearra por superar los 40 kilómetros por hora en la carretera que atraviesa las naves industriales. En el caso más cercano, le cazaron circulando a 60 kilómetros por hora. Asumo que poco se puede alegar ante la constatación documentada que demuestra que te has saltado las normas que son de obligado cumplimiento, pero tiene algo de cruel por parte de la autoridad el ponerse al acecho (a mi me pararon al abandonar el periódico más allá de la medianoche) en un lugar donde la mayoría de las personas acuden o salen de su lugar de trabajo, con lo que puede conllevar de prisas, estrés, malhumor... Es como si te robaran nada más sacar dinero del cajero. Una emboscada en toda regla.