Buena parte de la ciudadanía navarra mantuvo sus hábitos sobre el uso de la mascarilla este miércoles, el primer día en el que dejó de ser obligatoria en espacios interiores. Aproximadamente la mitad de la población siguió llevándola en comercios y puestos de trabajo en los que no era necesario.

Por otro lado, numerosas empresas tuvieron que esperar a leer el Real Decreto con el que se ponía fin a la obligatoriedad para saber qué medidas debían o podían poner en sus empresas, generando dudas y distintas formas de actuar entre ellas.

700 días después, los navarros ya pueden permanecer en espacios interiores sin mascarilla, pero esto no quiere decir que las mascarillas hayan desaparecido. El primer día con la normativa en vigor se vivió en Pamplona con una mezcla de alegría y cautela entre comerciantes, clientes y trabajadores. En los diferentes establecimientos de la ciudad se repetía una curiosa división entre personas con mascarilla y otras con la cara descubierta en una imagen a la que parece que habrá que ir acostumbrándose en esta novedosa situación.

Cautela, respeto, costumbre o desconocimiento de la nueva norma eran las razones más habituales entre los contrarios a quitarse la protección. En el otro lado de la balanza, quienes llevaban la cara descubierta aludían a sentimientos de alivio, libertad y cercanía después de dos años de pandemia.

En los comercios, se daban todas las combinaciones posibles: clientes y comerciantes sin mascarilla, ambos protegidos o uno con tapabocas y otro con la cara descubierta. En la hostelería, la novedad estuvo en los camareros, que pudieron quitarse la protección, algo que ya hace prácticamente la totalidad de sus clientes.

En los puestos de trabajo, se dieron todo tipo de situaciones. Algunas empresas dejaron a la voluntad de sus empleados la decisión, otras instaban a continuar con la mascarilla al menos durante los próximos días e incluso alguna optó por mantener la obligatoriedad en algunos supuestos, algo que podría convertirse en la norma de aquí a unas semanas.

En general, el Departamento de Salud recomienda utilizar la mascarilla en los puestos de trabajo con atención al público, centros en los que no pueda garantizarse la distancia interpersonal de seguridad o en los que no exista sistema de ventilación mecánica ni posibilidad de ventilación natural, aunque la decisión depende de la evaluación que hagan los servicios de prevención de riesgos.

En cuanto a la población general, Navarra aconseja el uso responsable de las mascarillas en la población vulnerable, como los mayores de 60 años, las personas inmunodeprimidas, con enfermedades de riesgo o las mujeres embarazadas. Además, hay que recordar que la mascarilla sigue siendo obligatoria en algunos espacios como centros sanitarios (hospitales, centros de salud, centros de transfusión de sangre o farmacias), sociosanitarios y en todos los medios de transporte (aéreo, por ferrocarril o por cable y en los autobuses,).

Evaluar el riesgo de cada puesto de trabajo

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, aclaró al tiempo que se publicaba el Real Decreto que con carácter general puso fin a la obligatoriedad del uso de mascarilla en interiores que las empresas no evaluarán la necesidad de mantenerla o no por la evolución de la pandemia sino por las características de los puestos de trabajo, como que estos cuenten con la ventilación adecuada o se garantice la distancia de seguridad entre trabajadores, o entre trabajador o cliente.

Darias subrayó que no se puede decir en qué empresas seguirá siendo obligatoria la mascarilla y en cuáles no porque "dependerá del puesto y el entorno en el que está". Por otro lado, aseguró que en todo caso serán los servicios de prevención los que hagan esa evaluación. "Y habrá que hacerles caso", añadió, porque "los servicios de prevención tendrán las razones fundadas ya que habrán hecho la evaluación correspondiente".

En ese sentido, el presidente del CEOE, Antonio Garamendi, afirmó ayer que hay "un punto de inseguridad" en que sea el deber de las empresas que sus empleados hagan uso o no de las mascarillas en espacios interiores y aseguró que si se producen contagios, no aceptarán que sean vistos como "responsabilidad" de las empresas.

Garamendi señaló que los servicios de prevención "tendrán que evaluar la libertad de las personas para ver si alguien quiere o no ponérselas".