- Un vecino de Pueyo que cuenta ahora con 41 años de edad ha sido condenado de conformidad por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra a cinco años de prisión y a una multa de 20.000 euros por un delito de tráfico de drogas y por otro de fabricación y comercialización de armas de fuego reglamentadas o municiones en concurso con un delito de tenencia de armas después de que a lo largo del año 2019 le descubrieran un auténtico arsenal de pistolas detonadoras, corte y fabricación (precursores) y cartuchos fabricados y moldeados de modo artesanal. Además, se le encontró en posesión de importantes cantidades químicas para la fabricación de droga. No ingresará en prisión a condición de que no delinca en los próximos cuatro años y que acredite el tratamiento de deshabituación de sustancias tóxicas. Su pareja sentimental ha sido igualmente condenado a un año y medio de cárcel y a una multa de 7.000 euros. Se le suspendió la pena a condición de no delinquir en 2 años.

La operación se inició a raíz de un paquete que envío el acusado desde la Oficina de Correos de Tafalla y que contenía una pistola detonadora Kimar, que había sido modificada por el acusado, sustituyendo el cañón original por otro cañón recamarado que se soldó al armazón del arma detonadora. Las modificaciones efectuadas permitían el paso de proyectiles y permiten que el arma dispare cartuchos de fogueo y otros detonadores modificados, esto es hacer fuego real con cartuchería metálica. En el mismo paquete también se enviaron una pistola detonadora Bruni, 11 cartuchos de fogueo del calibre 9 milímetros, una caja de cartuchos y dos cartuchos de fogueo ya percutidos. El paquete con las armas tenía como destino una peluquería de Colindres (Cantabria), donde un vecino de 60 años había solicitado que le dejaran el paquete.

El receptor había pagado 400 euros por las armas en la cuenta bancaria del acusado navarro, pero finalmente el envío no se culminó con éxito debido a que fue objeto de depósito por un responsable del Centro de Tratamiento Autorizado de paquetería postal de Zaragoza en la Intervención de Armas y Explosivos de la Guardia Civil, al comprobarse que el mismo contenía dos armas y varios cartuchos. El vecino de Pueyo no posee ningún tipo de licencia ni habilitación para la tenencia de armas de fuego, así como ningún tipo de munición (cartuchería) para las mismas. Carece igualmente de la condición de armero y de autorización para la recarga de munición.

Además, en febrero de 2019, el procesado recibió un paquete de la empresa de transporte GLS remitida por una droguería. Había comprado 3,5 litros de eter etílico, 1 kilo de nitrato de amonio, 1 kilo de hidróxido de sodio, y 1 litro de ácido sulfúrico al 98%. El ácido sulfúrico y el nitrato de amonio están incluidos en el anexo de la Ley 8/2017 sobre precursores de explosivos, pudiendo utilizarse para la confección de potentes explosivos. Además, el éter etílico y el hidróxido de sodio se utilizan frecuentemente en el proceso de corte de sustancias estupefacientes como la cocaína. También el encausado cultivaba marihuana, según recoge la sentencia.

Igualmente, realizaba acopio de material y sustancias utilizadas en el corte y fabricación (precursores) de sustancias estupefacientes, así como de sustancias utilizadas en la fabricación de explosivos y de armas de fogueo y municiones (al menos 500 cartuchos detonadores de 9 milímetros) susceptibles de ser transformadas en armas y municiones aptas para realizar fuego real tras las transformaciones y manipulaciones que él mismo hacía aprovechando sus conocimientos específicos sobre la materia, al haber desempeñado labores de carpintería metálica y soldadura. Por internet compraba rodamientos metálicos que son piezas ideales para realizar la transformación de munición detonadora de 9 milímetros en cartuchería metálica con poder lesivo.

La sentencia expone que la investigación policial y de la cantidad de datos recopilados sobre los encausados, se dictó auto de entrada y registro en el domicilio de los acusados en Pueyo en marzo de 2020. Allí se le encontraron 238 billetes de 50 euros, en total 11.935 euros, que según la Guardia Civil procedían de la venta de sustancias estupefacientes y de armas y munición, además de una escopeta recortada, tres cartuchos, una espada catana, una cerbatana con dos dardos, un hacha, dos puños de pugilato, una navaja mariposa, nunchakus, cuatro shuriken, dos puñales, una pistola Valtro, 171 cartuchos de fogueo, otros 80 cartuchos de fogueo modificados, 45 más de caza, un tiragomas perfeccionado con empuñadura y dos armas artesanales compuestas cada una de dos cañones paralelos. Por último, las sustancias que había en su casa eran 488 gramos de cannabis, 1.720 gramos de THC y 2 gramos de anfetaminas. Dichas sustancias hubieran alcanzado un precio de 11.449 euros.

Un paquete enviado a Colindres (Cantabria) en julio de 2019. Un paquete que fue enviado desde la Oficina de Correos de Tafalla a una peluquería de Colindres, en Cantabria, terminó por desenmascarar al acusado. En aquel paquete que fue retenido por las autoridades iban dos pistolas y diferentes cajas de cartucho. Iban destinadas a un vecino natural de Bilbao de 60 años. La Guardia Civil se quedó con el paquete localizado.