La mujer de 82 años, en silla de ruedas y con maleta de oxígeno, que acompañaba de copiloto a su hijo, Ricardo L.C., en el camión que este conducía desde Zaragoza y que recorría Europa cargado de droga, falleció el pasado mes en la capital aragonesa y no fue juzgada en la Audiencia por los hechos que implicaban a su hijo y a una extensa red de traficantes, que alcanzaban la quincena.
La anciana servía de coartada perfecta, de tapadera, para que al hijo no le interceptaran en ningún control policial. Tras un acuerdo antes de que se celebrara la vista oral, en la que la Fiscalía iba a pedir 134 años de prisión, los 15 acusados –cuatro de ellos de Tudela y miembros de una misma familia que regentaban un taller que en realidad era un laboratorio de droga– saldaron los hechos con penas muy inferiores. Solo uno de ellos seguirá en prisión con una pena de seis años mientras que el camionero que usaba a su madre de tapadera fue condenado a 3,5 años. Su tráiler fue interceptado en La Rioja cargado con un fardo de 22 kg de hachís oculto entre pañales de la madre.
La operación policial la llevó a cabo entre febrero y agosto del año pasado la Policía Nacional, que desmanteló en Navarra, Zaragoza y La Rioja esta organización criminal de narcotraficantes que elaboraban speed y cristal (MDMA) en un laboratorio en Tudela. El balance de la operación fue de casi 30 kilos de cocaína y 43 de hachís decomisados, cuya venta habría alcanzado 1,1 millones de euros, y 51.000 euros intervenidos. El camionero podía evadir los controles aduaneros con su madre, y la sometía a jornadas maratonianas de hasta 2.000 kilómetros en 24 horas. Transportaba la droga a países europeos y traía distintos precursores anfetamínicos para elaborar las sustancias en Navarra.