ROMA. Ocho países concentran el mayor número de personas que necesitan alimentos urgentemente, 56 millones, y en cinco de ellos el hambre crónica no para de crecer por el común denominador que representan los conflictos.

En Yemen, Sudán del Sur, Afganistán, República Democrática del Congo (RDC) y la República Centroafricana, la inseguridad alimentaria volvió a aumentar a finales de 2018, señal de que la violencia y el hambre guardan una relación "demasiado persistente".

Es lo que sostienen la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en su último informe dirigido a los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

En el mapa de las mayores crisis humanitarias del mundo siguen un año más Somalia, Siria y la cuenca del lago Chad -sobre todo el noreste de Nigeria-, aunque últimamente su situación alimentaria ha mejorado, en línea con una mayor seguridad.

De todos esos casos, el experto de la FAO Luca Russo ve un "cambio dramático" en la RDC, donde la prevalencia del hambre se ha disparado un 11 % en un año por la intensificación de los enfrentamientos en el este y la crisis de desplazados en el centro.

Unos 13 millones de personas requieren ayuda de emergencia en el país, solo superado por Yemen, con casi 16 millones -más de la mitad de su población- en crisis alimentaria.

"Hay muchos yemeníes que están muriendo de verdad, pero no son tantos como para declarar una hambruna", asegura a Efe Russo, que precisa que la operación humanitaria allí ha servido de contención, si bien "es muy difícil" llegar a ciertas zonas donde la gente no puede alimentarse.

Según la ONU, cabe esperar más personas al borde de la hambruna si se detiene la asistencia, la guerra se intensifica y se cierran puertos como el de Al Hudeida, principal punto de entrada de la ayuda y las importaciones de alimentos.

El único de esos países en conflicto donde está haciendo mella el clima a través de la sequía es Afganistán, que afronta un complicado periodo de carestía tras una de las peores estaciones de lluvia en casi diez años, apunta el asesor de la Red de sistemas de alerta temprana para la hambruna (FEWS) Peter Thomas.

Según las proyecciones, más de 10 millones de afganos sufrirán un déficit crítico de alimentos en las zonas rurales si no se les presta ayuda urgente.

Mientras, en Sudán del Sur, Thomas subraya que "el conflicto se ha extendido a la mayor parte del territorio y mantiene altos niveles de desplazamientos y a muchos hogares con acceso restringido al mercado" y sin poder cultivar los campos.

Donde tampoco se ha logrado evitar un aumento del hambre es en la República Centroafricana, con casi dos millones de personas -sobre todo desplazados y comunidades de acogida- que padecen así en sus carnes la inseguridad arrastrada desde el derrocamiento del presidente François Bozizé en 2013.

Giuseppe Famà, especialista del International Crisis Group, recuerda que "los combatientes no hacen distinción entre las partes en conflicto y los civiles", y llama a apoyar los esfuerzos pacificadores de la Unión Africana a nivel local.

La República Centroafricana, Sudán del Sur y el Yemen están precisamente en la lista de diez países y regiones que dicho centro de análisis considera en riesgo de sufrir una escalada de violencia y en los que la Unión Europea podría promover acciones para acercar la paz.

Actualmente hay en el mundo masivas operaciones humanitarias que llegan a millones de personas cada mes, pero, como dice Thomas, en ciertos casos "las necesidades aumentan cuando la asistencia no puede llegar a quienes más lo necesitan".

En parte ocurre por los ataques contra quienes proporcionan tal ayuda: el año pasado se contabilizaron 284 víctimas, de las que 104 perdieron la vida, según la base de datos sobre la seguridad de los trabajadores humanitarios (AWSD).

En los ocho países analizados por la ONU, los ataques se repiten con mayor o menor intensidad, haciendo que las carreteras sean un peligro y se deba destinar mucho más dinero a la seguridad -en forma de convoyes o helicópteros- y restárselo a la propia asistencia.