bruselas - Concluido el ultimátum de ocho días liderado por España para que Nicolás Maduro convoque elecciones presidenciales, ayer una buena parte de países de la UE reconocía a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela. La incógnita está en el formato y en la respuesta de Caracas. Analizamos las posiciones de los Estados miembros con la crisis política, social y humanitaria de Venezuela así como el margen de maniobra de la UE.

Misión Mogherini El jueves por la tarde el cronómetro seguía corriendo. Restaban tres días para que concluyese el ultimátum de España, Alemania, el Reino Unido, Dinamarca y Portugal a Nicolás Maduro para que convocase elecciones presidenciales. Los 28 ministros de Exteriores estaban reunidos en Bucarest y era el momento clave para debatir sobre la crisis del otro lado del Atlántico. Así que el tema de la agenda, Siria, se cayó del menú.

Bajo la batuta de Federica Mogherini, Alta Representante de Exteriores de la UE, los Veintiocho intentaron fijar una postura común. Pero de nuevo Italia la bloqueó. Así, la jefa de la diplomacia europea salió ante los medios y dijo sin decir: “No es competencia de la UE reconocer a Gobiernos, sino que corresponde a los Estados miembros. Así que hay vía libre para que cada uno haga lo que considere”. No obstante, al tratarse de un formato informal no podía haber conclusiones, pero sí entraba en las quinielas la posibilidad de que todos los Estados acordasen una postura común y que Mogherini la anunciase en nombre de los Veintiocho.

Competencias y consecuencias La UE como entidad política no puede reconocer a Estados, ya que esta es una prerrogativa nacional. Por ejemplo, Bruselas conversa con Kosovo aunque cinco de sus Estados miembros (entre ellos España) no reconocen su soberanía. Lo que sí puede -y cada vez lo intenta más- es aunar las posiciones de las capitales europeas para hablar con una sola voz.

Una tarea difícil. Pues la Política Exterior es la rama que más recelo despierta a nivel nacional, donde hacen aparición las sensibilidades históricas, ideológicas y económicas de los Estados. Así, decisiones como la incapacidad de articular una respuesta común debilitan la voz de la UE en el tablero de ajedrez internacional. No obstante, las diferencias no llegan a las desatadas por la intervención en Libia o en Irak.

Venezuela, en unos meses Hasta hace poco la Unión Europea rechazaba cualquier mediación en la crisis de Venezuela. Su postura pasaba por mantener las sanciones impuestas hace un año a personalidades próximas a Maduro y condenar la falta de transparencia de las elecciones de mayo que auparon a Maduro para los próximos seis años en el Palacio de Miraflores. Muestra de la falta de reconocimiento de estos comicios fue que ningún Estado miembro de la UE fue a la investidura que tuvo lugar en enero. Una de las cuestiones por las que la UE caminaba con cautela era la división de la oposición venezolana.

Los ministros de Exteriores andaban con pies de plomo ante la falta de una alternativa clara de Gobierno. Pero ahora, Juan Guaidó ha logrado unir en buena medida a la fracturada oposición y cuenta además con el aval de países como Colombia, EEUU o Canadá. Además a las capitales europeas se les une la presión del reconocimiento de Guaidó por parte del Parlamento Europeo, cuya votación es de gran trascendencia simbólica aunque carece de base jurídica.

la lista del reconocimiento Al grupo formado España, Francia, el Reino Unido, Alemania, Portugal y Dinamarca se unían sin mucho problema Bélgica y Países Bajos. También se han subido al carro otros más reticentes como la Austria de Sebastian Kurz, como señalaba el domingo a través de Twitter, y la Hungría de Víktor Orbán, tras una llamada con Pablo Casado, presidente del Partido Popular de España, y con quien comparte familia política en la Eurocámara. Grecia sigue encontrándose entre los países que muestran más reservas por su presente ideológico y sus próximas relaciones con Rusia y continúa apostando por el diálogo. Por su parte, Suecia que se acoge el principio de reconocimiento de países y no de Gobiernos y propone un reconocimiento con matices.

Veto italiano Sin embargo, si hay un país que se ha opuesto férreamente al reconocimiento de Guaidó y bloqueado un comunicado en esta dirección es Italia. Y no es la primera vez. En la cumbre europea de junio, Roma amenazó en varias ocasiones con bloquear todas las conclusiones del Consejo si no se atendían sus peticiones en materia migratoria.

La posición de Roma se explica en buena medida debido a las diferencias que separan a las formaciones del Gobierno Frankenstein. Mientras la ultraderechista Liga Norte de Matteo Salvini llama al reconocimiento de Guaidó por su línea anticomunista, el antiestablishment Movimiento Cinco Estrellas de Luigi di Maio rechaza esta opción alegando el principio de no injerencia en países externos. Los dos son viceprimeros ministros del país y dejan al primer ministro Giuseppe Conte con las manos atadas.

Además en estos momentos Italia busca ampliar su marco de acción en la mesa de negociación de la UE y ocupar el puesto del Reino Unido: tercero tras Alemania y Francia. Un lugar que se disputa con España. Ambos lideran los bloques sobre la posición europea en Venezuela y previsiblemente esta batalla geopolítica se intensifique en los próximos meses.

Grupo de contacto y sanciones Ante la imposibilidad de articular un comunicado conjunto, Mogherini lanzó el jueves un grupo de contacto para “acompañar” el diálogo en la región. Era su escudo diplomático que tapaba el “fracaso” de no conseguir el consenso. Tras meses trabajando en su creación daba su pistoletazo de salida el jueves siendo la primera vez que la Unión Europea creaba un instrumento de este formato.

Estará integrado por Francia, Alemania, Italia, España, Portugal, Suecia, Países Bajos y el Reino Unido en el lado europeo y por Ecuador, Bolivia, Costa Rica y Uruguay por la parte latinoamericana y se reunirá por primera vez el próximo jueves en Montevideo, capital de Uruguay.

Además, por las palabras de Federica Mogherini al anunciar la puesta en marcha de este Grupo de Contacto parece muy probable que a la ofensiva diplomática se le sume pronto la aprobación de nuevas sanciones comunitarias al régimen de Nicolás Maduro.