Salvador (Brasil). Brasil ha cerrado este viernes la Semana del Clima para Latinoamérica y el Caribe con su imagen manchada por los incendios que devoran la Amazonía a unos niveles récords y con un llamamiento por parte de las empresas brasileñas para reducir la deforestación ilegal en el considerado pulmón del planeta.

La creciente devastación en la selva amazónica ha llevado este viernes al Consejo Empresarial Brasileño de Desarrollo Sostenible (Cebds) -cuyas empresas asociadas representan el 45 % del PIB brasileño en términos de facturación- a emitir una alerta desde la ciudad de Salvador, donde hoy ha concluido la cita climática.

El Consejo ha defendido el perfeccionamiento de los sistemas de control "para reducir a cero la deforestación ilegal en el corto plazo en la Amazonía y en todos los biomas" y ha subrayado que "no existe controversia entre producir y preservar".

"Las empresas de vanguardia en todos los sectores productivos, especialmente en el agronegocio brasileño, ya reconocen el camino del desarrollo sostenible y las buenas oportunidades de negocios generadas a partir de las mejoras de las prácticas en el ámbito social y ambiental", señala la nota enviada por la Cebds en el marco del encuentro.

Los riesgos comerciales del giro en política medioambiental dado por el Gobierno del presidente Bolsonaro también han sido puestos este viernes sobre la mesa por el alcalde de Manaos, capital del estado de Amazonas, Arthur Virgílio Neto.

"Preservar la Amazonía es un deber del Gobierno, recriminar lo que hicieron los países en el pasado no resuelve el problema de la gobernanza", ha agregado el político, sin aludir directamente al Ejecutivo de Bolsonaro, tras participar del encuentro en Salvador.

El alcalde ha advertido de que si Brasil no se adapta a las exigencias internacionales en materia de medioambiente puede haber "consecuencias lamentables" para el país.

"En todos los aspectos: diplomático, comercial, exportador, inclusive, quién sabe, Dios no lo quiera, pero quién sabe, hasta militar", ha precisado.

Presionado internacionalmente, el Gobierno brasileño ha sido blanco de críticas y abucheos durante la convención climática debido a su retórica "antiambiental" y sus propuestas para explotar el pulmón verde del planeta.

El ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, fue recibido de uñas durante la sesión de apertura del encuentro, mientras que uno de los emisarios del Gobierno brasileño fue increpado un día después al intentar justificar la actual política de combate a la deforestación.

El Ejecutivo nunca estuvo convencido de la realización de la semana del clima y llegó a declinar el organizar la reunión al argumentar que el evento era una excusa para hacer turismo en Salvador y "comer Acarajé", un plato típico de la culinaria de Bahía, aunque acabó retractándose.

Brasil ya ha retirado su candidatura para albergar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2019 (COP25), que finalmente Chile acogerá el próximo mes de diciembre.

Siguiendo los pasos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, Bolsonaro ha amagado con salir del Acuerdo de París -con el que el país sudamericano se comprometió a reforestar 12 millones de hectáreas hasta 2030-, pero dio marcha atrás después de una reunión con el presidente francés, Emmanuel Macron.

Ahora, tras los incendios en la Amazonía, Francia ha elevado su tono, ha anunciado que llevará el asunto a la reunión del G7 en Biarritz y ha amenazado con vetar el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y Mercosur.

Los incendios en el pulmón verde han generado reacciones por todo el planeta y la ONU ha hecho un llamamiento para proteger la mayor floresta tropical del mundo, que es compartida por Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guayana, Perú, Surinam y Venezuela.

"Desde luego es una situación muy preocupante, queremos ayudar a combatirla, no solo la voluntad de apoyar con recursos y con medidas y tecnología. Desde luego necesitamos la cooperación con el Gobierno federal y los gobiernos locales", ha dicho en una entrevista telefónica con Efe el embajador Luis Alfonso De Alba, enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas.

La convención sobre cambio climático para Latinoamérica y el Caribe, organizada por la ONU junto con otros organismos, ha concluido con algunas recomendaciones de cara a la Cumbre del Clima que se celebrará el próximo mes de septiembre en Nueva York y un breve mensaje de solidaridad por los incendios en la Amazonía.

"La Semana del Clima de Latinoamérica y Caribe manda un mensaje de solidaridad con las personas de Brasil que sufren las consecuencias de los incendios de la región amazónica, subrayando que proteger los bosques del mundo es una responsabilidad colectiva, que los bosques son vitales para la vida y son una parte fundamental para la solución del cambio climático", señala un documento divulgado al término del evento.