Bruselas - Los líderes de la OTAN llegan a la reunión que marcará el 70 aniversario de la Alianza hoy y mañana en Londres después de haber protagonizado sonados desencuentros pero con la voluntad de abordar retos como las amenazas de Rusia o el terrorismo, además de la pujanza de China.

“Es obvio que es más fácil ser secretario general de la OTAN cuando todos los aliados están de acuerdo”, reconoció el pasado viernes el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa previa a la reunión de líderes de esta semana.

El político noruego dejó claro que su trabajo consiste en que, “pese a las diferencias”, la Alianza pueda seguir proporcionando “una defensa y disuasión creíbles”.

El artículo 5 del Tratado de Washington, que cumple 70 años, es la piedra angular de la OTAN e indica que, si uno de sus miembros es atacado, los demás responderán para defenderlo.

En cambio, esa unidad se ve salpicada de desencuentros en diversos ámbitos, como las diferencias marcadas por el presidente de EEUU, Donald Trump, en materia comercial o clima y más recientemente, las disputas abiertas entre aliados como Francia y Turquía.

Disputas entre aliados Entre los aliados no gustó que Ankara iniciara unilateralmente una intervención militar en el noreste de Siria contra milicias kurdas y así se lo hicieron saber en octubre durante una reunión ministerial en Bruselas.

Se sumaron así a críticas anteriores a Turquía por haber comprado el sistema antimisiles ruso S-400, incompatible con el de los aliados.

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha logrado que el debate sobre la gestión de la organización llegue a la cumbre con comentarios a la prensa como que la Alianza se encontraba en “muerte cerebral”, y con la petición de abrir una reflexión.

Ese toque de atención ha llevado igualmente a Alemania a proponer la creación de un grupo de expertos que evalúe la situación y proponga medidas para reavivar la unidad de la Alianza.

Mientras, Francia ha pedido explicaciones a Turquía por las declaraciones de su presidente, Tayyip Erdogan, quien el pasado 29 de noviembre dijo en un discurso en Estambul que Macron debe examinar primero su “propia muerte cerebral”.

En cambio, Stoltenberg ya ha dejado claro que es importante que la OTAN atienda a todas las amenazas, no solo la terrorista sino también la rusa, ya que pese a reconocer que ningún aliado ha sido atacado por Moscú sí que lo han sido vecinos como Ucrania o Georgia.

La OTAN ha revelado antes de la reunión de líderes que el gasto acumulado en Defensa de los aliados para finales de 2024 será de 400.000 millones de dólares (363.720 millones de euros), y que esa inversión acumulada desde 2016 por parte de los europeos y Canadá será de 130.000 millones de dólares (118.209 millones de euros), por encima de los 100.000 que se preveían.

Se espera que Trump continúe su presión sobre los demás aliados para que incrementen sus aportaciones y cumplan con el compromiso de invertir el 2% de su PIB en Defensa para 2024.

Según Stoltenberg, éste es el quinto año consecutivo de crecimiento en la inversión militar entre los aliados europeos y Canadá, cuyo incremento real previsto para 2019 es del 4,6%.

Además de pasar revista a operaciones como la de Afganistán o a la política de “doble vía” con Rusia, que combina el diálogo con la disuasión, se espera que los líderes anuncien nuevas aportaciones en relación con la iniciativa de la OTAN que prevé que 30 batallones, 30 escuadrones aéreos y 30 barcos de combate estén disponibles en 30 días.

En la agenda también figuran los retos y oportunidades que presenta China tras el interés mostrado por EEUU por tratar el asunto.

“Los aliados tienen que tener en cuenta la significativa modernización del Ejército chino, su mayor presencia desde el Ártico hasta los Balcanes y en el ciberespacio”, según Stoltenberg, quien hizo también hincapié en sus grandes inversiones en infraestructura.

En ese contexto, los aliados aprobaron recientemente unos requisitos en el ámbito de las telecomunicaciones, incluidas las futuras redes 5G, a fin de “incrementar nuestra resiliencia ante diversos retos” de seguridad para infraestructuras críticas.

El cualquier caso, fuentes del Gobierno francés insistieron con ocasión de la cumbre en que China no es un enemigo” sino un “gran actor” a nivel internacional, también en el plano militar, que presenta desafíos pero que crea también oportunidades.