- La decisión del Gobierno israelí de ofrecer ayuda a Líbano tras la explosión del martes en Beirut que destrozó parte de la ciudad, subrayada por la inédita iluminación del Ayuntamiento de Tel Aviv con la bandera libanesa, ha abierto un agrio debate en el país, que muestra cada vez más su polarización.

Horas después de conocerse la tragedia en el puerto de la capital libanesa, que ha causado hasta ahora 137 muertos y más de 5.000 heridos, el Gobierno israelí se sumó rápidamente a los países que ofrecieron ayuda humanitaria. Los primeros en reaccionar fueron los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores, Beny Gantz y Gabi Ashkenazi, que aseguraron que se habían comunicado con las autoridades libanesas mediante "canales de seguridad y diplomáticos" para ofrecer asistencia inmediata.

Con el vecino sirio en guerra civil desde hace una década, Israel es el país más cercano a Beirut, pero las fronteras están cerradas, los dos países no tienen relaciones diplomáticas y han librado varias guerras, la última (contra la milicia chií Hizbulá) en 2006. El presidente israelí, Reuvén Rivlin, escribió en Twitter un mensaje de solidaridad al vecino del norte: "Compartimos el dolor del pueblo libanés y ofrecemos sinceramente nuestra ayuda en este momento difícil". Poco después de la explosión, el hospital de Rambam, en Haifa, anunció que estaba "médica y logísticamente preparado para tratar víctimas si fuese necesario". Oferta que siguieron los hospitales de Nazaret, Sheba (cerca de Tel Aviv) y Galilea.

La declaración más esperada, la del primer ministro, Benjamín Netanyahu, llegó ayer en la Knéset (Parlamento), donde dijo estar "preparado para enviar ayuda humanitaria a Líbano. De seres humanos a seres humanos", y remarcó que distingue "a la población libanesa del régimen" que la gobierna. Oficiales de seguridad dijeron al diario Maariv que, aunque las posibilidades de que Líbano acepte la ayuda son "cercanas a cero", ofrecerla es lo correcto y envía un mensaje de que Israel no tiene problema con sus ciudadanos.

Al tiempo que se sucedían los mensajes solidarios, medios israelíes recogían declaraciones de fuentes políticas y de seguridad que desligaban a Israel de cualquier vinculación o responsabilidad con la explosión, aparentemente debida a un accidente con una carga de nitrato de amonio almacenada en el puerto.

Aunque no está del todo fuera de lo común que Israel ofrezca ayuda a sus vecinos en momentos de necesidad, aún a los que considera enemigos, en esta ocasión la ola de críticas no se hizo esperar. "Moralmente, no tenemos obligación ni necesidad de tender la mano a un estado enemigo", escribió el polémico parlamentario ultraderechista Betzalel Smotrich, del opositor Yamina. Otros en la derecha opositora argumentaron en la misma línea y un exparlamentario del partido de Netanyahu, Moshe Feiglin, llegó incluso a expresar su alegría por la explosión en la capital libanesa, describiéndola como "un regalo divino" y "un increíble espectáculo de fuegos artificiales". Un gesto que no parece compartir la mayoría del público israelí.

También hubo críticas desde la izquierda. En una columna de opinión ayer en el diario Haaretz, Gideon Levy describió el ofrecimiento de ayuda como una "nauseabunda demostración de hipocresía", en referencia a la destrucción causada por Israel en Líbano durante las dos guerras entre ambos (1982 y 2006) y a las amenazas del Gobierno de destruir infraestructura libanesa por las acciones de Hizbulá en la frontera.

Otra comentarista, la confundadora de la revista de izquierda +972, Lisa Goodman, mostró su indignación tras conocerse la intención de Israel de que la ayuda que planea enviar a Líbano incluya letras en hebreo, para identificar de dónde viene. "Den porque es lo correcto, para ayudar a personas desesperadas. Den todo lo que puedan. Den en silencio. No busquen crédito. No intenten ganar puntos para la propaganda", escribió en Twitter.

La impactante visión del edificio del ayuntamiento de Tel Aviv cubierto por completo, el miércoles a las ocho de la tarde, con el rojo y blanco de la bandera libanesa con el simbólico cedro verde en medio, no hizo más que abonar la polémica. La imagen se hizo rápidamente viral en redes sociales y medios. Irónicamente, también Irán, enemigo declarado de Israel, cubrió también su mítica Torre Azadi al mismo tiempo con la misma bandera, igualando en sentimiento por un momento a dos países enfrentados. "La humanidad viene antes que cualquier conflicto, y nuestro corazón está con el pueblo libanés tras este terrible desastre", declaró tajante Ron Huldaí, alcalde de esta ciudad, considerada la más liberal de Israel.

Mientras muchos expresaron su orgullo y emoción por esta demostración pública de solidaridad -valiente en un país parte de cuya población siente a menudo a los árabes como enemigos- otros, incluyendo importantes políticos y comentaristas de derecha, no tardaron en criticarla con vehemencia.

Es el caso de Yair Netanyahu, hijo del primer ministro, quien señaló: "Es sencillamente una locura. Líbano es un país enemigo, y por ley es una ofensa criminal ondear una bandera enemiga". Por su parte, el periodista Ben Caspit escribió ayer en el diario Maariv que esta demostración de solidaridad no solo no deshonra a Israel sino que le permite "mostrar humanidad". "Hay momentos en los que lo único que una persona tiene que hacer es actuar como un ser humano. La explosión en Beirut fue uno de esos momentos", agregó.

Los muertos por la explosión del martes ascienden a 137

- Al menos 137 personas han muerto y unas 5.000 han resultado heridas por las potentes explosiones registradas el martes por la tarde en el puerto de Beirut, según el balance actualizado ayer por el ministro de Sanidad de Líbano. Las operaciones de rescate han continuado para localizar a las decenas de personas que siguen desaparecidas dos días después del suceso. Voluntarios de la Cruz Roja asumen que el número de personas fallecidas subirá porque la retirada de escombros avanza

Macron visita las zonas afectadas entre gritos a políticos libaneses

- Decenas de personas profirieron ayer gritos contra la clase dirigente libanesa durante una visita del presidente francés, Emmanuel Macron, a una zona de Beirut afectada por la explosión del martes. El presidente francés, pidió ayer a los dirigentes libaneses que acometan reformas y aseguró que volverá al Líbano para hacer seguimiento de la situación tras la explosión.

El FMI explora "todas las vías" para prestar ayuda a Líbano

- El Fondo Monetario Internacional (FMI) está explorando "todas las vías posibles" para prestar ayuda financiera a Líbano, según aseguró su directora gerente, Kristalina Georgieva. "Después de la terrible tragedia de Líbano, es momento de la unidad nacional: para superar el desastre pero también pero atajar la profunda crisis económica y social que el país sigue viviendo", señaló la directora en un comunicado.

La ONU envía 20 toneladas de material sanitario al Líbano

- La Organización Mundial de la Salud (OMS) envió ayer a Beirut, la capital libanesa, un avión con 20 toneladas de material sanitario para hacer frente al colapso sanitario provocado por la explosión del pasado martes. El avión, donado por el Gobierno de Emiratos Arabes Unidos (EAU) y procedente de Dubái, aterrizó con los suministros necesarios para poder realizar unas 1.000 operaciones quirúrgicas y otro millar de intervenciones de traumatología, según indicó la organización en un comunicado.