Llevamos una larga temporada en que se acumulan las noticias tristes. Son muchas las personas, familiares, amigos, conocidos más o menos próximos, que nos van dejando. Su marcha duele en el alma, aunque no lo podamos expresar con las muestras de proximidad y afecto que corresponden a estos momentos. Por eso, sirvan estas letras para transmitir a su familia la condolencia que sale de la amistad.

Con Pipe, como se le conocía entre la familia y amigos, compartí muchos años de formación y vida entre los "satélites" del C. M. Aralar, en la carrera (1961-1966) y en los veranos en Monte la Reina en la misma tienda, donde no tuvo buenas vivencias y estuvo en grave riesgo su salud. Porque era abierto y buena persona fue nuestro delegado de curso, elegido por servicial, amigo de todos y buen componedor de los pequeños conflictos de la vida académica. Era el puente entre los locales y los foranos.

Formaba parte de una familia en la que su padre José Luis era el ejemplo vivo del hombre emprendedor de industrias y negocios en la Navarra de los primeros años 60, que Pipe vivía intensamente, con sus hermanos Miguel y Patxi, formando una piña en la que reinaban su madre, su hermana menor Bakartxo y la tía Camino. De él aprendieron sus hijos el valor de la iniciativa y el esfuerzo personal, el amor a Euskal Herria y la afición a la caza.

Pipe estimó que su vida profesional era el mundo de la empresa, por lo que al obtener la licenciatura en Derecho fue a Barcelona a la escuela de negocios y empresa del IESE. Cuando acabó su formación regresó a Pamplona como director de la sucursal de un nuevo banco en la plaza, el Atlántico. Como buen profesional no sólo le hizo sitio, sino que lo convirtió en una entidad importante en la vida financiera de la plaza.

Tras la jubilación de Miguel Javier Urmeneta como director de la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona, Pipe aspiró a sucederle. Tuvo apoyos en el Consejo de la entidad por su bagaje y perfil profesionales. Tenía madurez, formación acreditada, experiencia directiva en el mundo financiero, conocimiento personal y familiar de la vida económica y social de Pamplona y Navarra, para dirigir un proyecto de expansión. A muchos nos pareció el candidato adecuado para iniciar una nueva etapa de la entidad. Pero fuera de la Caja, se movilizaron fuerzas, económicas y mediáticas que vieron un competidor, que les superaba en muchos aspectos y ponía en riesgo su dominio en el mundo financiero extra bancario, en el que las entidades sin ánimo de lucro iban adquiriendo peso. Su reacción fue virulenta, transformando el nombramiento en una batalla política, con la ayuda de políticos dispuestos a ganar su apoyo a cambio de los servicios prestados. Para eso utilizaron la descalificación personal y política por la ideología familiar. Un editorial les sirvió de lanzallamas para intentar quemar en su hoguera inquisitorial al candidato, demostrando que los caciques seguían mandando, que no aceptaban competencia y que su autoritarismo convertía en enemigos a quienes no dominaban. Ante la situación, Pipe, que sólo aspiraba a servir a su ciudad en su entidad financiera propia, se retiró. Le sirvió para conocer mejor a los poderes fáctico, pero salió del lance sin resquemor, demostrando que estaba por encima de ellos y sus mezquindades. Siguió trabajando en el sector financiero, como promotor de empresas y participando activamente en Mutua Navarra.

El amor a su tierra y cultura le llevó a colaborar activamente en una institución tan propia como la Coral de Cámara de Pamplona, a la que se dedicó con gran entusiasmo, tras la muerte de su fundador Luis Morondo, entre 1983-2009. Su don de gentes, simpatía y buen hacer sirvieron para buscar recursos con los que mantenerla y proyectarla. Soy testigo directo de su esfuerzo y entrega para evitar su desaparición y lograr su recuperación en momentos difíciles. Lo hizo implicando en la institución a muchos amigos, tanto en la organización como en la actividad musical, llamando a todas las puertas que podían entender lo que significaba en la cultura de Navarra y proyección exterior. También en muchas de ellas se encontró con prejuicios políticos contra la Coral, de quienes trasladaron los utilizados contra él en la Caja. Por fortuna, hubo quienes entendieron que se trataba de una institución muy prestigiada y cualificada musicalmente, que había proyectado la imagen de Navarra por el mundo. Lo confirmó su desarrollo posterior, abriendo el espacio de su repertorio y actividades. Pipe, puedes estar satisfecho de la obra bien hecha que has dejado, manteniendo el legado de Morondo y de cuantos se comprometieron, dedicándole su tiempo y trabajo, haciendo posible el progreso de nuestra Coral de Cámara en manos de Jesús Hernández Aristu y de Anne Miren Troyas, de sus directores musicales y de sus voces. Fue y ha sido un trabajo colectivo que ha exigido entrega y vocación.

Su vida personal no fue fácil, sufriendo la temprana muerte de Izaskun y la enfermedad, pero todo lo superó por su vitalismo y voluntad. Como buen padre y abuelo hablaba con entusiasmo de sus hijos y nietos. En Anne Miren encontró la compañera de inquietudes musicales, de entrega a la Coral y de esposa que le acompañó durante los últimos años de su vida.

La última vez que nos vimos, antes de la pandemia, quedamos en reunirnos para charlas de nuestras vidas, pero no ha podido ser. Ahora lamento el no haber intentado el encuentro. Me quedo con el recuerdo de un compañero y amigo, con el que viví tantos momentos y al que apoyé todo lo que pude, porque era un hombre de bien y un gran amante de su tierra, cultura e instituciones, con hechos y desinterés. Como es costumbre de la Coral al final del concierto de tu vida, Pipe: "Agur jaunak, jaunak agur, agur t'erdi, danak jainkoak, iñak gire, zuek eta, bai gu ere. Agur jaunak, agur, agur terdi, emengire, agur jaunak".