Donostia - El soberanismo catalán no puede ocultar sus grandes diferencias estratégicas apenas un año después de su máxima expresión de unidad con motivo del referéndum independentista del 1 de octubre. En estos doce meses la unidad de acción entre las principales familias del independentismo (PDeCAT y JxCat, ERC y la CUP) ha saltado por las aires y las fricciones parecen insalvables a corto plazo e incluso de cara a las elecciones municipales y europeas de mayo de 2019. Ante esta realidad, el president de la Generalitat, Quim Torra, hizo ayer un llamamiento a las fuerzas independentistas a superar las “desavenencias y desconfianzas” internas y a construir la máxima “unidad estratégica y electoral”.

De cara a las elecciones municipales, Torra considera que Barcelona es “una pieza clave”, y se marca el objetivo de que el independentismo “gane” estas elecciones la capital del país catalán. También se muestra partidario de acordar listas unitarias para las municipales en el conjunto del territorio catalán, para poder tener “muchos más alcaldes independentistas”.

Y, de cara a las elecciones europeas, defiende la idea de tejer “una candidatura que aglutine el máximo apoyo posible, no solo de catalanes sino también de vascos, gallegos, valencianos, baleares o canarios, la España de los pueblos que pide que se pueda aplicar el derecho a la autodeterminación”.

“Yo le pido al independentismo que aprenda algunas lecciones del octubre pasado, y una de ellas es que llegamos con un grado de desconfianza entre los partidos políticos que probablemente no generó toda la fuerza que en esos momentos era necesario generar. Es un punto que hemos de tener muy presente”, afirma el president de la Generalitat en una entrevista a la agencia Efe. Según Torra, de cara al futuro “lo que no puede haber son desavenencias y desconfianzas” entre las fuerzas independentistas.

Las tensiones internas alcanzan no solo a las relaciones entre las fuerzas independentistas, afectan también al propio Govern integrado por JxCat y ERC y a la dinámica de un Parlament prácticamente cerrado desde antes del verano por el debate que se traen en relación la suspensión temporal o no de las actas de los diputados en la cárcel y en Bélgica. Ni siquiera estas fechas de conmemoraciones simbólicas para el soberanismo sirven para suturar las heridas.

Consciente de la situación, el president Torra intenta buscar una hoja de ruta común para el soberanismo, ya que “cuanta más unidad estratégica y electoral del independentismo, más posibilidades tenemos”. A su juicio, hay tres “consensos” básicos en la sociedad catalana sobre los que se puede articular un proyecto común: un referéndum de autodeterminación como “solución política”, la “no aceptación” de condenas para los encausados por el proceso soberanista y la “no consideración de la Monarquía como una institución propia de los catalanes”. - N.G.