MADRID. El exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato ha pedido hoy públicamente perdón minutos antes de ingresar en la madrileña cárcel de Soto del Real para cumplir su condena de cuatro años y medio de prisión por el escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid.

"Asumo los errores que haya podido cometer", ha asegurado Rato respecto a su gestión al frente de Caja Madrid y, más tarde, de Bankia.

"Pido perdón a la sociedad y las personas que se hayan podido sentir decepcionadas o afectadas", ha añadido.

El también ex director gerente del FMI ha explicado que acepta sus "obligaciones" con la sociedad, en alusión a la pena de cárcel confirmada hace tres semanas por el Tribunal Supremo.

Además, ha aprovechado su última intervención antes de entrar en Soto del Real para agradecer en su nombre y en el de su familia "el apoyo de todos los amigos y familiares en los últimos días"

El ingreso de Rato se produce después de que la Audiencia Nacional desatendiera su escrito de suspensión al considerar que el Tribunal Constitucional es el órgano competente para decidir si lo excarcela o mantiene en prisión hasta que resuelva el amparo que presentará antes de finales de noviembre.

El exministro ha elegido esta prisión para cumplir la pena por apropiación indebida en el uso de las tarjetas opacas y para favorecer sus futuros desplazamientos a la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares (Madrid), donde el 26 de noviembre comienza el juicio por la salida a bolsa de Bankia.

Construido en 1995, el centro penitenciario de Soto del Real es el mayor de la Comunidad de Madrid, ya que cuenta con 1.008 celdas y 174 complementarias; en él están ingresados algunos conocidos de Rato como el extesorero del PP Luis Bárcenas o el ex secretario de Estado de Hacienda Estanislao Rodríguez-Ponga, condenado a tres años y dos meses también por las "tarjetas black".

COINCIDIRÁ EN LA CÁRCEL CON BÁRCENAS Y JESÚS SEPÚLVEDA En Soto del Real, la prisión escogida, Rato coincidirá con al menos otro de los condenados por las 'black' que ya han entrado en la cárcel, el ex secretario de Estado de Hacienda Estanislao Rodríguez Ponga. En la actualidad, se encuentran en este mismo presidio otros 'conocido' de anticorrupción, como el extesorero del PP Luis Bárcenas o el exmarido de Ana Mato, Jesús Sepúlveda, ambos condenados por el caso Gürtel.

Esta cárcel, inaugurada en 1995 y considerada 'VIP' en su momento por la cantidad de instalaciones deportivas de que dispone, está relativamente cerca del centro de Madrid (en el kilómetro 3,5 de la M-609), lo que facilitará a Rato los desplazamientos cuando a partir del próximo 26 de noviembre tenga que sentarse en el banquillo de la Audiencia Nacional por el llamado caso 'Bankia'.

Rato es el quinto condenado por las 'tarjetas black' en entrar en prisión, como ya hicieron en los últimos días el mencionado Rodríguez Ponga, el exdirigente de CCOO Antonio del Rey, el ex consejero de Caja Madrid por el mismo sindicato Rodolfo Benito y el ex miembro de la Comisión de Control de la caja Miguel Ángel Abejón.

El resto tienen de margen hasta la jornada del 26 de octubre para presentarse en un centro penitenciario, salvo el exconsejero de parte de Izquierda Unida José Antonio Moral Santín y el exconsejero de CCOO Francisco Baquero, recogieron más tarde la notificación y tienen hasta el 29 de octubre; y el exvicesecretario de organización del PSOE Madrileño, Antonio Romero, a quien el tribunal ha dado diez días a contar desde el 20 de octubre por motivos familiares.

ENEMIGO PÚBLICO Con la entrada en prisión de Rodrigo Rato por el uso de tarjetas opacas de Caja Madrid se cierra un periplo iniciado en 1967, cuando con 17 años vio cómo su padre fue encarcelado por evasión fiscal, uno de los delitos que también se le atribuyen al que fuera responsable del "milagro económico español".

El caso de su padre fue uno más del tardofranquismo, pero Rodrigo Rato se ha convertido en el paradigma de la corrupción en España, origen de todos los males, desde la crisis del sistema financiero, la intervención y posteriores ayudas a Bankia, el fraude de las preferentes o las famosas tarjetas "black" de Caja Madrid.

A los 47 banqueros que en algún momento de la ultima década han pasado por la cárcel en todo el mundo -principalmente en Islandia, Irlanda, Estados Unidos y España-, según los cálculos del Financial Times, se ha añadido hoy el hombre que pudo reinar, uno de los "delfines" de Aznar y al que finalmente se impuso Mariano Rajoy

Su brillantísima carrera, -vicepresidente del Gobierno, ministro de Economía y Hacienda, director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), presidente de Caja Madrid y Bankia-, iniciada tras licenciarse en la prestigiosa Universidad de Berkeley (California), todo se borró de un plumazo cuando el agente del servicio de vigilancia aduanera le puso la mano en la cabeza para ayudarle a entrar en el coche policial tras su detención en abril de 2015.

La imagen dio la vuelta al mundo, pero además ha servido para ilustrar prácticamente todos los casos de corrupción que se han desvelado en los últimos años en España, relacionados o no con el exbanquero.

De momento sin éxito, Rato ha peleado hasta el final, ha defendido su inocencia y ha intentado rebatir todas y cada una de las acusaciones en las distintas causas en las que está inmerso, en todas las cuales ha robado el protagonismo al resto de imputados.

Si el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) o cualquier otra empresa demoscópica indicaban que la corrupción era la mayor preocupación de los españoles, por encima del paro o el terrorismo, la imagen que acompañaba a la noticia era la de Rato, por encima del cuñado del rey, Iñaki Urdangarín, el extesorero del PP, Luis Brcenas, o la familia Pujol Ferrusola.

Tarjetas opacas de Caja Madrid, preferentes, salida a bolsa de Bankia, el origen de su fortuna, en todos los casos era Rato el que concentraba toda la atención, el interés de los medios y los exabruptos de los ciudadanos.

El periplo judicial no ha hecho nada más que empezar, porque desde la cárcel de Soto del Real tendrá que acudir a partir del lunes 26 de noviembre en un furgón policial a declarar en el juicio por la salida a bolsa de Bankia, una imagen que se repetirá hasta mediados de 2019, ya que está previsto que las sesiones se prolonguen hasta junio.

A los cuatro años y medio que debe cumplir por las tarjetas "black" de Caja Madrid, se le pueden sumar los cinco años que pide para él la Fiscalía por presunta estafa a inversores.

Si en la sentencia de las tarjetas opacas de Caja Madrid se destacaba que fue Rato el que "mantuvo y extendió" una práctica inadmisible, en el caso Bankia, cuya instrucción se prolongó cinco años, la Fiscalía señala directamente al entonces presidente por "encarnar el ficticio mensaje de solvencia y buenas perspectivas", amparándose en el prestigio que le conferían sus antiguos cargos en la cartera de Economía y en el FMI.

Aparte, prosigue la instrucción, que dura ya tres años, en el juzgado de instrucción nº 31 de Madrid sobre el origen de su fortuna, y que le atribuye delitos de corrupción y fiscales, además de blanqueo, de todo lo cual tendrá que ocuparse desde la cárcel durante el tiempo que le deje libre el juicio de Bankia.