pamplona - ¿Vuelve el Partido Comunista de España? ¿A dónde se había ido?

-A ningún sitio. Siempre hemos estado ahí, pero somos autocríticos: durante un tiempo nos olvidamos de realizar una interlocución directa con la sociedad y delegamos ese diálogo al movimiento al que tanto contribuimos a poner en marcha: Izquierda Unida. Nuestra militancia no puede limitarse exclusivamente a trabajar en procesos electorales.

¿Pero la colaboración con Unidos Podemos no está en duda? ¿o si?

-En absoluto. Nuestra apuesta por las confluencias es total. Y no es novedad: este es un rasgo del ADN del Partido Comunista de España en toda su historia. Desde nuestro nacimiento en 1921, siempre trabajamos por lograr la máxima unidad de las fuerzas de progreso. Desde la II República hasta pasada la Transición con la puesta en marcha de IU. Y ahora con todo el desarrollo de Unidos Podemos y las candidaturas del cambio a nivel municipal. Nuestra pretensión no es trabajar exclusivamente con aquellas personas que tienen nuestras mismas ideas, sino defender más eficazmente los intereses de nuestro pueblo con todas aquellas fuerzas que creen que el sistema es injusto.

De acuerdo, el partido recupera su marca y autonomía, ¿con qué fin?

-Nuestro punto de vista es que hay que abolir el capitalismo, que no solo es incompatible con el disfrute de derechos, sino con la vida misma. En este momento en que en todo Occidente argumentan que han desaparecido las contradicciones de clase, que ha llegado el fin de la Historia y el único modelo posible es el capitalismo, ahora más que nunca estamos convencidos -y por desgracia nos han acreditado estos años de crisis-, que mientras siga el capitalismo existirá la clase trabajadora y estará explotada. Y en esa medida, necesitamos que exista un partido comunista fuerte para defender los derechos y los intereses de las trabajadoras y trabajadores. En los lugares donde haya gente sufriendo, ahí tiene que estar el militante comunista. Necesitamos tener más presencia, visibilidad e implicación en el conflicto social, político y laboral. El Partido Comunista de España desaparecerá el día que haya desaparecido el capitalismo. Y ojalá que eso ocurra pronto.

Capitalismo, marxismo... ¿No cree que mucha gente asocia las siglas de su partido más a los libros de historia que a la actualidad política?

-Es cierto que tenemos una brecha de militancia muy importante, pero no entre la gente más joven, sino en el segmento de mi edad, que hoy tenemos entre 40 y 60 años, de los que vivimos la Transición y fuimos alineados por el discurso de la desaparición de la clase trabajadora. Esa ha sido la victoria ideológica y cultural del neoliberalismo: hacernos creer que aun así estemos desahuciados, muertos de hambre y sin trabajo no somos clase trabajadora somos emprendedores y autónomos. Clase media. Pero difícilmente se lo puedes contar ahora a un joven licenciado, con máster, idiomas, que al final acaba trabajando si puede de teleoperador o se va a buscarse la vida fuera. Con un alto nivel de estudios y ¡claro que son clase trabajadora y muy mal remunerada! Estas nuevas generaciones, menores de 30 años, que se enfrentan al futuro profesional saben perfectamente que el Estado no tiene mucho interés por su futuro y tienen que peleárselo en solitario y esas personas son las que más se están agrupando y asociando. Por ejemplo, hemos trabajado muy directamente la huelga de Amazon en España, en su almacén de San Fernando, que tiene un sistema de gente joven precaria y circulante. Jamás pensaron que les iba a estallar una protesta que se extendió a otros tres centros más en Polonia y Alemania. O el conflicto de los riders (repartidores en bici) de Deliveroo, donde no hay ningún tipo de contrato. Ahí se está produciendo una recuperación de la conciencia de clase de esa gente más joven que se enfrenta a un mercado laboral en un marco de absoluta desprotección. Lo que ocurre en España es muy trágico: tener un puesto de trabajo hoy en día para no es garantía para salir de la pobreza.

¿Existe esa clase trabajadora o es un término del que todos huyen?

-Cualquiera que dependa para sobrevivir de su capacidad de trabajo es clase trabajadora. Pero es cierto que hemos perdido la batalla ideológica y cultural. Nos hacen creer que todos pueden competir en igualdad de condiciones. La desregularización laboral ha provocado una situación en la que no se reconoce ningún tipo de relación laboral, te dicen que eres autónomo, emprendedor, pero lo que hay es una tremenda represión. Se cierra una fábrica, le dan una caja de herramientas al electricista y le dicen: ¡enhorabuena, ahora es usted empresario!

En este contexto, ¿qué supone liderar el PCE hoy?

-Es un honor asumir la secretaría general del partido de José Díaz, Dolores Ibarruri y del partido que más ha luchado por la defensa de la libertad, la democracia y los derechos en nuestro país. Pero también es una muy alta responsabilidad en estos momentos en los que en todo el Estado se ve que hay una ventana de oportunidad para acabar con este régimen bipartidista del Constitución del 78, que ha sido incapaz de garantizar los derechos económicos y sociales.

¿Existe esa oportunidad para darle la vuelta al régimen del 78?

-Para sorpresa de la oligarquía, sí. Ellos y ellas han agotado la Constitución, ha sido vaciada en sus mecanismos de garantías sociales. En estos últimos años, tras el descontrol por eso que se denominó crisis, se ha abandonado la construcción del Estado de bienestar y se ha distribuido la riqueza de forma muy perniciosa. Cuantas más personas pasaban a situaciones de pobreza y exclusión, en las listas de millonarios europeos han surgido más españoles y españolas. Más del 50% de la población cree que es necesaria una profunda reforma. Es lógico, vivimos en un país donde más del 80% de la población no votó esa Constitución, y no ya por una cuestión de si estaban de acuerdo o no, sino simplemente generacional: yo ya soy bastante mayor, tengo más de 50 años y no tuve oportunidad porque no tenía edad para votar. Una norma que no ha tenido cambios en 40 años está absolutamente anquilosada.

Es cierto que el modelo de Estado es ampliamente cuestionado, pero las propuestas son dispares, crispadas y no hay atisbo de ningún acuerdo.

-En este país nunca va a haber consenso porque tenemos una derecha absolutamente reaccionaria. La que hoy representa el PP, la derecha españolista pero también con la derecha nacionalista o independentista. Todas las derechas defienden mecanismos de acumulación de riqueza en pocas manos. No les preocupa que los altos ejecutivos de la banca cobren un salario medio de 600.000 euros al año pero les parece gravísimo que la gente cobre un salario mínimo de 900 euros, que es insuficiente para llevar una vida digna. Nunca van a estar de acuerdo en perder sus privilegios, eso es absurdo. Y rápidamente se visten y envuelven en cualquier bandera. Así que la única manera de poder avanzar es concienciar a una inmensa mayoría de este país a que se una en torno a un proyecto amplio y diverso que garantice sus derechos políticos, civiles, culturales y nacionales. Eso solo se puede conciliar desde una propuesta de izquierdas. Seríamos bobos si todos los sectores políticos que estamos convencidos de que se puede gobernar garantizando por los derechos de todas las personas, no trabajásemos juntos.

En ese sentido de aglutinar diferentes, ¿cómo valora al actual Gobierno de Navarra?

-Es un ejemplo precisamente por conformar un gobierno muy amplio en el que hay versiones muy opuestas de la realidad, pero en el que se han antepuesto programas que garantizan los derechos de las personas y acaban con la exclusión. Es el elemento más importante. Anteponer otros intereses y trabajar por unas condiciones de vida dignas al pueblo de Navarra sobre cualquier otra cuestión de identidad nacional o de visión del Estado. Sinceramente creo que es un gobierno que está atendiendo a la necesidad de atajar las políticas neoliberales y el capitalismo financiero depredador que daña a la población. Con sus contradicciones y sus diferencias, aquí en Navarra se ha demostrado que funciona. Estoy convencido de que la población de la Comunidad Foral ha visto la mejora de sus condiciones de vida derivada de esa capacidad de trabajo conjunto de esos sectores políticos. Este es el ejemplo que hay que seguir. Ha demostrado que se puede gobernar así. Y estamos quitándole un arma muy poderosa a la derecha.

Hace cuatro años, la derecha argumentaba que Navarra iba a ser ingobernable e iba a llegar el fin del mundo...

-Ha habido mucha responsabilidad es este Gobierno de Navarra y sus distintos componentes. También muchos factores que han ido ayudando, como el fin y disolución de ETA. Porque el terrorismo ha afectado de una forma muy negativa a la sociedad española, pero ha sido también la mayor excusa de la derecha en la CAV y en la Comunidad Foral de Navarra para evitar construir gobiernos que se preocupasen por los intereses sociales. Que la derecha necesita el terrorismo es evidente: ahora que no existe ETA es cuando la Audiencia Nacional dicta más condenas por enaltecimiento del terrorismo, por organizaciones que ya no existen. Esto es algo que la ciudadanía tiene que tener en cuenta. El PP, lejos de estar al lado de las víctimas, está con sus privilegios e intereses y no le duelen prendas en utilizarlas.

Ahora ya no gobierna el PP, ¿cómo recibe usted al nuevo Ejecutivo socialista de Pedro Sánchez?

-Es una buena noticia, en la medida que es el resultado de desalojar al PP y a Mariano Rajoy del Gobierno. Ese cambio era imprescindible, nuestro país estaba gobernado por una organización corrupta hasta la médula con 600 cargos implicados en procedimientos judiciales, a lo largo de todo el territorio. Lo que nos preocupa es que el PSOE siempre tiembla cuando tiene que abandonar las políticas neoliberales. Es imprescindible para conseguir que en lo que queda de legislatura se reviertan al máximo las políticas de recortes, que el PSOE asuma que no tiene ni el 25% de la mayoría del Congreso y es un gobierno que tendrá que atender las exigencias y llegar a acuerdos con todas las fuerzas de izquierdas, en concreto de Unidos Podemos, y de los distintos pueblos del Estado, sean nacionalistas o no. El PSOE tiene que sustraerse de esa absurda trampa que siempre le tiende el PP de que no puede llegar a acuerdos con organizaciones independentistas porque esto es poco menos que quebrar la existencia del Estado español.

“Se cierra una fábrica, le dan una caja de herramientas al electricista y le dicen: ¡es un emprendedor, enhorabuena!”

“En este país nunca va a haber consenso porque tenemos una derecha absolutamente reaccionaria”

“El Partido Comunista de España desaparecerá el día que no exista el capitalismo. Y ojalá sea pronto”

“El PSOE tiene que evitar esa absurda trampa que le tiende el PP de que no puede pactar con los independentistas”

“La derecha necesita el terrorismo: ahora no existe ETA pero hay más condenas por enaltecimiento”

“Lo que ocurre en España es muy trágico: tener un empleo no es garantía para salir de la pobreza”