Bruselas - Las negociaciones del brexit llevan en un terreno crítico desde hace meses: tan cerca de poder cerrarse como de fracasar. Después de varias semanas de tensa calma tras el último Consejo Europeo, Bruselas espera que Theresa May, primera ministra británica, dé el salto político necesario para alcanzar un acuerdo.

La tensa calma empieza a llegar a su fin, no porque haya nuevas ideas encima de la mesa o porque Londres haya unificado su posición, sino sencillamente porque el tiempo se agota. Desde el pasado Consejo Europeo de octubre las conversaciones se ralentizaron y bajaron a un nivel todavía más técnico mientras el Gobierno británico presentaba los Presupuestos ante la Cámara de los Comunes.

Quedan solo 39 días para el Consejo Europeo de diciembre, el que se considera ya como el de la última opción, algo que se dijo también del encuentro de octubre. Después, ya en 2019, se cree que no habría tiempo para que el Parlamento británico, cuyos funcionamientos y procesos son mucho más lentos, apruebe todo el Acuerdo de Salida.

La gran barrera sigue siendo la misma: la solución para Irlanda del Norte. La semana pasada, como ya ocurrió en diciembre del año pasado cuando se firmó el Joint Report que puso las bases de un backstop para el Ulster, se intensificaron las comunicaciones entre Dublín y Londres. Simon Coveney, viceprimer ministro irlandés y titular de Exteriores ha mantenido encuentros con Dominic Raab, ministro del brexit, y ha gestionado varias llamadas telefónicas con David Lidington, ministro del Gabinete del Reino Unido.

Tras esas comunicaciones Coveney mostró confianza en que se alcance un acuerdo en las próximas semanas, lo que hace pensar que las posiciones se han acercado levemente en el nivel político. Mientras tanto, May dedicó la tarde del domingo a llamar a sus ministros, principalmente a los que apoyaron abandonar la Unión Europea, para asegurarles que no va a claudicar ante las condiciones de Bruselas.

salto político La semana que comienzó ayer promete ser importante para el futuro del brexit. Puede ser la que facilite un acercamiento de posiciones o la que muestre que la distancia que separa a los dos bloques evita cerrar un acuerdo a tiempo. La coreografía comenzará en el gabinete del Gobierno británico, que se da cita hoy martes. A estas alturas las soluciones técnicas se han agotado y May deberá, tarde o temprano, dar un salto político, que puede salirle muy caro, para completar esos elementos del Acuerdo de Salida que necesitan de un compromiso político del Reino Unido.

Por su parte, mañana miércoles se reúnen los embajadores permanentes ante la Unión Europea (Coreper), y en ese encuentro la Comisión Europea actualizará a las capitales la situación de la negociación. Si May toma el riesgo de dar un paso más allá ante su Gabinete, existe la posibilidad de que ese Coreper tenga buenas noticias encima de la mesa.

El mejor escenario sería que durante los próximos días Michel Barnier, negociador jefe del Ejecutivo comunitario, esté en disposición de certificar un “progreso decisivo” a Donald Tusk, presidente del Consejo, que entonces convocaría el Consejo Europeo extraordinario cuya fecha se fijó en el fin de semana del 18 de noviembre. Eso pasaría una vez el equipo negociador informara a las capitales y obtuviera plenas garantías.