llevan casi cuatro años anunciando que Navarra se hunde, así que es normal que en cuanto ha salido un dato malo hayan saltado a las calles a festejarlo con la alegría del portero que mete un gol. No ha faltado nadie. Comunicados, declaraciones y hasta artículos de opinión. El tripartito de la oposición, por supuesto, y con ellos viejas glorias como Javier Taberna y José Antonio Asiáin, que ahí que siguen los tíos dando lecciones al personal, envalentonados ahora que falta poco para acabar la legislatura. Que nunca se sabe qué va a pasar en mayo y no está de más ir haciendo méritos.

Total, que si ya exageraban cuando lo datos eran buenos, ahora que la EPA, con algunos matices, ha dicho que Navarra es la única comunidad en la que ha crecido el paro, tampoco se iban a quedar en casa. Qué más dará que la economía siga creciendo por encima de la media del Estado o que la Seguridad Social siga ganando afiliados. Había que tocar las trompetas, y vaya que si sonaron.

Nada en realidad que no hubieran dicho antes, que aquí ya se ha inventado casi todo. Solo Ana Beltrán se ha salido del guión habitual, subiendo un peldaño más en su particular casa sin puertas. Que dirá muchas tonterías, pero al menos innova cada día. “Solo la salida del Gobierno de Barkos puede frenar este suicidio económico”, profetizaba esta vez la líder del PP. Y claro, uno se imagina a Barkos, Laparra y Ayerdi en plan secta americana sentados en círculos con túnicas blancas esperando la llegada de un platillo volante para la abducción mientras hunden Navarra a modo de sacrificio. Más o menos lo que hacían en la permanente de Caja Navarra, pero sin cobrar dietas.

Porque, ya lo dijo Sanz el otro día en el Parlamento, aquel pesebre opaco lo montaron para “poner en paralelo las retribuciones que cobraban los componentes de la Ejecutiva de Caja Navarra después de su despolitización”. Que una cosa era dejarle el chiringuito libre a Enrique Goñi para que jugara a ser banquero y otra dejar de duplicarse el sueldo.

Algo que a Sanz le honra reconocer, aunque en sede judicial dijeran lo contrario, que a lo mejor la juez no entendía bien aquello de cobrar por mirar hacia otro lado. Y que al menos queda ya en el diario de sesiones por si dentro de unos años a algún historiador aburrido se le ocurre relatar cómo los expertos en Navarra se fundieron la Caja a cambio de una barra libre. A lo mejor es por eso que siempre sale alguno a decir que esto de la comisión no ha valido para nada. Que igual así la gente no mira al cadáver, que llevará un tiempo muerto pero sigue oliendo que apesta.

Al PSN, por supuesto, eso no le molesta para nada, que como la mierda también es suya pues como que se ha acostumbrado al olor. Así que ahí anda Guzmán Garmendia diciendo todos los días que esto de la desaparición de Caja Navarra “es solo sentimental” y está solo en nuestras cabezas. Que qué alegría volverla a ver señora Barcina pero qué escándalo esto de Davalor.

Ambiente electoral Por algún motivo, los socialistas han decidido ir de la mano de UPN y PP hasta el último día de la legislatura. Como si a estas alturas del espectáculo ya no hiciera falta disimular mucho. Y claro, entre el afán por decir que revertirán lo que está aprobando el cuatripartito y las líneas rojas que les ponen al PP y Vox pero no a UPN y Ciudadanos, que son los que sí van a entrar en el Parlamento, pues les empieza a quedar un Gobierno la mar de progresista. Y con los precedentes no tan lejanos, al final queda la sensación de que esta película ya la hemos visto.

Pero bueno, faltan todavía cuatro meses para eso, así que mientras tanto habrá que entretenerse con los juegos de artificio que animan las semanas. Los de los tránsfugas de Podemos por ejemplo, que ahí siguen que sí que no desesperando al tripartito de la oposición, que se las prometía muy felices pero van pasando las semanas y siguen saliendo las leyes sin que sepan muy bien cómo pararlas.

La confusión es tal que se mezclan los argumentos hasta el sinsentido. Porque a ver cómo explica UPN eso de que el nuevo mapa local “pisotea las competencias municipales” y al mismo tiempo da “más poder municipal a Bildu”. Que una cosa o la contraria, pero las dos al mismo tiempo parece difícil. Como si ya no fuera a haber más elecciones municipales y el euskera fuera obligatorio para poder ser concejal.

Que es más o menos lo que decía ayer Carlos Pérez-Nievas en una entrevista en la que soltaba cuatro falsedades en cinco preguntas, lo que demuestra que o es un mentiroso o un ignorante. Y lo segundo no lo parece. “Los de la zona no vascófona no podemos optar a un trabajo público en Pamplona, porque han decidido que todo sea zona mixta”, denuncia el candidato de Ciudadanos en la mentira más gorda de todas. Pero como aquí ya se puede decir de todo sin que se le caiga a uno la cara de vergüenza, Pérez-Nievas se atreve incluso a concluir que “para qué queremos el Fuero si nos imponen la ikurriña o el euskera”.

Y al final pasa lo que pasa. Que lo mismo viene Albert Rivera a decir que los nacionalistas vascos no son navarros, que Alberto Catalán sale a denunciar el “sectarismo” del Gobierno porque trabaja con personas que no tienen el carnet de UPN. Hasta ha surgido un nuevo partido “centrista” pidiendo su cuota de protagonismo. Todos juntos y a la vez. Para que al final aparezcan los iluminados de Vox denunciando que en Navarra “continúa el expansionismo nacionalista vasco” porque Eroski va a abrir un nuevo supermercado en Zizur. Aquí ya no entra un friki más, y el jueves llega Santiago Abascal.