pamplona - Tras el aldabonazo que supuso la irrupción de Vox en las elecciones andaluzas del 2 de diciembre, donde logró doce escaños y acabó resultando determinante para cambiar el color político de la Junta después de casi 40 años, la formación de Santiago Abascal se enfrenta a la dura prueba de confirmar, en los comicios municipales, forales y europeos del 26 de mayo, que este éxito no fue flor de un día. A la espera de que Pedro Sánchez acabe de deshojar la margarita de las generales, el partido de ultraderecha prepara unas citas con las urnas especialmente exigentes sin apenas infraestructura y recursos humanos y materiales, pero con el mejor escaparate que podía llegar a imaginar. Un altavoz diario con enorme eco, el juicio del procés, que durará en torno a tres meses y en el que jugará un rol fundamental ya que forma parte sustancial del mismo como acusación popular.

Vox es plenamente consciente de lo que el proceso que arrancó ayer supone para sus intereses a nivel de exposición pública, y ha puesto toda la carne en el asador. De este modo, en el juicio está siendo representado por uno de sus rostros más visibles, el secretario de Organización Javier Ortega Smith, acompañado del vicesecretario jurídico, Pedro Fernández. La formación ultra se ha hecho notar desde la misma petición de penas para los doce acusados, multiplicando exponencialmente las del resto de acusaciones. Así, reclama condenas de entre 24 y 74 años, lo que suma un total de 700 años de prisión frente a la Fiscalía, que solicita 177 años, y la Abogacía del Estado, que suma 117 años.

abascal, presente Ello no parece ser suficiente para Santiago Abascal, que ayer tuvo su cuota de protagonismo en la primera sesión del juicio. En una breve declaración sin preguntas a su llegada al Tribunal Supremo, denunció que el hecho de que “el presidente de la Generalidad de Cataluña esté entre el público y no en el banquillo de los acusados”, en referencia a Quim Torra, “es una demostración de que el golpe sigue vivo”. Agregó que “en España han fallado los políticos y han funcionado los tribunales, los fiscales y la Corona”, por lo que Vox “se vio en la obligación de acudir a los tribunales”.

Por su parte, Ortega Smith incidió en que la de Vox es “la acusación del pueblo español”. El número dos del partido, que encabezó las negociaciones con PP y Ciudadanos de cara a posibilitar que la presidencia de la Junta de Andalucía recayera finalmente en los populares, es una presencia cuanto menos peculiar, incluso para los estándares de Vox. “Karateca, boina verde y montañero”, le definía un medio digital.

Efectivamente, Ortega Smith realizó el servicio militar de forma voluntaria y en un destino tan exigente como la Compañía de Operaciones Especiales, donde permaneció un año. Ejerce además la abogacía tanto en el ámbito contencioso administrativo como en el civil y el laboral. Practicante de diversas disciplinas deportivas, en sus apariciones públicas hace gala de un temperamento volcánico, alimentado por sus firmes convicciones y su formación militar. “Enhorabuena, campeón”, le jalearon algunos seguidores ultras que se hicieron notar en el Tribunal Supremo.

“Daño a la Justicia” Javier Ortega Smith también aseguró que Vox no va a “permitir que se haga la más mínima politización de este procedimiento”. “Dentro solo habrá pruebas, hechos, derechos y acusación”, aseveró el número dos del partido ultra. Que el partido de Abascal realice una utilización política de este juicio en favor de sus propios intereses es uno de los temores que penden sobre un proceso en el que, en cambio, no están personados ni PP ni Ciudadanos.

El secretario general de los populares, Teodoro García Egea, explicitó ayer dicho temor afirmando que “si hay partidos políticos que utilizan la acusación particular para hacer política, es algo que hace daño a la Justicia y a nuestro ordenamiento jurídico”. Sin citar a Vox en ningún momento, agregó que “los políticos no deberíamos dedicarnos a esto sino a legislar y a mejorar la vida de la gente, y que a la Justicia se la respete dejándole el margen que tiene para impartir sentencias”.

El público

Gritos ante los familiares. Vox no solo se ha apuntado el tanto propagandístico como parte activa en el proceso. Sus seguidores fueron los que más se hicieron notar ayer tanto en el exterior como dentro de la sala. La entrada a pie de los acusados que están en libertad se produjo al grito de “golpistas” de algunos de los presentes. El president, Quim Torra, también sufrió este insulto y, ya en el interior, simpatizantes ultras se despacharon con comentarios como “Cataluña está incendiada” en presencia de los familiares de los acusados.

Insultos de Hogar Social y Falange

“Golpistas a prisión”. La Policía Nacional se empleó a fondo a la hora de custodiar la comitiva independentista -formada por miembros de ERC, PDeCAT y la CUP- que trató de aproximarse al Tribunal Supremo, y que se cruzó en Génova con una protesta de medio centenar de personas con banderas de Falange. “Golpistas a prisión”, “terroristas” o “viva España”, gritaban éstos. Los agentes requisaron una pancarta desplegada por miembros de la neonazi Hogar Social Madrid.