Tallín - La incertidumbre prevaleció durante las elecciones generales que se celebraron ayer en Estonia, en las que la coalición de centroizquierda se juega su supervivencia frente a la oposición de derecha y al previsible ascenso de la extrema derecha.

El Partido Reformista, de carácter proeuropeo, encabeza con el 40% el recuento de las elecciones parlamentarias, según el escrutinio del sufragio electrónico adelantado, por el que optó cerca del 30% de la población con derecho a voto. Según los datos publicados por la comisión electoral, el Partido Reformista (liberal) obtuvo el 40% de las papeletas, seguido por el ultraderechista Partido Popular Conservador (EKRE), con el 13,5% de los votos; y Pro Patria (12,6%), de centroderecha. Diez partidos y 18 candidatos independientes han participado en la campaña, aunque sólo la mitad de las formaciones tienen opciones reales de superar la barrera legal del 5% de los votos para acceder al Riigikogu (parlamento unicameral estonio), con 101 escaños.

Las encuestas en este pequeño país báltico, miembro de la UE y de la OTAN en la frontera con Rusia, ponen a dos formaciones a la cabeza, con hasta otras tres con posibilidades de superar ese 5%. Los dos principales competidores son el liberal-conservador Partido Reformista y el partido del Centro, del actual primer ministro Jüri Ratas, que aglutina a gran parte de comunidad rusa del país (en torno al 25%).

Unos 890.000 estonios estaban llamados a las urnas en este pequeño país báltico, de 1,3 millones de habitantes. La campaña ha estado centrada en la inmigración, la reforma del sistema tributario y el idioma en los colegios. La derecha pide que se elimine el ruso en la educación pública, pese al peso de esta minoría en la población en Estonia. - Efe