Bruselas - Theresa May no está para más humillaciones, por lo menos públicas. Y por eso corre la idea en los pasillos de los Conservadores de que la primera ministra retrasará la votación sobre su acuerdo de salida planteada para hoy martes. El objetivo: ganar tiempo para seguir negociando con la UE algo aceptable para el Parlamento británico. A cambio se establecería una enmienda para conocer qué tipo de brexit quieren los tories, y volver a Bruselas pidiendo cambios acordes con las peticiones de su bancada.

Después de que desde el Gobierno británico se deslizase que si el brexit sale mal las generaciones futuras echarán la culpa a la UE, May se encuentra en la misma situación que cuando perdió la primera votación. Básicamente, sin nada nuevo que ofrecer por la falta de acuerdo entre Bruselas y Londres y con las conversaciones con el Ejecutivo comunitario en “punto muerto”. Con el fin de desatascar la situación, May viajó ayer a Estrasburgo para reunirse con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y tratar de concretar modificaciones al acuerdo. La premier espera obtener clarificaciones al tratado de salida de la Unión Europea.

La UE, por su parte, ha intentado dejar claro que sí ha hecho movimientos, y así constataba Michel Barnier, negociador jefe por parte de la UE, en Twitter. La propuesta comunitaria era que, en el caso de que el backstop entrase en vigor, el Reino Unido podría abandonar unilateralmente el Mercado Único siempre que se mantuviese en el resto de puntos acordados para esa salvaguardia. Esas condiciones fueron las acordadas en su día por las dos partes, y también fueron ratificadas por los Estados miembros.

Pero Londres tiró también de Twitter para rechazarlo: Stephen Barclay, ministro del brexit, afirmó que eran “argumentos pasados”. Al mismo tiempo destacó que desde su lado se habían hecho “nuevas propuestas claras”.

Sin apoyos Diferentes medios reportan que el apoyo a May dentro de la bancada tory es cada vez menor. The Times afirma que solo dos ministros la apoyan ya y el Daily Telegraph asegura que esa parte crítica de su gabinete la querría fuera de Downing Street en julio para que el siguiente escenario del brexit, el de las negociaciones futuras, lo manejase otra persona. May ha rechazado en el pasado volver a presentarse a las elecciones, que están previstas para el año 2022.

El European Research Group, que aúna a un indeterminado número de diputados a favor del brexit dentro del grupo de los Conservadores, ha afirmado que esta vez tampoco apoyarán el plan de la primera ministra. Esa es una de las razones por las que May no consigue la victoria en Westminster, ya que no es capaz de unir bajo su batuta a un grupo Conservador cada vez más dividido. Además, se le abre otra vía de agua entre sus diputados. Si May suspende el voto de hoy, también dejaría en el aire el de mañana, en el que los diputados tendrían que opinar sobre la opción de abandonar la UE sin acuerdo, y el del jueves, sobre pedir un aplazamiento del brexit. Eso resulta inaceptable para otro sector, que cree que con ese movimiento la primera ministra “perdería la confianza” del Parlamento.

Pero al mismo tiempo se siguen barajando otras opciones y planes B que podrían salvar a May, y en esta ocasión los Laboristas jugarán un papel fundamental. Entre las posibilidades está un apoyo de los Laboristas, siempre que fuese a cambio de que éste se someta a un referéndum entre la población británica. Jeremy Corbyn, líder de la oposición, no planteará una enmienda sobre ese segundo referéndum esta semana: quiere que la derrota de May sea la protagonista absoluta.