pamplona - Javier Esparza, presidente de UPN, ha emprendido una huida hacia adelante para tratar de dejar atrás cuanto antes las críticas que todos los partidos navarros han hecho de su plataforma conjunta con PP y Ciudadanos para concurrir a las próximas elecciones generales, forales y municipales. Ayer, Geroa Bai, EH Bildu, Podemos, PSN, I-E -y en cierta medida también el PP- afearon a Esparza que, en sus ansias por dar oxígeno a su proyecto político personal, haya unido el futuro de su sigla al de una formación antiforalista que el miércoles, por boca de su responsable del área económica y candidato a las Europeas, Luis Garicano, desveló que liquidarán el régimen foral en cuanto se abra el melón de la reforma constitucional. ¿Y cuál fue la salida de Esparza? Atrincherarse en su pacto firmado con Rivera el martes -ese que duró 16 horas hasta que lo desmontó el propio Garicano el miércoles por la mañana-, defender a Ciudadanos y pasar a insultar a todos los partidos.

Es todo lo que ofreció ayer, al margen de varios argumentos fácilmente desmontables que no sostienen su alianza, como la evidente contradicción de afirmar que el acuerdo entre UPN, PP y Ciudadanos “es tremendamente positivo para la defensa del régimen foral y el Convenio Económico” o que la firma era “más necesaria que nunca”.

Que era más necesaria que nunca -al menos para su supervivencia política- es evidente, teniendo en cuenta las malas proyecciones electorales que los trackings y sondeos internos vaticinaban para UPN. Pero que es “tremendamente positiva para la defensa del Convenio Económico” cuando Garicano dijo expresamente que Ciudadanos aspira a unificar todos los regímenes fiscales suena a broma, y cualquier ciudadano puede ver que ahí hay una abierta contradicción.

Eso le volvieron a reiterar todas las fuerzas, desde Geroa Bai al PSN pasando por el PP, que a través de Ana Beltrán -que ha demostrado que tiene mucha más personalidad que Esparza para defender el régimen foral- exigió que con los Fueros “flaquezas cero” y esperó que las declaraciones de Ciudadanos fuesen “una salida de pata de banco de Garicano”.

la renuncia de upn Con más colmillo atacó -lógicamente- Koldo Martínez, portavoz de Geroa Bai, que consideró que UPN está sumergido en una “escalada antiforal y antiautogobierno” que se ha visto con el posicionamiento del partido de Esparza en el Senado, cuando el senador Pachi Yanguas (UPN) votó a favor de una moción del PP que pedía limitar las transferencias del Gobierno del Estado a la CAV -aunque estuviesen recogidas en el Estatuto de Gernika- y rechazó, en ese mismo debate, la admisión de una enmienda que pedía lo mismo también para Navarra -en este caso lo que se recoge en el Amejoramiento- en plena negociación del traspaso de Tráfico.

Adolfo Araiz, portavoz de EH Bildu, lamentó “el triste papel que está jugando UPN”, que a su juicio se encuentra en una necesidad tan urgente de votos que “busca en todos los sitios”, hasta en partido que “a las 12 horas dicen lo contrario de lo que se recogía en el escrito”.

La imagen de UPN como caballo de Troya ha sido una metáfora utilizada estos días, por eso de que UPN va a permitir acarrear consigo a fuerzas que la ciudadanía dejó fuera del Parlamento en 2015, y que ahora entrarán de lleno en las instituciones forales con la idea de fondo de acabar con ellas. La parlamentaria Tere Sáez, del grupo Podemos-Orain Bai, denunció que UPN “ha permitido la entrada de unos grupos políticos, uno que sigue siendo corrupto y otro al que no le interesa para nada la autonomía”. También por parte de Podemos Navarra habló su secretario general, Eduardo Santos: “A UPN sólo le interesa tener un resultado electoral mejor, por encima de cualquier coherencia ideológica, y aunque deje por el camino aspectos que tradicionalmente ha defendido”.

María Chivite (PSN) volvió a alinearse con las fuerzas progresistas en favor del autogobierno, también con una intención táctica. La líder de los socialistas navarros considera que UPN difícilmente se lo ha podido poner mejor para erigirse como tercera vía proautogobierno entre el bloque de la derecha antiforal que encabeza Esparza y las fuerzas del cambio progresista. “Esta coalición -dijo en referencia a la de Esparza- podrá ser lo que sea, menos defensora de nuestro autogobierno y nuestra foralidad, porque Ciudadanos no está diciendo más que lo que ya decía desde que irrumpió en el panorama político”.

Por último, Marisa de Simón, de I-E, apuntó a lo verdaderamente importante: que no es Garicano quien tiene que dar explicaciones, sino Esparza. En cualquier caso, considera que la alianza refleja que la derecha ya se mueve “en pactos del miedo” porque “ven que el Gobierno del cambio tiene la capacidad de revalidar y seguir haciendo políticas de cambio para la gente”.