Dublín - Casi 50 años después del Domingo Sangriento en Derry, Irlanda del Norte, solo uno de los 17 exsoldados británicos investigados ha sido acusado del presunto asesinato de dos civiles a manos del Ejército, en lo que fue uno de los episodios más oscuros del conflicto norirlandés. La Fiscalía de Irlanda del Norte anunció ayer que el Soldado F, quien mantendrá de momento su anonimato, afrontará cargos por el doble asesinato y el intento de asesinato de otras cuatro.

El 30 de enero de 1972 , 14 civiles murieron por los disparos del Ejército británico durante una manifestación por los derechos de los católicos. La decisión de la Fiscalía, que no ha dejado completamente satisfechas a las partes, pone en evidencia que los mecanismos propuestos para lidiar con el legado del pasado conflicto se han convertido en uno de los principales obstáculos en el proceso de paz.

Las familias de las víctimas consideraron que la acusación del Soldado F es un “logro extraordinario”, aunque se declararon “decepcionadas” porque “no todos los responsables” responderán ante la Justicia, mientras que el Gobierno de Londres opinó que su personal militar, retirado o en activo, no puede “vivir con el miedo constante” a ser procesado.

El ministro británico de Defensa, Gavin Williamson, confirmó que su departamento correrá con los gastos legales del sospechoso, y que le ofrecerá cualquier tipo de “ayuda social y pastoral”. La pasada semana, la ministra británica para Irlanda del Norte, Karen Bradley, ya provocó una polémica al decir que estas muertes “no son crímenes”, si bien se retractó después y pidió perdón. - Javier Aja