BILBAO - El presidente del tribunal que enjuicia el procés, Manuel Marchena, se vio obligado ayer a reclamar a un agente de la Guardia Civil que no respondiera con evasivas a las preguntas de las defensas después de que se explayara con aparente contundencia cuando fue interrogado por la Fiscalía. “Intente responder con la misma seguridad con la que ha respondido a los responsables de la acusación y del ministerio fiscal”, solicitó el juez al teniente de la Guardia Civil responsable del registro en la conselleria de Economía del 20 de septiembre de 2017 tras replicar con varios “no me acuerdo” a las preguntas de los abogados de los acusados.

Tras apuntar que Jordi Sànchez, entonces presidente de la ANC, “llevaba la voz cantante” ante la masa concentrada en las puertas del edificio que impidió a la comitiva judicial salir de allí hasta la madrugada; el mando de la guardia civil perdió la memoria ante las siguientes cuestiones: por qué las diligencias del Juzgado de Instrucción 13 de Barcelona y que motivaron las detenciones eran por delito de sedición; si la intendente de los Mossos Teresa Laplana presente en la conselleria iba vestida de paisano o de uniforme; cuántas reuniones tuvo con ella durante aquella jornada; o si Sànchez ofreció desconvocar la concentración. “No lo recuerdo”, contestó, y sustituyó esta frase por largos suspiros, un “No lo vi”, “No era” y “No era el responsable”, pasando la pelota al responsable de seguridad durante el registro.

Sin embargo, sí que guardaba en su memoria que sobre las dos y media de la mañana varios agentes tuvieron que sujetar la puerta de la conselleria porque una masa de personas la iban a derribar y entrar. “¿Sabe por qué no constan las imágenes de esa avalancha de la que usted habla?”, le preguntó la letrada de Jordi Cuixart. “No lo sé”, insistió el teniente. Marchena también impidió a los abogados hacer ciertas preguntas por no tener “relevancia jurídica” y ser por tanto “inútiles” de cara al procedimiento penal.

contradicciones Las contradicciones del encargado del registro se sucedieron al responder a las defensas. Si el jefe de la Guardia Civil en Catalunya durante el 1-O, Ángel Gozalo, explicó que las armas que había dentro de los vehículos eran antidisturbios, el agente dijo ayer que se le había transmitido que eran de fuego. Sobre el escenario que se vivió recordaba lo que, según él, una agente de los Mossos “que estaba allí nos dijo”: “¿Estáis locos? Si salís con las cajas os matan”.

Aseveró desconocer la distancia real (29 metros) entre la puerta de la conselleria y la calle, a pesar de haber hablado inicialmente de 200 metros. Y contradijo el testimonio de Montserrat del Toro, la secretaria judicial que escapó por la azotea, al señalar las posibles opciones: en ningún caso se le propuso salir sola acompañada por los Mossos y que luego la dejaran en la boca del metro; y también negó una salida “encapsulada” por la Brigada Móvil, sino con su “acompañamiento”. A preguntas de Vox, el interrogado descartó que le consten agresiones y amenazas a los guardias civiles.