Pamplona - Las elecciones generales han trastocado el final de la legislatura del cambio. El debate nacional se ha impuesto en Navarra, eclipsando la acción del Gobierno foral en un escenario en el que el miedo a Vox ha movilizado a los votantes en torno al PSOE. “Sánchez ha sido hábil”, admite Uxue Barkos, que celebra la victoria socialista porque ha servido para frenar a la ultraderecha, pero que advierte de que el nuevo Congreso sigue sin resolver “la falta de estabilidad” que ha marcado la política española todos estos últimos años. La presidenta del Gobierno foral considera sin embargo que las elecciones del 26 de mayo poco tendrán que ver con las del 28 de abril. Optimista pero prudente, Barkos hace un balance satisfactorio de sus cuatro años al frente del Ejecutivo, que dejan unas cuentas saneadas, una mejora en el empleo y una reducción de la pobreza. “Los objetivos principales se han logrado con creces. Que Navarra ha mejorado mucho con el cambio es innegable”, subraya la candidata de Geroa Bai, que apuesta por repetir la experiencia del cuatripartito.

¿Qué lectura hace de las elecciones generales del pasado domingo?

-Ha sido una resultado previsible. El PSOE ha sido hábil para dividir a la derecha aprovechando la irrupción de Vox, y los ciudadanos han respondido con un posicionamiento contundente frente a la ultraderecha. Algo que sin duda me resulta muy satisfactorio. Sí que me ha sorprendido la debacle del PP. No me esperaba que el partido hegemónico de la derecha española hasta antes de ayer se quedara en 66 escaños.

¿Y a qué lo atribuye?

-A muchas cosas. Al error de darle protagonismo a Vox, y por supuesto a la corrupción. Debería hacer una reflexión sobre dónde quiere tener su posición política.

¿La derrota electoral servirá para que las derechas rebajen el tono bronco del debate?

-Pues no sé, la verdad. En Navarra desde luego esa es una actitud que no nos sorprende, porque muchas de las cosas que le han dicho a Sánchez las hemos escuchado aquí, tan graves o peores. Es la prueba de una derecha que ha perdido el centro, y no sé si lo recuperarán.

¿Se ha sentido identificada con los ataques que ha recibido Sánchez?

-En política a veces se nos olvida que detrás de un cargo público hay una persona. Y en ese sentido sí que surge cierta empatía cuando se oyen descalificaciones tan burdas. Lo que ocurre es que algunas de esas afirmación las hemos escuchado en Navarra por boca de portavoces del PSN. Así que la empatía no deja de ser un poco agridulce.

¿Le preocupa la llegada de la extrema derecha en las instituciones?

-Más que la propia presencia de Vox, lo que me preocupa es que 40 años después en España siga existiendo un franquismo larvado. Y Vox es la expresión más burda y zafia que podía darse. Y sobre todo da miedo su zafiedad intelectual. Mienten abiertamente y sin pudor.

Es muy probable que esté en el próximo Parlamento de Navarra.

-Y nos tendrán en frente, porque no vamos a aceptar ni un paso atrás en derechos y en libertades. Lo bueno de la democracia es que las instituciones obligan a trabajar, y el trabajo al final retrata. Las instituciones ponen a cada uno en su lugar.

Sánchez inicia mañana una ronda de contactos con los principales partidos, incluidos PP y Ciudadanos. ¿Qué le parece?

-Tengo la impresión de que quiere dilatar el proceso para ver si el miedo a las derechas fortalece ahora al PSOE en las autonómicas y municipales. Y sería un error. Desde que estoy aquí he conocido cuatro Gobiernos de España distintos, este será el quinto. Tres elecciones generales y una moción de censura. Ahora no podemos perder otros dos meses porque el PSOE no se quiere mojar.

¿Ve posible un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos?

-No solo yo, también los propios votantes del PSOE, que la misma noche electoral le gritaban en su sede “Con Rivera, no”. Ciudadanos es una fuerza ultraliberal, y es el partido que con más saña ha dicho que viene a atacar los fueros y los derechos históricos. Y yo a Pedro Sánchez todavía no le he escuchado decir que no pactará con Ciudadanos. La presión para ese pacto ya ha empezado, y será mayor a partir de junio. Esperemos no ver traicionadas las invocaciones al voto útil.

¿Cómo son las relaciones con el Gobierno de España?

-Buenas, pero también lo eran con el Gobierno de Mariano Rajoy. Lógicamente, la coincidencia es mayor con un Gobierno de mayoría progresista. Pero con Rajoy por ejemplo acordamos la actualización del Convenio Económico. Fue una negociación dura, pero llegamos a un acuerdo. Confío en que con el nuevo Gobierno también sea posible en aquellos asuntos que tenemos pendientes.

¿Como la competencia de Tráfico?

-Por ejemplo. Navarra tiene todos los papeles hechos, y es el Gobierno central quien no ha cumplido su palabra. No conmigo, sino con la propia sociedad. Sánchez tiene un compromiso con Navarra que debe cumplir.

UPN afirma que no va a apoyar un repliegue de la Guardia Civil.

-Eso es algo que tiene más que ver con las contradicciones internas de su alianza con Ciudadanos que con la realidad. Es una renuncia ideológica evidente. Porque Tráfico es una competencia ligada a la Policía Foral desde su nacimiento, y UPN la había defendido hasta ahora. De hecho, cuando en los años 90 la Policía Foral asume la seguridad del Palacio de Justicia sale la Guardia Civil. Es lo que tiene asumir una nueva competencia y organizarse de otra manera.

¿Confía en un giro social del nuevo Gobierno de España?

-Ya veremos. Ahí está por ejemplo la Ley de Residuos de Navarra que el Gobierno del PSOE quiere llevar al Constitucional por ser demasiado avanzada en la defensa del medio ambiente, lo que no es coherente con un Gobierno que se dice progresista. O la lectura cicatera que hace de la Ley de Estabilidad Presupuestaria que impide a Navarra acometer inversiones sostenibles pese a tener las cuentas saneadas.

De momento sí ha planteado una reforma fiscal más progresiva.

-Y no deja de ser gracioso que después de llevar cuatro años escuchando al PSN criticar la reforma fiscal de este Gobierno, el día después de las elecciones el PSOE nos proponga la suya. Pero es lógico, por otra parte. Al final hay que cuadrar las cuentas.

¿Qué lectura hace del resultado electoral de Geroa Bai?

-Ya sabíamos que no eran las elecciones más propicias para Geroa Bai, con el debate polarizado en el ámbito estatal, pero lo asumíamos con orgullo, convicción y fiabilidad.

¿Fue un error ir en solitario?

-Claro que no. El error ha sido no haber ido las cuatro fuerzas del cambio juntas. Fue nuestra apuesta desde el principio, pero no salió.

¿Cree que ha sido acertado insistir tanto en el tema del autogobierno cuando el debate estaba en clave derecha-izquierda?

-Es verdad que la cita electoral ha estado subsumida por el riesgo a la ultraderecha, y eso ha beneficiado más a Podemos y al PSOE. Pero como Geroa Bai no podíamos obviar que uno de los grandes peligros de estas elecciones era que fuerzas antiforalistas tuvieran influencia en Madrid y representación por Navarra. Hacía falta una respuesta en defensa del autogobierno. Para Geroa Bai era una cuestión de responsabilidad.

¿Qué le parece la coalición de UPN con Ciudadanos?

-El colmo de la incoherencia política. Y me parece grave, porque de la mano de los votantes de UPN, a quienes tengo un enorme respeto, Esparza va a llevar al Senado y al Parlamento foral a personas que han dicho bien claro que quieren romper la relación de bilateralidad con el Estado del Convenio Económico. Y que quieren que sea el Gobierno de España quien decida unilateralmente cuánto aporta Navarra. Eso no solo es un ataque al Convenio, es un ataque al bienestar de los navarros y navarras.

¿A qué atribuye esa alianza?

-A sus urgencias electorales. Tal vez sirva para salvar los muebles al señor Esparza, pero con un coste de credibilidad política muy alto a medio plazo. Porque va contra el espíritu fundacional de UPN. Ha traicionado su propia razón de ser. Supongo que habrán medido las consecuencias.

¿Cree que el resultado tendrá efecto en las forales?

-Es posible, sí. Pero no creo que sea tanto como algunos creen. Los partidos que tienden mucho a hablar en primera persona de los votos, y eso es un error. El voto es de la gente, que vota diferente según lo qué decida. Es lógico, es democrático y es muy sano.

¿Revalidarán su mayoría las fuerzas del cambio?

-Me gustaría pensar que sí. Lejos de lo que algunos esperaban, las cuatro fuerzas han dado muestra de una enorme madurez política. Han sido leales y, con sus diferencias, han sabido estar unidas y dar estabilidad a Navarra. Eso es clave para el interés general.

¿Apuesta entonces por repetir el cuatripartito?

-Sí, creo que hay mimbres para seguir trabajando. Nuestro objetivo es consolidar los pasos que hemos dado hacia otro futuro bien diferente a como se venía construyendo Navarra. Se ha trabajado bien, y confío en que la gente va a querer revalidar otros cuatro años de políticas progresistas, de avances sociales, de memoria y de orden en la economía.

¿Qué pasará si la mayoría parlamentaria depende del PSN?

-Desde el principio hemos invitado al PSN a sumar al cambio. Pero nunca ha querido. Estos cuatro años ha optado por ser irrelevante. Ha tenido la oportunidad para desligarse de los 40 años anteriores en los que perpetuamente ha colaborado con la derecha navarra, pero no lo ha hecho. Tal vez sea el momento de que lo haga, pero debe saber que no empezamos de cero.

¿Cuál es ese punto de partida?

-Aquí hay cuatro años de trabajo en común, de avances ciertos y serios para Navarra, y eso se defiende desde la unidad. Pretender empezar de cero, como si el cambio tuviera que ver con la posición del PSN es cerrar los ojos a la realidad. Harían ver en abrir los ojos y entender donde están las posibilidades de acuerdo tras las elecciones.

¿Le preocupa que el PSN se convierta en el principal rival del cambio?

-El PSN siempre ha sido un rival para el cambio. No solo por el agostazo de 2007, que en 2011 revalidó pero ya sin aspavientos y entrando en el Gobierno. Y estos cuatro años, cuando sus votos ya no eran necesarios, ha sido incapaz de resarcirse de su historia al lado de UPN. Ahora vuelve a tener otra oportunidad para sumarse al cambio, pero sin excluir a nadie. No hemos aceptado nunca vetos, y no los vamos a aceptar ahora.

¿Ve ánimo de revancha en UPN?

-Desde luego, en sus propuestas cuesta ver algo en positivo. El único mensaje es que todo vuelva a ser como era antes. Lógicamente, me preocupa que pueda haber una marcha atrás, una vuelta al pasado con ánimo de revancha. Luego, que sean UPN o el PSN quienes den la marcha atrás ya me parece anecdótico.

¿Es diferente optar a la presidencia que tener que revalidarla?

-Es una experiencia nueva. De alguna forma, para los partidos que hemos apoyado el cambio estas elecciones son un examen importante e interesante. Ahora veremos cuánto de nuestro trabajo se acepta y se valora.

¿Se han cumplido los objetivos que se fijaron en 2015?

-En general el balance es positivo, así lo dicen claramente los ratios sociales y económicos. A medio y largo plazo queda mucho por hacer, pero Navarra ha mejorado mucho con el cambio. Es un hecho real, y además es innegable.

¿Ha sido más difícil de lo esperado?

-Más bien hay quien ha intentado que lo fuera. En frente hemos tenido una oposición muy poderosa que viene de 40 años de poder, y con capacidad de manejar determinadas entidades y herramientas contra el Gobierno. A costa incluso del interés general.

¿Qué tipo de herramientas?

-Creo que están en la mente de todos. Hay quien ha ido a Madrid a decir que invertir en Navarra no era buena idea. La Cámara de Comercio ha llegado a decir que el 60% de las empresas se iban a ir por la reforma fiscal. Luego el tiempo ha demostrado que todo eso era mentira. Pero ahí queda.

¿Qué destacaría del trabajo de su Gobierno en estos cuatro años?

-Es difícil elegir. Se ha reducido mucho la pobreza infantil, así que solo por eso ha merecido la pena. Sigue habiendo pobreza y exclusión, claro, pero ahí se ha avanzado mucho. No hay más que recordar cómo estábamos en 2015. También se han ordenado las cuentas públicas, hemos reducido la deuda, hemos terminado muchos proyectos inconclusos o no proyectados. También se ha avanzado mucho en ámbitos como la memoria. Claro que queda mucho trabajo por hacer, pero la mejora ha sido evidente, y en muchos ámbitos.

¿Y en qué se han equivocado?

-Seguramente en muchas cosas. Hemos pecado de inexperiencia algunas veces, y sé que hemos cometido errores que tenemos que solventar. Pero eso lo tienen que juzgar ahora los ciudadanos. Ellos ponen la nota, y nosotros el trabajo.

¿Qué objetivos quedan para la próxima legislatura?

-Hay muchos, pero diría que el principal es consolidar el proyecto de futuro que hemos puesto en marcha estos cuatro años. El de una Navarra que mira a Europa, que apuesta por la economía circular y que aspira a un crecimiento socialmente justo y sostenible medio ambientalmente. Se ha trabajado mucho, y se ha trabajado muy bien. Hay que seguir por el mismo camino.

¿Las infraestructuras son un reto pendiente?

-Para nada. Esta legislatura se han renovado numerosas infraestructuras educativas por toda Navarra. Se ha invertido en la sanidad pública, tanto en equipos como en centros de salud. Hemos llevado la banda ancha a todos los polígonos, y ahora a todos los municipios, con soluciones imaginativas ademas en zonas difíciles como el Pirineo. En esto también hay materia para la satisfacción más allá del ruido interesado.

¿En lo que respecta al TAV?

-El TAV es una competencia del Estado que no se ha hecho porque ni los gobiernos del PP ni del PSOE han apostado de verdad por Navarra. Y porque UPN siempre tuvo una visión cortoplacista. Esta legislatura hemos superado la insensatez del tren de Castejón a Campanas. Navarra está ahora en el eje atlántico del transporte ferroviario europeo, algo que no se había hecho los 40 años anteriores, con una visión de corredor.

¿Y el Canal de Navarra?

-UPN dejó el proyecto de la segunda fase paralizado, y lo hemos puesto en marcha. Y algún día nos deberá explicar porqué decidió que Navarra asumiera el 100% de la financiación de la primera fase. Dejó un contrato insuficiente que hemos tenido que corregir para poder avanzar. Se ha hecho un buen trabajo.

¿El Gobierno de Navarra ha tenido abandonada la Ribera?

-Por supuesto que no, es una de las mayores falsedades, junto con la imposición del euskera o el Apocalipsis económico, que se ha dicho estos años. En Tudela ahora hay una resonancia que va a permitir que centenares de pacientes no tengan que subir a Pamplona a hacerse las pruebas. Ejemplos hay muchos.

Estos días a muchos ciudadanos les toca hacer la declaración de la renta. ¿Cree que han entendido la reforma fiscal de 2015?

-Supongo que habrá de todo, pero hemos sido sinceros. Se ha pedido un esfuerzo a quien más tiene, y eso nunca es fácil para un gobierno. Pero no se puede engañar a la gente diciendo que se puede invertir más bajando impuestos. Eso es falso. Ocurre como con las carreteras. Hemos mejorado muchas, pero hay que invertir más, y para eso hay que buscar una fórmula de suficiencia financiera.

Sin embargo, el ruido identitario y las banderas han tapado muchas veces la gestión.

-Es cierto que se ha insistido mucho, pero los datos están ahí. Crecemos más que la media del Estado, Navarra es la comunidad con menos paro, hemos mejorado la solvencia y hemos reducido la deuda poniendo orden en las cuentas públicas, que estaban como estaban. Son noticias que algunos medios han tratado de silenciar de forma deliberada.

¿Le fastidia?

-No especialmente. El electorado es inteligente y ve que a nuestras calles no ha llegado el Apocalipsis que le dijeron. Que el miedo que han tratado de infundirle no era real. El papel lo aguanta todo, pero los datos están ahí. El complemento de las pensiones mínimas es una realidad, la reducción de las listas de espera también, la atención a la dependencia, las ayudas al alquiler de los jóvenes... Es verdad que el ruido a veces despista, pero son medidas que están en el día a día de mucha gente.

¿No teme que el discurso de los símbolos y las banderas haya calado?

-No creo que ese mensaje haya llegado más allá de los núcleos duros y convencidos de los partidos de la oposición. La única bandera de este Gobierno ha sido la del orden económico y el bienestar social. Los datos se explican por sí solos.

¿Qué se juega Navarra el 26-M?

-Seguir por la senda de futuro o volver al pasado. Tan simple como eso.

No hay más que ver lo que proponen los partidos de la oposición, cuyo único punto del programa es revertir todos los avances logrados. O miramos al futuro, o volvemos a las políticas de adocenamiento institucional. No hay más alternativas.

¿Y qué expectativas tiene?

-Creo que Navarra es hoy una tierra con mucha más seguridad y confianza en el futuro de lo que lo era en 2015. Quedan retos, y hay riesgos, pero aquella Navarra institucionalmente paralizada que nos encontramos al llegar hoy mira al futuro con más ilusión y esperanza que en 2015. Y eso, claro, me hace ser muy optimisma.

“Navarra se juega seguir mirando al futuro o volver al adocenamiento del pasado. No hay otra alternativa”

“Los ciudadanos han dado una respuesta clara a la ultraderecha en las urnas, y es muy satisfactorio”

“Muchas de las acusaciones que la derecha le ha hecho a Sánchez en Madrid las ha dicho el PSN en Navarra”

“Es preocupante que 40 años después en España siga existiendo un franquismo larvado”

“Comparto la preocupación con los militantes del PSOE que dijeron ‘Con Rivera, no’, Sánchez no lo ha descartado”

“Sánchez no solo se comprometió conmigo a devolver Tráfico, lo hizo con toda la sociedad navarra”

“Las propuestas de Rivera no son solo un ataque al autogobierno, son un ataque al bienestar de los navarros”

“El cuatripartito ha trabajado con una enorme madurez política, y hay mimbres para seguir trabajando igual”

“Ha sido el PSN quien decidió ser irrelevante en el cambio. Si quiere sumar debe saber que no empezamos de cero”

“La única propuesta de UPN es que todo vuelva a ser como antes, y ese ánimo de revancha es preocupante”

“Navarra es hoy una tierra con mucha más seguridad y confianza en su futuro de lo que lo era en 2015”